El espectador
El acomodador cada noche, al terminar la última sesión, pliega las butacas, barre el suelo, recoge las prendas y objetos abandonados por descuido, apaga la luz de su linterna y cierra las puertas.
Es entonces cuando la pantalla, emocionada, rompe a aplaudir y vitorear, una vez más, tan magistral escena.
Es entonces cuando la pantalla, emocionada, rompe a aplaudir y vitorear, una vez más, tan magistral escena.
María Belén, simplemente me encantó.
ResponderEliminarQue escena más mágica y hermosa.
Hecho para los amantes del cine (visto en sala).
Enhorabuena, muy bueno.
Saludos.
Pablo.
Gracias Pablo. El cine en pantalla cada dia cobra menos protagonismo. Hay que motivarlo. El solo hoy en día quiere ese minuto...hora..de Start..
EliminarUn abrazo.
¡Bravo, Mª Belén! Te ha salido una bonita partida de "el mundo al revés".
ResponderEliminarSaludos
Gracias Notincgas. A veces ver el mundo al revés, nos salva de una realidad nada agradable. Abrazos.
EliminarPrecioso micro para los que nos gusta el cine.
ResponderEliminarVa mi like it y mi saludo
Isidro, muchas gracias por tu comentario, tu like y el saludo, que te correspondo con otro más fuerte para ti.
EliminarMuy imaginativo, Mª Belén. Me ha encantado la idea de que se aplauda el trabajo del acomodador, aunque sea la pantalla quién lo haga; es un reconocimiento a los trabajos sencillos, pero tan necesarios, de muchas personas que nos rodean. Estaría muy bien aplaudir de vez en cuando a todos ellos. Un abrazo, amiga invisible de ENTC.
ResponderEliminarGracias Juana. En lo sencillo está la esencia de la vida.Un homenaje a quién con su labor en silencio nos hace la vida más fácil y agradable. Un beso amiga, espero que algún día visible, de ENTC.
EliminarBesos tenía que tirarle. Y nosotros a lo mejor también, por aguantarnos tantas tonterías
ResponderEliminarGracias Luisa. Besos y aplausos por aguantar a veces tanto desdén, de los que sin darnos cuenta, damos trabajo del que deberíamos. Otro beso para ti.
EliminarVa un Me Gusta a tu micro María Belén. Me ha gustado mucho ese homenaje a la labor de tantas personas que hacen su trabajo cuando nosotros terminamos de divertinos. Muy bueno, además tiene mucho de magia tu relato.
ResponderEliminarBesosss!
Sandra Sánchez.
Gracias Pulga. la magia siempre está presente en las palabras que escribimos, tu sabes verlas y te lo agradezco. Siempre se sabe que cuando uno se divierte hay otro en la sombra que recoge los restos de esa diversión. pero en nuestras manos está en hacerle su trabajo más llevadero. Respeto, quizás esa esa la palabra. Un beso enorme.
EliminarQué bonita palabra: acomodador, y que estupendo reconocimiento, con ese aura romántica y triste semejante a la de los tramoyistas.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Gracias Enrique. Tiendo a escribir con un toque de romanticismo en todo aquello que creo, le da una luz especial y esconde un poquito la realidad que a veces nos cuesta tanto asumir por su fealdad. Un abrazo.
EliminarSe da la circunstancia, María Belén, de que el fin de semana pasado coincidí con una buena persona, que ya puedo decir que es amigo, un proyeccionista de cine, que comenzó como acomodador. Tu relato me lo ha recordado, como también el cargo de conciencia que siento cuando se encienden las luces y compruebo las palomitas que alfombran el suelo por mi causa y que alguien tendrá que recoger en semipenumbra, antes de la siguiente sesión.
ResponderEliminarUn texto evocador de la magia del séptimo arte, además de, como se ha dicho muy bien, un homenaje a las personas sencillas y necesarias.
Un saludo
Gracias Ángel. Toda profesión es loable, todo trabajo es digno. Algunos más humildes..pero ricos en aportar su labor. Yo siempre procuro que las palomitas no se caigan (difícil en películas de terror, jajaja) y de que todo aquello que he entrado salga conmigo consumido. Pero a veces es tan difícil !!! Por ello ese aplauso a las sombras que nos hacen la vida más fácil. Un abrazo.
EliminarNo voy a plagiar las palabras de Enrique, que son las que me salen, así que añado "dulce y emotiva escena".
ResponderEliminarQué cómoda y a gusto me he sentido leyéndote, María Belén.
Un saludo.
Joooo... Margarita que bonito lo que me dices !!! Me alegro de hacerte sentir bien leyendo lo que con corazón he escrito.Un beso enorme.
EliminarMe ha parecido tan tierno y tan bien contado que este relato me ha llevado directamente a ese cine. Y no sé por qué me he imaginado a José Sacristán con la edad actual y ese gesto que hace él cuando interpreta y se gira para irse, siendo ese acomodador y apagando las luces de esa sala.
ResponderEliminarBienvenida Mª Belén, un beso.
Malu.
Gracias Malu. Grande José Sacristán !!! Una evocación que me halaga. Un beso.
ResponderEliminarTu micro me ha hecho rememorar aquella época en la que el acomodador con su linterna me acompañaba hasta mi butaca. Ahora ya no... y no creo que sea porque ya no llego nunca con la película empezada. Bonito homenaje.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Fina. Es cierto lo que dices. Antes se respiraba más magia en las tardes de cine, más ilusión de encontrarte entre las butacas para saborear la proyección, las palomitas, la linterna, la música estridente antes del comienzo... Hoy se vive de otro modo ! Hay tantas diversiones diferentes ! Un beso.
EliminarSe merece un aplauso el acomodador (bonita palabra, como bien dice Enrique) y tú, Belén, por transportarnos a un escenario mágico como es una sala de cine recién acabada una película, en el momento de recuperar la realidad que hemos puesto en "stand by" durante un par de horas..¡Viva el cine!...a pesar de Wert...
ResponderEliminarGracias Rafael. Son dos horas mágicas en las que te embulles en la historia que proyecta esa gran pantalla y te dejas llevar por ella. Lo que poco sabemos o no nos percatamos es de la labor que el acomodador hace cuando, dialogando sobre lo hemos visto, nos vamos, dejandole restos de palomitas, botellines o carteras perdidas... Y él tras cada sesión recoge.
EliminarMe siento como la pantalla, no dejaría de aplaudir tu micro. Saludos.
ResponderEliminarJoooo. Muchísimas gracias. Ese aplauso tuyo vale un montón. El cine tiene una magia especial. ya cuando entras en la sala se ilumina tu cara a la vez que la pantalla.
ResponderEliminarTe guardo la fila que quieras para ir un día juntas. Abrazos Nel.
Relato precioso, Mª Belén. Entrañable y sorprendente.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Gracias Rafa. Tus comentarios me alegran siempre. Hay que conocerse en persona. Un beso.
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