Por fin solos: ella, él y gato
Los maullidos se confunden con su llanto. Para los ruidos a deshoras, los cristales rotos, las marcas en la piel y los ojos llorosos, el gato también sirve de excusa. De puertas afuera, sin embargo, luce un sol radiante.
—Buenos días, parejita, se os ve tan felices —saludan los vecinos.
—Buenos días, parejita, se os ve tan felices —saludan los vecinos.
Gran relato de una realidad demasiadas veces camuflada. Enhorabuena Juancho.
ResponderEliminarVa mi gusta.
Muchas gracias Pablo por tu comentario. Me alegra que te haya gustado. Ha querido la casualidad que la publicación del micro coincida con el día de la mujer. Es esta desde luego una lacra con la que no es fácil terminar. Espero que entre todos consigamos algún día erradicarla. Un saludo
EliminarEn esas situaciones el gato también les viene bien a los que no quieren ver.
ResponderEliminarMuy sutil, Juancho.
Cualquier escusa es buena para mirar a otro lado, Patricia. Hemos hecho una sociedad cobarde, demasiado acostumbrada a bajar la cabeza y a hacer como que no pasa nada. Muchas gracias por tu comentario. Besos.
EliminarSoberbio microrrelato. Y ese gato cómplice, que todos usan menos ella, permanece ajeno a todo...
ResponderEliminarAhí llevas mi "Me gusta".
Saludos.
Agradecido José Antonio. El gato puede que sea más una escusa que otra cosa.
EliminarSaludos.
Un tema tan serio como habitual, tratado con gran maestría.
ResponderEliminarEnhorabuena, Juancho.
Saludos.
Demasiado serio Enrique, como ya he comentado a Pablo, ojalá que entre todos seamos capaces de erradicar esta lacra. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarSaludos.
Con que sutileza nos llevas a un tema tan duro y actual. El callar, ocultar un horror de intimidad. Ese gato cuanta culpa tiene..Ironía pura.
ResponderEliminarBuen micro. un saludo Juancho.
Un tema duro y muy desagradable. Reconozco que es un problema que me preocupa y sobre el que acabo escribiendo a menudo, a pesar de que muchas veces me planteo si es beneficioso para luchar contra él o no. Espero que al menos sirva de denuncia y remueva alguna conciencia. Ojalá algún día forme parte del pasado. Muchas gracias Belén.
EliminarBesos!!
Que bien contado ese silencio impuesto, oculto tras una realidad tan dramática, más un gato como testigo y coartada que fácilmente pudiera ser un hijo. Precioso texto.
ResponderEliminarUn saludo Juancho.
Muchas gracias Jose, me alegra que te haya gustado el micro. El silencio cómplice es un gran aliado del maltratador.
EliminarUn saludo.
De puertas para adentro sólo quienes conviven saben lo que ocurre. El gato como excusa para justificar el infierno interior. Lo que no se dice pero se intuye, lo que se cuenta sin contarlo, y para el resto del mundo un velo creíble de engaño.
ResponderEliminarEncantado de leerte en todo lugar y ocasión, Juancho.
Un abrazo
Mi casa es mi castillo, y hay quien lleva esta frase a su última expresión, creando en ella una atmósfera déspota y convirtiéndose en un tirano que lo controla todo por la fuerza. El placer es mutuo Ángel. Enhorabuena desde aquí por ese finalista de Wonderland de ayer. Un fuerte abrazo que tal vez no tardemos en darnos de verdad.
EliminarMuy bien contado, Juancho. A ver si entre todos nos cargamos al gato.
ResponderEliminarUn saludo.
La unión hace la fuerza, desde luego. Muchas gracias Margarita (nos seguimos en twitter). Besos.
EliminarEl gato no puede valer para todo y siempre, que se olvide. El día que ella se harte....
ResponderEliminarEs un micro doloroso, y bueno.
Sí, señor
Hay que hartarse el primer día, al primer síntoma, creo que esa puede ser una de las medicinas contra esta enfermedad social. Gracias por tu comentario Luisa. Besos.
ResponderEliminarMe gusta muchísimo cómo cuentas esta cruda realidad que se da en más de un "hogar". Habéis dicho prácticamente todo y poco más puedo añadir, pero sí quiero sumarme al deseo común para que nunca sucedan estas barbaridades.
ResponderEliminarMe confieso una fan tuya, Juancho, el primer relato que leí en 50 palabras fue uno tuyo, precisamente el que ganó el mejor relato de 2013, digamos que fue el anzuelo que me enganchó a 50 palabras. Encantada de leerte.
Besos.
Malu.
Cuando Alex introdujo este micro con un "vuelve Juancho Plaza", dije, porque es verdad, que en realidad nunca me había ido. Nunca he dejado de entrar a leer a Cincuenta Palabras y, aunque no he hecho comentarios, he dado muchos me gusta y he votado en alguna que otra final. también yo conozco tus micros, y si fue uno de mis micros el que te engancho a participar a este concurso, me siento, desde luego, muy orgulloso de que ahora todos podamos disfrutar de tu forma de escribir. Muchas gracias Malu, tu comentario me ha dejado de piedra, por lo inesperado, pero feliz. Espero que tengamos la oportunidad de leernos durante bastante tiempo. Gracias de nuevo. Besoss!!!
EliminarJuancho, claro que sí, espero que tengamos más oportunidades de leernos y comentarnos por aquí y también por otros sitios en los que también escribes.
EliminarMe pareció importante contarte que tu relato fue el anzuelo que me enganchó a 50 palabras. También lo comenté cuando nos encontramos en Madrid con otros compañeros, así que tú tenías que saberlo.
Besos.
Malu.
Juancho, claro que sí, espero que tengamos más oportunidades de leernos y comentarnos por aquí y también por otros sitios en los que también escribes.
EliminarMe pareció importante contarte que tu relato fue el anzuelo que me enganchó a 50 palabras. También lo comenté cuando nos encontramos en Madrid con otros compañeros, así que tú tenías que saberlo.
Besos.
Malu.
Muchas veces las apariencias nos engañan. Nada es lo que parece y más en casos como el de tu microrrelato, Juancho, Muy buen texto. Un saludo.
ResponderEliminarMuchísmas gracias Alma por tu comentario. Nos leemos.
EliminarUn saludo.
Tu relato araña como las garras de ese gato que enmascara una cruda realidad. Un tema recurrente, por desgracia. Muy buenas 50 palabas, Juancho. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Juana por tu comentario. Ojalá un día los relatos sobre este tema sean pura ficción. Un saludo.
EliminarCoincido con todos que es un gran relato, poco puedo añadir, solo que soy padre de 2 hijas y espero haberlas educado para que no consientan nada de esto.
ResponderEliminarUn saludo y suerte
Como te comprendo Vememos, estoy en tu misma situación, también tengo dos hijas y espero que no toleren este tipo de situaciones, ni contra ellas ni contra nadie que las sufra. Muy agradecido por tu comentario.
EliminarUn saludo.
Mi admirado Juancho:
ResponderEliminarVoy tarde y no tengo mucho más que añadir a lo que ya han dicho -y muy bien- los compañeros, pero sí que quisiera que sepas que me ha gustado mucho la mirada desde le que has tratado el tema.
Saludos cordiales