Elección
Suena el despertador innecesariamente. Llevo toda la noche sin pegar ojo, pensando de nuevo en lo mismo que, con mucha frecuencia, me desvela. Me levanto y, resignada, me aseo sin poder dejar de darle vueltas a la cabeza. Ahora llega el momento de afrontar la inevitable decisión: ¿qué me pongo?
Me gusta mucho la frase inicial Rafael. Luego siembras la incertidumbre hasta la inevitable pregunta final. Enhorabuena y suerte
ResponderEliminarGracias, Jero. Las inevitables dudas que impone la moda.
EliminarAbrazo.
Que bueno Rafa !!! Que terrible indecisión. Bordas los micros. Un besazo.
ResponderEliminarTerrible y, angustiosamente, recurrente.
EliminarGracias guapetona.
Si que lleva tiempo y gasto neuronal adentrarse en cajones y armarios, elegir y combinar. Siempre se agradece tener a alguien cerca con buen gusto que pueda asesorar con cariño y de forma versada, aunque no siempre sea posible, como también es preciso y conveniente desarrollar la autonomía personal.
ResponderEliminarNo hace falta ambientarse en lejanos lugares o urdir intrincadas historias. Lo cotidiano es un inmejorable caldo de cultivo para la creatividad cuando se sabe mirar y plasmar.
Un abrazo, Rafa
Nuestras pequeñas, pero numerosas, neuras -casi siempre inofensivas- dan para mucho, como bien sabes.
EliminarGracias amigo, por comentar.
Estimado Rafa, buen micro que podría también extrapolarse al sexo masculino pues, aunque los hombres lo admitan menos, también hay casos de indecisión por su parte. Más de los que parecen.
ResponderEliminarSaludos.
Pablo.
Dímelo a mí, Pablo.
EliminarGracias.
Parace que no es nada fácil elegir, sobre todo si se tiene mucho donde elegir. ¿Es esta la esclavitud de la moda o más bien es la indecisión femenina (o masculina) ante un armario abierto?
ResponderEliminarLo cierto y verdad es que creas, Rafael, desde el principio del microrrelato, una situación que, finalmente, no tiene nada que ver con lo que uno se espera, aunque la angustia que trasladas es en la práctica la misma.
He elegido un "Me gusta" y, de complemento, mi saludo más especial (el de los domingos y fiestas de guardar).
¡Enhorabuena!
¡Cuánto honor por ese saludo especial! He tratado de poner en contraste la angustia y preocupaciones que tomamos por cosas que, desde luego, no lo merecen.
EliminarAbrazo, José Antonio.
Has conseguido engañarnos desde el principio haciéndonos pensar que se trataba de una decisión muy importante. Si decidir qué se pone le quita el sueño...
ResponderEliminarMuy logrado, Rafa. Saludos.
La importancia va a depender de la agenda que tenga para hoy. Imagínate, Juana, que se va a ver con la antigua novia de su marido. ¡Jo! no puede presentarse con cualquier cosa. ¿o sí?
EliminarBesos.
La eterna duda diaria, que te lleva a veces a la desesperación, cuando ves que pasa el tiempo y no concretas nada cabal. ¡ Ay, si nos acostumbráramos a decidir por la noche, antes de acostarnos! Dejaríamos resuelto el terrible problema del insomnio y por la mañana el despertador actuaría con plena eficacia.
ResponderEliminarMe ha gustado la sorpresa final, y mientras, nos has tenido en vilo con esa agobiante incertidumbre tuya (o suya, de ella) Un saludo, Rafa.
Reconozco que yo también dedico unos minutos cada día a pensar qué me pongo, no se puede decidir al tun tun. Pero no me quita el sueño, lo hago mientras me ducho.
EliminarCelebro que te haya gustado, Mª Jesús.
Un beso.
Y tan dura que es la decisión. Yo pienso lo mismo que Mª Jesús, que hay que dejarlo preparado la noche anterior y así , al levantarse por la mañana no hay problema.
ResponderEliminarEl pobre protagonista, toda la noche sin pegar ojo, tendrá unas ojeras de aupa y por mucho que escoja su mejor modelo no va a poder lucirlo como es debido.
Un beso, Rafa.
Malu.
Lo que pasa que si lo decides por la noche has estado todo el día pensando en lo que escogerás y sin poder concentrarte en otras cosas; no sé, no sé.
EliminarGracias, Malu. Un beso.
Pues los vaqueros, hombre... que pegan con casi todo.
ResponderEliminarUn abrazo Rafa, y un me gusta.
El que vaya todos los días de vaqueros no impide que las noches se las pase considerando otras alternativas.
EliminarMe gusta tu abrazo. Otro grande para ti.
No me extraña nada ese insomnio porque no es tan fácil como parece. La experiencia me ha enseñado a dejarlo todo preparado el día anterior, pero... ¡ay del día que el conjunto que reposa en la silla no combina con el estado de ánimo con el que me levanto!
ResponderEliminarMuy original, Rafa.
Un saludo.
Y luego están los elementos externos, si llueve, si hace viento, qué se pondrá la compañera comehombres, ... Demasiadas variables como para pretender acertar siempre.
EliminarGracias Margarita, un saludo.
Aparentemente, el micro retrata una situación cotidiana e inocua, pero a mi me suscita varias cuestiones. ¿Realmente lo que no le deja dormir es no saber qué ropa ponerse, o es que ese día le espera algo importante y no sabe cómo afrontarlo? La reacción de la mujer, ¿es una hipérbole literaria o es ella que no está bien?
ResponderEliminarEn fin, confieso que hoy me he despertado más temprano de lo habitual y quizás sea yo el que no rija.
Saludos cordiales, Rafa.
Quizás he querido traslucir la excesiva importancia que a veces damos a la imagen y las preocupaciones que nos genera, habiendo cosas tan serias en las que pensar.
EliminarGracias, Carles. Un abrazo.
Crítica muy certera y afinada. Un micro aparentemente normal, pero con fondo.
ResponderEliminarBuen inicio, buen final,...
Cincuenta palabras puestas estupendamente.
Solo cabría añadir a tu comentario un pañuelo a juego. :-)
EliminarGracias, Luisa.
Suspense, intriga, para resolverlo con tres palabras finales que nos llevan a la sorpresa. Genial tu micro, Rafa. Un saludo.
ResponderEliminarGenial que te parezca genial.
EliminarSaludos, Alma.
Rafa, me da que eres un poco presumido y para disimularlo lo has puesto bajo piel femenina. jejeje!
ResponderEliminarMuy bueno como siempre y yo sigo orgulloso de mi padrino!!
Un fuerte abrazo.
No hay dar pistas sobre los desasosiegos que nos atribulan habitualmente.
EliminarAbrazos a mi ahijado.
Muchas veces me vi en esa situación de preguntarme una y mil veces ¿qué me pongo?, ¿qué me pongo? y así surgió lo que llamo "el ataque del quemeponguismo". Muy buen reflejo de la realidad, tan simple y tan aterradora como es tomar esa decisión para salir y enfrentarse al mundo con lo puesto. Felicitaciones, Rafa.
ResponderEliminarLa historia está sacada de la vida misma, no hay que rebuscar mucho. Gracias, Sandra, por tu comentario.
EliminarRafa, creo que este relato te lo inspiró una “miss” que se prepara para un concurso de belleza. Así me imagino a esas chicas, sin pegar un ojo, pensando en cómo lucirán. Original propuesta, me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
No creas, es mucho más común, incluso en los hombres, dedicar excesivo tiempo y preocupación en esa decisión diaria.
EliminarGracias, Beto.
Pues yo te mando una colleja. ¿Cómo puedes hacer que me pregunte que qué me pongo después de una noche sin dormir? ¡Pues el mundo por montera!
ResponderEliminarBesicos, Rafa. :)
Recibida y aceptada. Tú vas con ventaja, cualquier cosa que te pongas aciertas.
EliminarBesicos, Pati.