El plan B
El planteamiento de Dorian Grey le pareció genial: cargarle el mochuelo a un cuadro para evitarse la intervención de estética. Supuso que necesitaría al diablo para pactar. Buscó en bufetes, ayuntamientos, multinacionales... pero se apañaban estupendamente sin semejante contacto. Tuvo que conformarse con entrar en quirófano y encomendarse a Dios.
Antonio, Antonio, nos estás metiendo unas ideas en la cabeza...así que la opción más económica, en este mundo claro, es hacer un pacto secreto con el maligno...pues tiene su punto de brillantez. JEJEJE, a mi lo que más me gusta es que se va a buscar referencias de pactos satánicos en los sitios donde abunda el poder, ayuntamientos, bufetes, multinacionales...Está muy bien Antonio, a mi me gusta
ResponderEliminarA mí también me gusta Antonio. Irónico y mordaz con esa búsqueda del maligno en ciertos sitios donde ni él hace falta.
ResponderEliminarDivertido e imaginativo.
Saludos.
Pablo.
Le faltó por buscar en un partido político (a saber... el que sea). Allí hubiera resuelto su problema. Eso sí, habría obtenido, a cambio, otros. Pero el que algo quiere, algo le cuesta.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" por ese tono cáustico que desprenden esas cincuenta bien escritas palabras.
Saludos.
El diablo que estaba siempre en todas partes ya no lo está. Subordinados suyos hacen sus funciones y las hacen tan bien que ya no necesitan de sus consejos ni supervisiones. Ahora, el pobre, se encuentra vagando, sabe Dios dónde. Así que, como Dorian, los malos que queremos que no se nos note nuestra podredumbre espiritual y anímica ya no encontramos ni una mísera foto de Fotomatón, con la que intercambiar la degradación física. No nos queda más remedio que la cirugía plástica y esa... no la cubre la Seguridad Social... así que o seguimos cometiendo atrocidades para conseguir el dinero... o nos quedamos feos para siempre.
ResponderEliminarMe gusta ese juego de pactos satánicos y encomiendas celestiales que cuentas con tanta ironía.
ResponderEliminarY yo, de momento, "virgencita, virgencita que me quede como estoy".
Un saludo, Antonio.
A "bufetes, ayuntamientos, multinacionales...", no sólo no les acompaña la buena fama, sino que parecen tener el diablo dentro. Las personas de a pie prefieren, como tu personaje, encomendarse a Dios, que sea lo que Él quiera.
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio
Mucha maldad sin ayuda del diablo, hoy y siempre. No sería mala idea tener a mano un espejo o un cuadro que nos fuera mostrando, aunque pasáramos por el quirófano, las feas arrugas o las bellas canas que se van añadiendo con los años.
ResponderEliminarMe gusta tu relato Antonio. Saludos.
Perdonad que no haya respondido antes, pero últimamente ando escaso de tiempo.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Un abrazo.