Lotería
A tus 57 años nunca te habías sacado nada en ningún sorteo. Ahora mirabas el boleto ganador con profunda alegría, mientras pensabas en la vida de sacrificios que dejarías atrás y en las formas en que utilizarías el dinero ganado. Sin embargo, también llorabas, no podías olvidar que estabas solo.
Esta vida, a veces, es así de ingrata. Cuando la suerte te sonríe, los recuerdos de las ausencias te hacen llorar. La felicidad no suele ser completa, pero debemos disfrutar en cada momento lo que nos ofrece. Muy interesante para reflexionar. Saludos
ResponderEliminarAsí es, existen muchos contrastes y paradojas. Saludos Juana Igarreta
EliminarMuy bueno, y como diría un primo mío, "viridico como la vida mesma" Un saludo.
ResponderEliminarAsí es. Como la vida misma. Saludos Ángel.
EliminarIgual su suerte ha comenzado a cambiar y ya le toda disfrutar un poco de la vida. Me ha gustado tu microrrelato, Gabriel. Un saludo.
ResponderEliminarPues sí, tan real como la vida misma. Es muy difícil tenerlo todo, salud, dinero, amor, pero por nuestra parte deberíamos saber combinar de la mejor manera posible lo que tenemos para ser lo más felices posibles. Y si el protagonista no sabe qué hacer con el dinero, hay muchos necesitados deseando que se comparta ese premio.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Si se encuentra solo es porque no ha dado publicidad a su suerte. ¡Pues no le gusta la miel a las moscas ni nada! Bueno, ya sabemos que el gentío no da compañía, es un decir.
ResponderEliminarBuen relato, Gabriel.
Gabriel, hay dos tipos de soledad. La que te acompaña por la pérdida de seres queridos y la elegida que, aunque se eche falta a veces la compañía, también te da una gran libertad.
ResponderEliminarVeo que la de tu protagonista es adquirida y no deseada.
Hace reflexionar.
Saludos.
Pablo
Un buen momento para dar un giro a su vida. Siempre estamos a tiempo.
ResponderEliminarSaludos, Gabriel.