La promesa
No quería ni imaginarse que lo que le habían prometido los curas desde que era un crío podía ser mentira, y como tampoco sabía muy bien qué hacer, decidió esperar a que vinieran a buscarlo, con su traje de novio impoluto, aunque ya empezaba a agobiarle la estrechez del ataúd.
No es el mejor momento para plantearse dudas de fe.
ResponderEliminarCon tus buenas letras, como dichas sin querer, puedo imaginar la vida de este hombre que comparte traje en dos momentos tan importantes.
Un saludo, Cadillac.
Gracias por el comentario, Margarita. Es verdad que casi nunca pensamos en ese segundo momento para lucir el dichoso traje.
EliminarOtro saludo para ti.
Realmente muy ingenioso y bien escrito escrito tu micro. Con ese giro, me ha hecho sonreir cuando he llegado al final. Mal momento para tener una crisis de fe.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo
Realmente no es buen momento. Pero ya sabes, hasta que no sucede algo que nos incomoda, no reparamos en ello. Gracias por comentar. Pablo, y un saludo.
EliminarIngenioso relato, que no desvela la realidad hasta la palabra número 50.
ResponderEliminarUn beso Cadillac.
Malu.
Muchas gracias, Malu. Eso intentaba, que no se desvelase la sorpresa hasta el final para que resultase más efectivo.
EliminarUn saludo.