Silencio
Siempre distinguí los más extraños olores. Todos envidiaban mi habilidad. Esa noche detecté un aroma especial, etéreo y frío: olor a muerte. Traté de decirlo muchas veces pero fue en vano, nadie me oía. Aquellas personas sólo se limitaron a recoger mi cadáver. Ninguna entendía el lenguaje de los perros.
En muy poco espacio, un par de buenas vueltas. Creo que he caído en todas las trampas.
ResponderEliminarMuy bueno
¡Vaya! Impactante el aroma que destilan tus palabras.
ResponderEliminarUn saludo, Paulo. Y encantada de leerte.
Me has tocado la vena sensible. Un micro con un tema que me apasiona, los perros. Cuántos nos dan y cuántas veces qué poco les devolvemos.
ResponderEliminarPrecioso a la par que triste.
Bienvenido Paulo.
ResponderEliminarTu micro está lleno de vueltas de tuercas, como te han dicho antes, que me parece una proeza haberlas metido en cincuenta palabras.
Me gustó ese Silencio.
Saludos.
Pablo
Siempre me contaron que los perros, si tienen libertad de movimiento, prefieren irse a morir lejos de su casa. A mi ya me pasó con más de uno, lo que pasa es que salí a buscarlos y me los traje para casa, no me gustaba que muriesen solos. Algo saben, es cierto, pero tampoco es difícil interpretar sus indicaciones...Imagino que si el autor ha pensado en esto, debe hablar por experiencia y también puede haberse fijado en esas miguitas que nos van dejando.
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