Cerca
Ocurrió cerca de su casa, cerca del mediodía, hará cerca de un mes. Sentado cerca de un olmo de cerca de cien años, Juan se hallaba cerca de su fin leyendo a Javier Cercas con sus gafas de cerca. El resto lo hicieron, unas de otras demasiado cerca, las isobaras.
Curioso ejercicio. Aunque no sé si me pierdo al final o hay algo que no pillo.
ResponderEliminarQuizá ese algo sea el efecto en el ambiente de esa cercanía entre isobaras, desencadenante de la tragedia. No tiene más. Lo cierto es que no era el día más apropiado para leer en la calle.
EliminarMuchas gracias, Luisa.
Saludos.
Brillante!!!! ;)
ResponderEliminarMuchas gracias, Marca.
EliminarSaludos.
El relato, siempre esperado, de Enrique o el milagro de como usar 41 palabras brillantes, una vez Cercas, y 8 veces cerca sin que resulte reiterativo, al contrario, divertido e ingenioso.
ResponderEliminarSupongo que el protagonista, al leer algún párrafo sorprendente estuvo cerca de decir: «¡Que me parta un rayo!», pero su sentencia le llegó antes de plocamarla.
Gracias por este nuevo regalo. Otro gran micro y van... 20?
Un abrazo, amigo.
Saludos.
Pablo.
P.D. Eres un gran rescatador de historias 😉
Me halagan mucho tus palabras y tu interés, Pablo. Aunque mucho me temo que esa expectación se pueda convertir más de una vez en pasmo. Sí que es cierto que cuido lo que mando a cincuenta. Uno de los motivos es el intentar estar a la altura del blog, y el otro, el no querer defraudar vuestras atentas lecturas. Pero cuando no sale...
EliminarMuchas gracias por todo y me alegro de que este también te haya gustado.
Un abrazo, amigo.
Enrique.
Y cerca del podio estás... Tic-tac, tic-tac...
ResponderEliminarSí, pero para tomar la foto... Click!! Jajaja.
EliminarMuchas gracias, Patricia.
Un abrazo.
Cercano a lo genial.. Jeje. Muy bueno. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. Muy generosas tus palabras.
EliminarSaludos.
Muy imaginativo, Enrique, este "cercano" micro que acaba llevándose muy lejos al protagonista. Saludos,
ResponderEliminarTu comentario me sugiere otro título: Lo que el viento se llevó.
EliminarMuchas gracias, Juana.
Saludos.
Enrique, si me lo permites, creo que ha llegado el día apropiado para decirte que me siento cercano a tus textos breves, que esa proximidad me enriquece, que considero nuestra vecindad en Cincuenta Palabras una suerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno, bueno, Ángel. Que tú precisamente me digas eso... Agradezco muchísimo tus palabras (realmente me han dejado tocado), pero es que leyéndolas una y otra vez, porque no sabía ni qué responder, me quedo admirado de su calidad literaria. Si me lo permites tú ahora, cambiamos mi nombre por el tuyo y te las devuelvo sin dudar un instante.
EliminarUn fuerte abrazo y enhorabuena por esos éxitos que al parecer estás obteniendo en otros certámenes, y de los que no sabía.
Jeje, cerca si, cerca has estado de que tu palabra elegida abarque el 20% del total del relato, y eso creo yo, está muy muy cerca de ser admirable. Para mi que estas cerca de crear escuela.
ResponderEliminarNo esperaba que este divertimento fuese tan bien aceptado. Muy agradecido por tu comentario, Conductor, pero eso de crear escuela... haré como que no lo he oído, jajaja.
EliminarSaludos.
Me encanta tu juego de palabras Enrique. Soy muy fan de ese tipo de escritura. Genial!!
ResponderEliminarSandra.
Muchas gracias, Sandra. Es verdad que estos planteamientos son siempre interesantes y dan mucho juego. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarSaludos.
Enrique me gusta tu relato, tan descriptivo, cómo nos "acercas" al personaje, el juego de palabras y el sorprendente final. Enhorabuena por el micro y por alcanzar la redonda cifra de 20.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Jose. Sí que me ha quedado cercano el personaje.
EliminarSon 20 ya, y con ilusión de muchos más. Cada relato es una buena excusa para que nos acerquemos un poco y hablemos.
Un abrazo.
Me encantan estos experimentos. Felicidades, Enrique.
ResponderEliminarMuchas gracias, Luis. No descarto repetir con otro adverbio. Me lo he pasado bien.
EliminarUn abrazo.
Esa es la palabra que resume la magia de esta fantástica página: 'cerca', a pesar de la irremediable distancia que nos separa a todos los que aquí nos damos cita mensualmente. Suerte, Enrique. Un saludo afectuoso y cercano.
ResponderEliminarFantástica página, sin duda. Creo que todos estamos de acuerdo. Y curioso este fenómeno de estar infinitamente más cerca de vosotros que del vecino de al lado. O quién sabe; quizá nos estemos comentando relatos sin saberlo. Interesante argumento...
EliminarOtro saludo para ti, M. Jesús, cercano y afectuoso también.
Con tu permiso, Enrique, yo me voy a tomar tu relato como un homenaje a quienes empezamos a padecer presbicia (si es que hasta el nombre es feo de narices), ya que no sólo resulta engorroso (lo de la presbicia, ¡ojo!), sino también deprimente por todo lo que ello significa. Gracias y suerte.
ResponderEliminarUn saludo.
A mí eso de presbicia también me suen feo, como a un mal hábito adquirido con la edad. Estaba mucho mejor aquello de vista cansada, verdad? Siempre se podía pensar que era producto del vicio de haber laído demasiado. En mi caso la presbicia me ha hecho una persona mas distante, sobre todo cuando no llevo las gafas encima, jajjaja.
EliminarSaludos, Fina, y muchas gracias.
Parece fácil, pero no, ¡enhorabuena!, por tanta originalidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Seguro que si fuera fácil no nos gustaba tanto. Por suerte nunca lo es.
EliminarMuchas gracias, Rosy.
Saludos.
Ni de cerca pensé que se pudiera llegar tan lejos jugando con una palabra.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Enrique!
Un saludo
Más que la de llevarnos lejos, nuestros relatos está teniendo esa virtud de acercarnos.
EliminarMuchas gracias, Margarita. No te alejes mucho.
Saludos.
Esperemos que una vez pasada la tormenta, pudiera terminar su lectura, pobre hombre.
ResponderEliminarVisto de cerca o de lejos, tu relato es una gozada, Enrique.
Saludos cordiales
Me alegro de que lo hayas disfrutado. Como bien dice Pablo, podría haber resultado reiterativo (in en algún momento chirría un poco, de hecho), pero veo que no llega a molestar al oído.
EliminarMuchas gracias, Notincgas, y un afectuoso saludo.
Enrique, yo que te sigo todos los meses y veo lo cerca que estás de ganar en la final, espero que con este Cerca, esta vez seas el primero. Te lo mereces.
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Malu.
Qué buena fe me tienes, Malu, con el montón de relatos buenos que aparecen cada mes, entre ellos siempre el tuyo. De verdad, de verdad que me veo muy lejos de ganar alguna vez, aunque sí cada vez más cerca de muchos de vosotros.
ResponderEliminarMuchísimas gracias y un beso.
Ja, ja, ja, no es buena fe. Aquí hay muchos relatos buenos, pero no excluyas los tuyos, que también lo son. Y sí, cada vez todos más cerca en esta bonita familia ...
EliminarMe has dejado, amigo Enrique, literalmente cercado con tus cincuenta palabras (y como siempre digo, las del título aparte). Un experimento muy bien llevado que para nada cae en el error. Ese error sería no leerte cada vez que te dejas caer por esta página que desde hace un tiempo es de quienes nos asomamos a ella (lo siento, Álex, y que no te caiga mal, porque aunque tú puedas ser el padre de la criatura, los demás nos hemos converrtido en madres y padres putativos -nombre tan feo como presbicia-).
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y mi reconocimiento personal por tu buena manera de narrar incluso lo más nimio.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, José Antonio. Me alegro de que te haya gustado esta pequeña crónica de sucesos, de esas que si no buscas por las esquinitas del periódico ni las ves, Y aprovecho también para saludar a este chico, Álex, que bien podría ser el hijo de más de uno de nosotros y ya es como el padre putativo (la verdad es que se las trae la palabra) de todos.
EliminarUn abrazo, fuerte, y hasta la próxima.