Antisocial
Odiaba las despedidas. Los violentos pésames, los abrazos atropellados, las frases tópicas dichas así, sin ton ni son. Y todas esas personas hablando bien del muerto, aunque éste hubiera sido un auténtico hijo de puta. Por eso cuando cerraron el ataúd y sellaron la losa, por fin, descansé en paz.
Pues sí que era antisocial el señor. Al fin ya no tiene que aguantar a más gente. Nunca mejor dicho lo de que descansa en paz. Fino humor negro, Raquel. Buen micro.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
Me gusta mucho el juego de palabras, Raquel, cómo lo cuentas. Y me has abierto los ojos: ahora ya sé que mi problema es que soy un poquito antisocial.
ResponderEliminarUn saludo.
Cualquiera habla mal del muerto, tampoco creo que lo hubiera aceptado con agrado y la paz también es algo aburrida, seguro que pronto buscará un poco de guerra.
ResponderEliminarBuen relato, Raquel. Saludos.
Ese pacto no escrito, pero implícito, que hace que todos hablemos bien de quien acaba de pasar otra vida parece lo correcto, o lo parecía hasta tu relato, que tiene la virtud de poner en jaque algunas convenciones sociales que, perfectamente, pueden cuestionarse.
ResponderEliminarUn abrazo, Raquel
Creo que es durante la adolescencia cuando más nos cuestionamos todas estas convenciones sociales. Luego, en mayor o menor medida, casi todos vamos asumiendo esas normas tácitas que dice Ángel. Menos algunos, claro está, como tu protagonista, que al parecer no va a cambiar.
ResponderEliminarMuy bien contado, Raquel, y perfectamente guardada la sorpresa utilizando ese rasgo común entre la 1ª y la 3ª persona.
Enhorabuena y saludos.
Enrique.
Dejémoslo así, Raquel, en su descansada paz, que tu personaje, según creo, no quiere que se le moleste con convenciones sociales, muchas de ellas cargadas de cierta hipocresía. Pero, por otro lado, tampoco viene mal que a uno se le eche de menos...
ResponderEliminarEstupendo micro y muy bien hilvanado y relatado. Con él, yo, voy a recordar a tu antisocial. Y ya lo siento si a él no le gusta.
Va mi "Me gusta" y también mi enhorabuena.
Saludos..
Gracias a todos por vuestros comentarios. Me alegro que os guste.
ResponderEliminarTu personaje por fin puede ser congruente consigo mismo y dejar de soportar hipocresias sociales. Claro que un mundo en el cual no fuese posible esa hipocresia y la mentira, igual sería realmente algo verdaderamente insoportable. Como en la pelicula aquella que el protagonista no podia evitar decir lo que pensaba.
ResponderEliminarUn abrazo, Raquel.
Uyyy no me imagino si le llegan a contratar a unas plañideras...
ResponderEliminarUn muerto mu soso... ;-)
Buen micro.
Saludos.
Raquel, he descubierto que el muerto era el antisocial en las últimas palabras, debe ser que a estas horas ya estoy muy espesa ... Pero vamos, que pienso como él, me uno al club de los anti-sociales, más bien diría yo de los anti-hipócritas ...
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Raquel, di que sí, la hipocresía no se tiene que tolerar ni muerto. No sé si existe el término, pero brillante "ironía fúnebre". Un abrazo.
ResponderEliminarHola Raquel.
ResponderEliminarUna verdad como un templo
Muy buen micro. Me gusta.
Enhorabuena.
Un beso.
Gabriel.
Muy bueno, Raquel. Ese muerto tuyo será antisocial pero, tiene más razón que un santo. DEP. Un saludo.
ResponderEliminarUn final sorprendente y coherentemente arropado por una narración bien contada y estructurada. Y encima, aderezado con una crítica a los convencionalismos provista de una estimulante mala leche.
ResponderEliminarEnhorabuena, Raquel.
Muy malo debía ser el difunto si a la protagonista no le valía con que estuviera muerto y no descansó hasta que sellaron la losa.
ResponderEliminarBuen relato, Raquel.
Saludos
El que descansa en paz (por fin) es el muerto Notincgas... es que era un tipo muy antisocial ;)
EliminarMuchas gracias por tu comentario,