No lo supe
Cubrí mi cuerpo con ropa de cadáveres, bebí agua estancada en charcos o huellas de animales, trabajé limpiando letrinas, nunca me abandonó el hambre. Morí muy joven. Pero estuve tan absorto, tan reconcentrado en sobrevivir, que solo de regreso al Nirvana entendí que en esta reencarnación había sido un "dálit".
Me gusta esta historia, y como la cuentas, acabo de enterarme que algo parecido ocurre en Japón con lo de las castas, incluso hoy en día. Y encima me has enseñado una nueva palabra. Sería interesante saber de que planeta vienes, Marciano, y saber que te ha llevado a escribir esto de esta forma. Podrías escribir alguna segunda parte, y ver en que se reencarna nuestro amigo, lo cuál indicaría que alguien se equivoca al poner ciertas medallas, no?
ResponderEliminarQué tristeza de situación la que viven estas personas...
ResponderEliminarFuerte tu micro.
Saludos