Tierra maldita
Cuando la nueva dueña de casa fue a barrer notó que, cuanto más barría, más ensuciaba. Perpleja, barría cada vez con más ahínco hasta que quedó, literalmente, enterrada. El piso, satisfecho, volvió a relucir. Pero ella jamás volvió a respirar.
La casa, en venta nuevamente. ¡Y a un precio único!
La casa, en venta nuevamente. ¡Y a un precio único!
Sandra, me ha gustado tu casa embrujada, aunque aunque no voy a comprarla de momento. Esa tierra maldita me da mala espina.
ResponderEliminarVa mi me gusta.
Saludos.
Pablo.
Gracias por tu comentario, Pablo. Yo tampoco la compraría y espero que nadie más lo haga.
EliminarMe gustan mucho tus cuentos huérfanos, y su rescatador fue una idea hermosa.
Un beso.
Parece que el espíritu de la anterior dueña que habitó la casa sigue encerrado en ella y tiene toda la intención de evitar que alguien ocupe su puesto.Igual era una de esas brujas y todavía sigue manejando su escoba. Muy imaginativo, Sandra. Saludos cordiales.
ResponderEliminarEs así, Juana, aunque dicen que las brujas no existen pero...
Eliminar¡Gracias por comentar!
¡Saludos!
¡Cuidado con estas casas malditas! Yo siempre que veo una propiedad en venta me preguntó ¿por qué? Y sobre todo si tiene un precio único, ya sí que desconfío y después de este relato, más todavía.
ResponderEliminarBesos Sandra.
Malu.
Haces bien en desconfiar, Malu. Ya no quiero escribir más frases hechas, pero cuando la limosna es grande...
EliminarUn beso y ¡gracias por tu comentario!
¡Qué buena historia! Me pregunto qué hubiera ocurrido si en lugar de barrer, le hubiera dado por fregar.
ResponderEliminarSaludos
¡Me alegra que te haya gustado! No sé que hubiera pasado, tal vez hubiese muerto ahogada, o quizás las paredes de la casa la hubieran absorbido.
Eliminar¡Saludos, Notincgas, y gracias por comentar!
Muy purista el estilo y el ritmo de tu relato. Me gusta mucho.
ResponderEliminarSaludos.
¡Qué bueno que te haya gustado! Muchas gracias por tus palabras, Isidro. ¡Muy motivadoras!
EliminarSaludos.