Mi hobby
Lo que me excita es cuando la luz de sus ojos deja de resplandecer, cuando sincronizo sus últimos espasmos con mi culminación. Apreciar su latido en mis manos, su humedad viscosa colándose por mis uñas, me hace poderoso.
Recojo la caña y los anzuelos, vuelvo a casa, a mi soledad.
Recojo la caña y los anzuelos, vuelvo a casa, a mi soledad.
Pero qué bueno es Piel!!!!
ResponderEliminarEl mío era de guerra pero seguro que me la vas a dar tú! jeje
Suerte!!
Sandra.
Podría pasar por los pensamientos de un joven Santiago, el personaje de Hemingway en 'El viejo y el mar', cuando su racha aún era buena.
ResponderEliminarMuy bien contado. He visto hasta las escamas del pez, en su transformación a pescado, mientras daba los últimos coletazos.
Saludos.
Pablo.
El hobby de este hombre es muy respetable, incluso algunos le llaman deporte, otra cosa es que sea un sustitutivo de otro tipo de actividad que es la que realmente le gustaría ejercer, de ahí la última palabra: "soledad". Y en rima con ese sustantivo, yo añado el adjetivo "calidad". Cómo se está poniendo Cincuenta Palabras con tanta buena aportación, no hay más que ver la muestra.
ResponderEliminarUn abrazo, Piel, y encantado siempre de coincidir contigo.
En principio he pensado que la presa es humana. Aunque no deja de ser un maniaco solitario. Muy bueno, Piel. Saludos
ResponderEliminarPues si os digo la verdad, tiene este relato más de erótico que de hobby de fin de semana...ma gustao!
ResponderEliminarSerá un erotismo sádico, que hay gustos para todo. Me encanta porque la crueldad física te lleva a otra crueldad aún mayor. Consecuencia una de otra y otra de una. Es estupendo, Raquel.
ResponderEliminarEstupendo, bordado.
ResponderEliminarGracias a algunos comentarios dejo de preocuparme al saber que no soy la única cuya imaginación, en un principio, había empezado a irse por otros derroteros. ¡Excelente!
ResponderEliminarSaludos.
Estupendo, Piel, como relato y como estudio sicológico. Es un rasgo muy común entre los humanos ese de querer dominar hasta la destrucción aquello que se desea.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Decía Mafalda algo así como que los pescadores no saben aburrirse sin jorobar a los peces.
ResponderEliminarEl tuyo tiene el perfil de un sicópata, después de matar se siente solo y vacío.
Muy bueno.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Es un placer volver por aquí con tan buena acogida.
ResponderEliminarEste es uno de los momentos en los que me alegro de no ser sirena.
ResponderEliminarUn saludo.
Buen relato, Piel de retales. La verdad es que admite una lectura metafórica, más allá de lo evidente, que resulta muy inquietante.
ResponderEliminarSaludos cordiales
50 palabras.. justas, precisas.. para bordar tu historia. Abrazos.
ResponderEliminarCreyendo haberme desviado hacia una interpretación algo perversa o al menos erótica (presumo que eso intentaste), me encuentro con que todo vuelve a la lógica de lo habitual y cotidiano. Efecto conseguido, Piel. Un saludo.
ResponderEliminarPues, más o menos como todos, primero me he ido por el lado lujurioso, pero después y con tan solo una frase, nos has desvelado la realidad de este personaje, cuyo hobby es la pesca y cuya gran pena (creo yo) es esa soledad.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Está claro que este pescador no es de lo que, tras la captura, devuelve la presa al agua. Ese sadismo que manifiesta es, supongo, el origen de su soledad. ¿Quién querría estar junto a semejante personaje?
ResponderEliminarMuy buen relato. Vaya por delante mi "Me gusta". Luego mi reconocimiento. Y, finalmente, mis saludos más cordiales.
¡Qué bien juega con nuestra imaginación! En este relato nos lleva por un camino donde creemos intuir el desenlace y entonces nos desarma con ese final inesperado. Muy bueno, Piel (¿Eva?), suerte.
ResponderEliminarSaludos.