Con dos fogones
El gran crítico culinario le puso punto final a su última entrada en el blog y marchó agotado. Nadie le había dicho que morirse era mucho más cansado que vivir.
A su llegada, escéptico, revisó todo lo que encontró y sólo lanzó una pregunta:
—¿A qué temperatura hierve el alma?
A su llegada, escéptico, revisó todo lo que encontró y sólo lanzó una pregunta:
—¿A qué temperatura hierve el alma?
Qué bueno, Malu. Alta cocina en el infierno, digna de una chef endemoniadamente buena.
ResponderEliminarBon apetit!
Patricia, qué gusto tener comensales tan exquisitos como tú.
EliminarMerci por tu comentario.
Un beso.
Malu.
Malu, me encantan tus relatos porque en cincuenta palabras atesoran miles de géneros, y como este, además de fantasía una pizca de humor.
ResponderEliminarTe contaré un secreto, cada mes, de todos los micros, apunto en una mugrienta libreta los que más me gustan para poder releerlos más fácilmente y paladearlos con calma. Éste ya está en mi libreta.
Enhorabuena y un fuerte beso.
Pablo.
Pablo, la verdad es que, al principio sólo me salían relatos relacionados con el amor y desamor. Poco a poco voy cambiando los temas, aunque siempre intento que hablen de sentimientos y algunas veces me salen tonterías muy tontas y otras menos tontas, bueno, este creo que es uno de esos casos.
EliminarYo estoy encantada de que te gusten mis relatos y sobre todo que te apuntes este micro en tu libreta.
Enhorabuena a ti por ser tan generoso y comentarnos a todos con tanto cariño.
Un beso fuerte.
Malu.
Vaya, Malu, me dejas boquiabierta. Ese hombre tenía una verdadera obsesión que se llevó más allá de este mundo. Ahora, la preguntita se las trae… ¡eh!, sólo explicable por la escrupulosidad del crítico culinario. Yo diría que es un relato sobre todo... trascendente.
ResponderEliminar¡Bravo! Enhorabuena, Malu. Besos.
Mª Jesús, igual he querido abarcar mucho sacando tres temas, el de la cocina, el de la deformación profesional y el de la pregunta final que es una mezcla de los dos anteriores y de la curiosidad del susodicho ... pero bueno, así quedó la mezcla de este relato y así lo envié sin pensármelo dos veces.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y tus felicitaciones.
Beso fuerte.
Malu.
No puedo evitar otro título posible para tu magnífico relato, Malu, y hasta es posible que se te pasara a tí misma por la cabeza...Pesadilla en la cocina. Ese gran Chicote mandando callar a Lucifer....jeje
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo
Rafael, si te digo la verdad, me vinieron a la mente muchísimos títulos ... Pero como quería enfatizar sobre la última frase, el título tenía que ser así de contundente y cogí este ya que quería que fuera: "Con dos ...". Y, seamos sincero, la palabra que encajaba era "fogones" ... jajajaa.
EliminarTe imaginas a Chicote diciéndole a diablo en persona: ¡Coge tus cuchillos y vete!
Muchas gracias por comentar. Un beso.
Malu.
Me has recordado a mi "cirujano plástico" que al igual que tu "crítico de pucheros" se lleva el trabajo allá donde va.
ResponderEliminarAguda esa pregunta final.
Me ha gustado, Malu.
Un abrazo.
Ahí está, Rosy. Esto va de deformación profesional, cuando leí tu cirujano ya lo pensé, que habíamos ido por los mismos derroteros.
EliminarMuchas gracias por comentar, me alegra que te guste el micro.
Besos.
Malu.
¡Con dos fogones! Precioso, Malu.
ResponderEliminarBesos
Luis, ahí le has dado, con dos fogones.
EliminarUn beso.
Malu.
Genio y figura hasta la sepultura y más allá. Que se entere el de los cuernos de que ni en el infierno se puede evaporar una vocación si ésta es verdadera. Imagino que una vez allí ya no habrá nada que perder, así que tu personaje ha hecho bien en hacer esa pregunta, con toda la valentía que de forma simpática se deduce del título.
ResponderEliminarUn abrazo
Tú lo has dicho, que ni en el infierno, ni muriéndose, ni aún a punto de morir este hombre deja de redactar su última crónica.
EliminarY cómo no, valiente por hacer esa pregunta, mi título no podía ser otro.
Como siempre, Ángel, tan acertado en tus comentarios y yo tan agradecida porque te pases por todos y cada uno de nuestros micros.
Beso fuerte.
Malu.
Madre mía! este pobre no descansa ni en el otro barrio!! jajaja ...muy bueno Malu!!
ResponderEliminarSaludos!!!
Sandra
Es lo que les pasa a las personas tan obsesionadas con su profesión, que no descansan ni muertos. Por eso decía yo, que nadie le había dicho que morirse era más cansado que vivir ...
EliminarMuchas gracias Sandra.
Un beso.
Malu.
Me parece tan original, tan irónico, tan surrealista, tan simpático, tan singular y asombroso que me he quedado muerta.
ResponderEliminarY un último aliento curioso: ¿qué le vas a poner al alma como acompañamiento?
Un saludo, Malu.
Pues habría que pensar qué le ponemos al alma como acompañamiento ...
EliminarTengo esperanza de que este prestigioso crítico culinario encuentre algún compañero que le haga ver que hay "vida" más allá de la profesión.
Margarita, muchas gracias por tu comentario.
Besos.
Malu.
Ja, ja. muy divertido, Malú.
ResponderEliminarLo que no sabe el pobre cocinero es que cada cual tiene su propio infierno, y en el suyo sólo podrá preparar bocadillos de choped.
Saludos cordiales
Ja, ja, ja, ¿te imaginas? Eso sí que sería un infierno y más si es choped del malo ... jajaja.
EliminarMe alegra que te haya parecido divertido, es que si hablo de la muerte tiene que ser dando un toque de humor, si no, la verdad es que no me atrevo.
Un beso, Notinc.
Malu.
Buena pregunta, Malu. Hasta ahora solo sabíamos su peso: 21 gramos.
ResponderEliminarEspero que disponga de algún ingrediente más, al menos para hacer un chivo al ajillo.
Fuego no le va a faltar.
Un planteamiento muy original y divertido, muy bien contado y resuelto con una genialidad.
Enhorabuena y un beso.
Pues la pregunta se las trae, ¿verdad? Esa frase la tenía escrita desde hace ya un tiempo esperando a sacarla en algún relato, quería encajarla más bien en un relato relacionado con el amor o desamor, pero de repente me pareció apropiado colarla aquí y bueno, le da su toque divertido como tú dices.
EliminarLo del chivo al ajillo, ummmmmm, ahí sí que me has matado, con el hambre que tengo ...
Muchas gracias por comentar.
Un beso, Enrique.
Malu.
Felicidades Malu por tu micro, me parece profundo y creo que invita a la meditación. Está contado con originalidad y simpatía. Un beso.
ResponderEliminarGracias Mª José, pues sí, invita a meditar, a pensar sobre lo que hacemos en vida y sobre lo que puede ser el infierno.
EliminarMuchas gracias por pasarte por aquí.
Un beso grande.
Malu.
Estas diciendo Malu, que el cocinero fue al infierno por sus malas críticas? O quizás que debido a su talento culinario le han ofrecido un puesto fijo de ultratumba en las cocinas infernales para el deleite del malo maloso del infierno? O quizás pudiera ser, que en vida no supo disfrutar del talento que tenía y esa amargura lo condujo a vagar y no descansar en el más allá?
ResponderEliminarHoy ha sido un día en el que los relatos me han hecho pensar demasiado...estáis poniendo un nivelín...por cierto, ma gustao
Pues la verdad, señor conductor, no sé muy bien por qué fue al infierno, pero de las tres opciones que propones, me inclino por la última. Creo que en vida no supo disfrutar y eso está (o debería estar) penalizado, que la vida está para disfrutarla sin más.
EliminarCoincido contigo en que el nivel de 50 palabras está por las nubes, más cerca del cielo que del infierno, ¿verdad?
Un beso y gracias por comentar y por tu ma gustao.
Malu.
!Que buena frase: morirse es mas costoso que vivir!
ResponderEliminarSi no fuera porque el relato es genial te diria que con esa frase basta.
SALUDOS EN MAYUSCULA
José María, muchas gracias. Pues parece que para este señor morirse fue más cansado que vivir, debió ser porque quiso dejarlo todo tan cerrado que llegó a su último aliento sin fuerzas.
EliminarUn beso fuerte.
Malu.
Genio y figura... hasta en la sepultura.
ResponderEliminarAsí es Salvador, ni muerto descansa, ni abandona la profesión.
EliminarGracias por comentar, un beso.
Malu.
Que nos espere muchos años allí el crítico culinario. Sería mayor el hombre, no? Jjj.
ResponderEliminarMuy bueno Malu!
Quiero pensar que ese señor sería mayor, sí y también deseo que nos espero allí muchísimos años y no tengamos que ser objeto de sus críticas.
EliminarMuchas gracias por comentar.
Un beso.
Malu.
Malu, ¿esto es lo que llaman "cocina fusión" (de fusión anímica, se entiende)?
ResponderEliminarSimpático relato.
Va mi "Me gusta" y mi saludos.
Ja, ja, ja, José Antonio, pues podríamos llamarlo así, hoy en día con todas las modernidades que rodean al mundo culinario, te puedes esperar cualquier cosa.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, tu me gusta y tus saludos.
Besos.
Malu.
Este sabía que todos los críticos van al infierno, por eso al entrar suelta la pregunta con desenfado. Falta saber si, al hervir el alma, el diablo sabrá cocinarla al gusto del crítico.
ResponderEliminarBuen micro Malú, suerte.
Saludos.
Ya decía yo que entró él muy suelto en el infierno lanzando preguntas arriesgadas desde el minuto uno.
EliminarMuy bueno, Beto, seguro que el señor crítico está esperando ese momento en el que cocine el diablo para ensañarse con él y ponerle como hoja de perejil.
Muchas gracias por comentar, te mando un beso.
Malu.