Las gafas
Compró en la óptica unas gafas con la graduación de su mujer porque quería ver la vida con su optimismo, pero al usarlas halló una realidad deforme y fea. Entonces comprendió que no es la lente la que hace hermosa la vida, sino la persona que se esconde tras ella.
Gran verdad encierra el micro.
ResponderEliminarMe resulto enternecedora la primera media frase, hasta la primera coma.
Muchísimas gracias, Luisa. Cuando admiramos a una persona nos gustaría parecernos a ella y tener una parte de esas virtudes que la hacen especial.
EliminarBueno, yo creo que lo importante es querer ver la vida con optimismo. Con gafas o sin ellas, pero con intención, seguro que lo consigue.
ResponderEliminarBienvenida María. Besos.
Malu.
Con intención, no hay obstáculo que nos impida conseguir lo que queremos. Muchas gracias por el comentario y la bienvenida, Malu.
EliminarQue no, que no son las gafas... Es ese saber de las mujeres echadas p'alante que no necesitan más de 50 palabras para decir aquí estoy yo.
ResponderEliminarBienvenida.
Muchísimas gracias, Patricia. Aún me queda mucho por aprender, pero aquí hay muy buenos maestros con los que mejorar, tú la primera. Enhorabuena por ese bien merecido premio de febrero.
EliminarBienvenida, María.
ResponderEliminarSolo a un hombre se le puede ocurrir que el optimismo se encuentra tras unas gafas, pensaría que la vida se ve según con el cristal con el que se mira (la frase exacta no la recuerdo, es más o menos así) y siguió al dicho al pie de la letra. Si es que somos un poco desastre.
Buen estreno.
Saludos.
Pablo
No sois tan desastres. Los hombres tenéis muchas cosas buenas, aunque creo que en optimismo las mujeres os sacamos un poquito de ventaja. El hombrecillo de mi historia solo quería parecerse a su mujer. Seguro que ella querría tener alguna virtud de él, como la capacidad para no hacer un desierto de un grano de arena, por ejemplo. Muchas gracias por la bienvenida.
Eliminar¡Besos!
Buena moraleja, María
ResponderEliminarSuerte
¡Mil gracias, María Jesús!
Eliminar¡Hola, María!
ResponderEliminarMe alegro de leerte también por aquí.
Tu relato encierra sabiduría, la de alguien que, al contrario de lo que sucede hoy en esta sociedad tan materialista, comprende que no son los objetos, ni las circunstancias, sino las personas y su modo de ver las que conforman la realidad, en este sentido, se equipara un poco, aunque desde otra perspectiva diferente, al colorido relato de este mes de Isidro Moreno, que te invito a leer si no lo has hecho ya.
Un abrazo
Todavía nos cuesta un poco ver lo que es realmente importante en la vida. Una lástima, porque por el camino nos perdemos muchas cosas buenas. Gracias por recomendarme a Isidro Moreno. Leí su relato y me pareció una maravilla. Me queda comentarlo, que voy un poco atrasada. Agradecida por tu comentario y encantada de leer tus cuentos aquí, a cada cual, mejor.
Eliminar¡Besos!
¡Bienvenida, María!
ResponderEliminarTú adornas la vida con bellas palabras que, por fortuna, no escondes.
Me encanta leerte.
Besos
¡Gracias, Margarita! Tengo que aprender mucho de todo el talento que hay por aquí. Creo que esto es la mejor escuela, aparte de un divertimento. Qué alegría me da encontrarme contigo por aquí. Ya sabes que admiro tus letras.
Eliminar¡Besos!
No sé si es nuestra retina o nuestra voluntad la que busca la belleza en la vida. En cualquier caso el intento por conseguirlo ya es de un gran optimismo. Un magnífico estreno. Bienvenida.
ResponderEliminarSiempre hay que intentarlo todo. Y nos equivocaremos en el camino, pero ya sabes lo que dicen, solo fracasa el que no hace el esfuerzo. Muchas gracias por la bienvenida, María Jesús.
Eliminar¡Besos!
María un saludo: Tu cuento es la cara oculta de los versos del español Ramón de Campoamor:
ResponderEliminarEn este mundo traidor
nada es verdad ni mentira,
todo es según el color
del cristal con que se mira.
Bienvenida!
Efectivamente, pero hasta que descubres eso tienes que probar otras opciones antes, incluso la de gastarte dinero en unas gafas con las que sabes que vas a ver borroso. Gracias por la bienvenida, Pedro.
Eliminar¡Saludos!
Excelente moraleja. Bienvenida, María.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Muchas gracias, Fina!
ResponderEliminarHola, María:
ResponderEliminarAdemás de lo que han señalado los compañeros, quiero destacar otro hecho. El protagonista de tu relato hace una cosa maravillosa: "pretende" ver la vida con optimismo y eso es lo verdaderamente importante. Estoy seguro de que sólo por poner esa intención en su mirada, use gafas o no, al final lo verá todo más claro.
Saludos cordiales y bienvenida.
Efectivamente. Sin intención de cambio no vamos a ninguna parte. Seguro que ahora es un poquito más optimista, por lo menos por haber intentado mejorar.
EliminarMuchas gracias por el comentario y por la bienvenida.
Yo también pienso que lo mejor que tiene el protagonista es la actitud de cambio. Él admira el optimismo de ella y lo quiere también para él. De momento, lo ha intentado con las gafas. Ahora, solo falta que sepa leer en sus ojos. Muy interesante, María. Bienvenida a esta casa de cincuentistas. Saludos.
ResponderEliminarEstás en lo cierto. No es fácil darse cuenta de que las cosas buenas siempre tienen nacer de uno mismo.
EliminarGracias por el recibimiento.
Es como Coelho.
ResponderEliminar¿En qué sentido?
EliminarEl optimismo nace de nuestro interior. Nuestra actitud ante el mundo es lo único que puede cambiarlo. Si regalas sonrisas y amabilidad recibirás también sonrisas. Ser feliz no depende del cristal con el que se mira el mundo. Me ha gustado mucho tu microrrelato, María. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Alma Rural. Coincido al cien por cien contigo. Al final, la vida te devuelve lo que das.
Eliminar¡Besos!
Buena filosofía es esa...
ResponderEliminarAhí te dejo mi "me gusta"
Saludos
Muchísimas gracias, Rosy Val. tenemos que ser optimistas siempre.
Eliminar¡Saludos!