Espontáneo
Escuchó, como en la noche anterior, y otras pasadas, la misma súplica pronunciada por una voz que no le parecía del todo ajena: "Serán muy pocos los momentos de alegría y muchos de dolor grande. No me obligues. ¿Mamá?". Se despertó, notándose aún caliente la sangre derramada entre sus muslos.
Inquietantes tus 50 palabras, Javier. Me ha encantado, porque no habla del derecho a la vida del no nato, ni el derecho al aborto, sino del derecho a decidir. Estaría muy bien poder decidir algo tan transcendente, como es el hecho de nacer (o no). Continúa, me gustó tu relato anterior y este también.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario!
Eliminarbuff, ahora que he leido el comentario de anónimo acabo de pillar el tema del relato, aunque a veces necesito un empujón acabo llegando, ahora ya me gusta.
ResponderEliminar