En el riachuelo aquel
La transparencia de aquel remanso acentuaba hasta lo indescriptible el claror azulino de sus ojos y el castaño de sus cabellos. Zapateros y caballitos del diablo, unidos a cientos de mosquitos, pululaban enloquecidos sobre el cuerpo de Raquel.
Desde la orilla, él aún paladeaba el sexo y la sangre recientes.
Desde la orilla, él aún paladeaba el sexo y la sangre recientes.
Pues vaya, José Antonio. Yo imaginando maravillas en ese remanso y... se me ha venido abajo la imaginación. Lo has conseguido.
ResponderEliminarUn saludo.
Me alegro haberlo conseguido a pesar, Margarita, de que el tema que toco es muy truculento y para nada de mi gusto. Pero así salió y así se quedó.
EliminarGracias por tu comentario y un saludo cordial.
En este caso no era el amor lo que completaba el trío. A mí también me has engañado, José Antonio. Lo que no me ha sorprendido es su enorme calidad. Creo que no tiene desperdicio de principio a fin. No sé con que frase me quedaría de las tres que lo compones, pero la de los insectos me parece magistral.
ResponderEliminarEnhorabuena y mucha suerte.
Un fuerte abrazo.
Muchísimas gracias, Enrique, por tus palabras, siempre amables. Y como le he comentado a Margarita, me alegro de haberte sorprendido también. Al menos, la que era mi intención inicial, esa la he conseguido.
EliminarUn abrazo para tí y gracias de nuevo.
Ag, ¡sinvergüenza! He caído en tus zarpas ya en el título y me he ido emocionando conforme leía. Y ¡toma!
ResponderEliminarEn cuanto o me vuelva a subir la tensión, te aplaudo como te mereces.
Pero sin abrazo.
Pues, Patricia, echaré en falta tu abrazo, si bien me conformo con el hecho de que te haya sorprendido y, supongo, gustado, a pesar del tema tan desagradable que toco.
Eliminar¡Cuídate la tensión!
Gracias. Muchas gracias.
Es increíble todo lo que has transmitido con tan solo cincuenta palabras, José Antonio. Pasas de sugerir lo que parece una situación idílica, a sorprender con un escenario atroz. La imagen de los insectos sobre el cuerpo, formidable. Un saludo y mi enhorabuena por el micro.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Matrioska. Me alegro también de que a ti te haya sorprendido como a los demás comentaristas y que en cincuenta palabras te haya llevado de un terreno, más o menos bucólico y placentero, a uno truculento y desagradable, donde el protagonista es un malnacido.
EliminarUn saludo muy cordial.
Estoy con Enrique en que es un micro extraordinario. Comienzas con una descripción apacible y delicada, continúas con una imagen ya sospechosa que arrastra sin piedad a una escena brutal y despiadada.
ResponderEliminarFuerte, José Antonio, y enorme también. ¡Qué bien contado! Te has superado con este micro en el que has arriesgado, creo yo, como nunca lo habías hecho. Me pongo en pie, como en el teatro, y te doy un aplauso largo y entusiasmado. ¡Sí señor!
Un abrazo, amigo.
Exageras sobremanera, María Jesús. Pero ello no quita que te agradezca tus palabras, siempre certeras. Y llevas razón con lo del riesgo, pero quería tocar algo diferente y salió este relato que desemboca, como bien dices, en una escena final brutal y despiadada (¡qué bien buscadas ambas palabras!).
EliminarAbrazos para ti, amiga. Y muchísimas gracias. Te leo... próximamente. ;)
Querido José Antonio. También me engañaste a mí y eso lo has hecho porque escribes muy bien y manejas las palabras como nadie.
ResponderEliminarAl final se me quedó el pellizco en el estómago; lo que pretendías, ¿verdad?
Enhorabuena por tu micro y las 2200 palabras, tan bien escogidas, que has vertido en esta página. Que vengan muchas más.
Enhorabuena.
Saludos.
Pablo
Efectivamente, Pablo, esa era mi pretensión: dar un puñetazo en el estómago del lector (¡pido humildemente perdón a todos!), pero como ya he comentado, buscaba una historia diferente, algo que rompiera un hilo narrativo, aparentemente plácido, para desembocar en un reflejo (riachuelo = espejo) en donde la violencia humana quedara reflejada. Y los diferentes insectos acompañando esa escena como invitados especiales.
EliminarGracias por tus enhorabuenas y espero seguir contribuyendo, modestamente, a que este rincón literario siga creciendo (¡cómo lo ha hecho en los últimos meses!) en participantes y en calidad.
Saludos y muchísimas gracias por tus palabras.
Otra que ha caído en la trampa. Me esperaba algo romántico al principio y me has hecho reir con el final.
ResponderEliminarEnhorabuena por todos tus relatos 'cincuenteros'.
Saludos.
¿Reír, maest? Me dejas descolocado... Pero bueno, si eso es lo que te ha provocado mi relato... Me gustaría, por favor, que me lo aclarases.
EliminarPor otro lado, me alegro de que cayeras en mi trampa y también te agradezco tu enhorabuena por mi aportación "cincuentista" en esta página.
Saludos para ti.
Entonces lo he entendido mal... Disculpa. Creía que era los mosquitos y otros bichos disfrutando de la sangre de las picaduras de la chica.
EliminarO tengo más imaginación de la cuenta o estoy algo espesa hoy...
Saludos.
La frase última, maest, nos descubre algo terribe que ha sucedido en ese riachuelo (sexo, sangre, alguien que paladea ambos), que de bucólico no tiene nada. Sucede que sobre el cuerpo, el cadáver de (¿una mujer, una joven, una niña?) Raquel, han aparecido por doquier esos insectos (y algunos más, pero cincuenta palabras son cincuenta palabras) en ese paraje plácido, agradable, que ha dejado de serlo por la salvaje acción de ese malnacido (este sin nombre) de la orilla.
EliminarEspero haberte aclarado mi historia, a la que puedes echarle toda la imginación que quieras. Por cierto, la imaginación, mejor en exceso que no escasa.
Saludos y gracias de nuevo.
Poco nuevo se puede decir tras ese giro final que descoloca a todos los lectores sin excepción, una buena trampa que ni siquiera la presencia previa de los insectos deja entrever. Unos relatos conmueven, otros producen jocosidad, pero nunca deben causar indiferencia, y el que hoy presentas esta a años-luz de eso último.
ResponderEliminarPor lo demás, enhorabuena por tu continuidad en Cincuenta Palabras. Alex, padre de la página y alma de la misma, dijo una vez que ésta se hace entre todos; si eso es así y dado que nada se construye sin constancia, mereces un homenaje destacado, además de por tus letras de impecable factura.
Un abrazo, José Antonio
Ángel, me alabas en exceso. Es verdad que este último relato mío no puede dejar indiferente a quien lo lea, por su desarrollo y por su desenlace. Al menos eso creo haberlo conseguido. Así que gracias por tus amabilísimas palabras.
EliminarRespecto a mi contribución a "Cincuenta palabras", pues todos vamos sumando poco a poco. Yo cuento con cierta ventaja porque empecé a los pocos meses de abrirse estar ventana literaria (invitada por una amiga, Gemma Torres).
Y como homenaje, solo pido que me leas (me leáis) y que pueda leerte (leeros). ¿Para qué pedir más?
Un abrazo para ti. Y muchísimas gracias.
Yo recordando la canción de Miguel Ríos... Sorprendente.
ResponderEliminarGracias, Salvador. ¡Y bien visto lo de la canción de Miguel Ríos! Efectivamente, el título procede de ella. Yo solamente cambié río por riachuelo.
EliminarSaludos.
Otra que se ha visto sorprendida por tan inesperado giro. Lo que sí hace tiempo que no me sorprende es que todo aquello que lleva tu firma sea magnífico. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Pero qué amable eres siempre, Fina!
EliminarMe alegro de que a ti también te haya cogido por sorpresa ese giro final de mi microrrelato. Ese objetivo, visto lo visto en otros comentarios, parece ser que lo he conseguido.
Muchas gracias y un abrazo para ti.
Antes que nada, José Antonio, quisiera darte las gracias por regalarnos tus relatos con tanta maestría y constancia.
ResponderEliminarEn cuanto al micro del riachuelo, yo también iba escuchando la canción de Miguel Ríos mientras lo leía y embotada por su bonita melodía, mi mente se negaba a asumir la interpretación más atroz y, como Maest, quise ver que la idílica escena inicial simplemente se veía estropeada por un fastidioso pero inofensivo mosquito.
En cualquier caso, has hecho que me sumergiera en tu historia, que es de lo que se trata.
Saludos cordiales.
Deja, deja... "Maestría y constancia", dices, Notincgas. Más bien lo segundo que lo primero y eso se debe a mi natural carácter, que soy persistente en muchas otras cosas. Y esta es una más.
EliminarY bien visto también por tu parte lo de la canción de Miguel Ríos, que solo me sirvió para buscar y dar título. Sobre tu primera impresión, compartida con maest, pues ya ves que no era así, que lo idílico no terminaba en picadura de mosquito, sino en terrible asesinato con violación de por medio.
Gracias por tus palabras y saludos para ti.
Qué final más tremendo, consigues rompre la magia con un garrotazo tan cruel, que me he quedado... en fin.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, aunque hables de algo tan feo.
Un me gusta, muy merecido.
El tema, Rosy Val, no es agradable ni para quien lo ha escrito ni para quien lo lee, pero es el microrrelato que se me ocurrió y que, por lo que veo, ha terminado sorprendiendo a tan buenos y admirados "cincuentistas". Eso ya es suficiente premio para mí.
EliminarGracias por tu enhorabuena y por tu "Me gusta".
Saludos.
A mí también me ha recordado el título a la canción de Miguel Ríos, aunque lo de riachuelo me ha parecido que escondía algo turbio a pesar de sus aguas transparentes. Una escena muy impactante tejida con imágenes muy visuales. Cruel pero espléndido tu micro, José Antonio.
ResponderEliminarLo de la transparencia de las aguas de ese riachuelo no es más que una imagen que me sirvió para realzar, aún más si cabe, ese atroz final desenlace.
EliminarGracias por tu comentario tan amable, Juana.
Saludos.
Señor Barrionuevo, me deja usted de piedra. Por la resolución de la historia, por lo bien contada que está y por esa elección tan acertada de todas y cada una de las palabras, que nos llevan, primero a pensar en una romántica historia y después nos dejan petrificados. De lo mejor que he leído en 50 palabras, de verdad.
ResponderEliminarConfieso que no es un género con el que me identifico, pero me ha gustado mucho.
Enhorabuena por este gran relato y felicidades por ese primer puesto en la lista de autores.
Un beso fuerte.
Malu.
A mí, Malu, tampoco me agrada esto de narrar historias truculentas, pero esta salió así y así se quedo (y menos mal, visto el éxito). Creo, no obstante, que exageras al decir que es de lo mejor que has leído en Cincuenta palabras... Ni de cerca. Aquí hay relatos magníficos que sobrepasan el mío y entre esos hay algunos tuyos.
EliminarY sí, es verdad, ¡soy el primero de la lista! Pero ello se debe a que el padre de esta criatura es bastante humilde benévolo y deja que algunos publiquemos dos microrrelatos mensuales para resrevarse él el espacio de uno solo. Con todo y con ello, me ha costado alcanzarlo, no creas.
Un besazo para ti y gracias por tus más que amables palabras.
Nos creas un escenario bucólico e idílico para luego descubrirnos los más abyecto y atroz que cabe en la imaginación. Brutal.
ResponderEliminarFelicidades, Jose Antonio, no es fácil llevar al lector donde quieres y tú lo haces con maestría.
Abrazo.
Muchas gracias, Rafa, por tu comentario. Sí, parece que he conseguido mi objetivo: llevaros primero por un escenario plácido, para terminar en una escena, como tú bien dices, brutal. Tal vez ese sea el mayor mérito de mi narración.
EliminarUn saludo muy cordial.
Extraordinario... No me esperaba la continuación, me dejó helada. Un "me gusta" de mi parte.
ResponderEliminarGracias, Carmen, por tus palabras y por tu "Me gusta".
EliminarSaludos.