Cleptomanía
Descubierto por las cámaras de unos grandes almacenes, la policía registró la casa de aquel intelectual entradito en años. Encontraron un aspirador de nubes, un pelador de sueños, cuatro herraduras de unicornio y otros tantos chismes inútiles. No hallaron, sin embargo, ni rastro del corazón robado a la joven dependienta.
Seguro que ella sabe quien se la ha llevado, seguro que la dependienta es cómplice.
ResponderEliminarMe gustan los "chismes", el aspirador de nubes tiene su punto, el pelador de sueños duele.
Menudas cosas que nos da por robar, un joven corazón para un viejo soñador. Seguro que lo tiene a buen recaudo. Gracias Luisa, por tu lectura y tu comentario. Besos!!
EliminarOye, Juancho, ¿y el mío tampoco lo encontraron? Porque tu intelectual me ha conquistado por completo con todos esos enseres domésticos y tú, con tus cincuenta palabras.
ResponderEliminarUn saludo.
Seguro Margarita que el tuyo está muy bien acompañado. Pero parece evidente que este madurito tiene su encanto, y va robando por ahí, sin pretenderlo, más de un corazón. No es mi caso, desde luego, pero me alegro muchísimo de esta pequeña historia de amor te haya cautivado. Muchas gracias. Besos!!
EliminarEste ladrón tiene gusto a la hora de elegir las piezas deseadas para su colección. Lo mismo que tu al escribir tan buen micro. Quizás la dependienta se fugó con él para unir ambos corazones. Un abrazo. Suerte artista.
ResponderEliminarMe gusta el desenlace que has previsto para esta parejita, aunque sospecho que en principio ninguno de los dos buscaban esto, solo han sido víctimas de sus impulsos. Gracias por tu lectura y comentarios, María Belén. Besos!!!
Eliminar¡¡¡Ohhh!!! Todo un robacorazones. Pobre dependienta Jejeje
ResponderEliminarGracias Raquel, supongo que cuándo alguien roba un corazón es para algo, esperemos un final feliz. Besos!!
EliminarQué bonito, Juancho. Esto sólo puede acabar a lo Bonnie and Clyde, huyendo de la policía de las buenas costumbres...
ResponderEliminarBonnie & Clyde, que recuerdos... Muchas gracias Patricia por tu comentario y por tu invitación a la nostalgia.
EliminarBesos!!!
Juancho, que bien lo has contado. Con esas joyas es normal que sufriera de cleptomanía. Seguro que el corazón de la dependienta era lo más preciado.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Saludos.
Pablo
A mi me da en que solamente entró a robar el corazón de la chica. Lo demás sería suyo por que sino hubiese "pitado" a la salida, ¿no?. Buen micro, Juancho. Un abrazo
ResponderEliminarJo, qué bonito Juancho, como hemos dicho muchas veces por aquí, en el amor y en la guerra, todo vale ... Y si tu protagonista robó fue por una buena causa. Muy interesante este cleptómano, intelectual-madurito.
ResponderEliminarUn beso y enhorabuena.
Malu.
Yo lo vi primero, Malu. ;)
EliminarAinsssssssssss, vale, por esta vez, para ti, jijijiiiiiiiiiii
EliminarBeso Margarita.
No sé si la policía habrá buscado bien, pero la dependienta merece saber quién tiene su corazón, quizás un coleccionista de chismes mágicos la pueda ayudar a encontrar algo tan preciado.
ResponderEliminarGran relato Juancho. Saludos.
Muy bueno, Juancho, me encantan esas fantasías mezcladas con literalidad.
ResponderEliminarLa policía registró la casa, pero se olvidó de inspeccionar su imaginación. Dicen que los intelectuales maduritos que roban herraduras de unicornio suelen guardar ahí sus objetos más preciados. Seguro que el corazón de la dependienta está entre ellos.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, Juancho. ¡Saludos!
Ah, menudo bribón, a su edad, aprovecharse de una jovencita...
ResponderEliminarTe ha quedado un micro la mar de chulo, Juancho.
Saludos
A veces lo que parece inútil, tanto que ni siquiera es tangible, resulta lo más importante. Para encontrar ese corazón harían falta métodos distintos a los policiales, ni todos los adelantos del CSI serían efectivos; tu micro sí que lo es.
ResponderEliminarUn abrazo, Juancho
Muy bueno, Juancho. Cada vez parece que den para más estas cincuenta palabras.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Enrique.
Así que un aspirador de nubes, un pelador de sueños y herraduras de unicornios...encontrado por la policía...para mí que este relato debe esconder algo más que el corazón robado de la dependienta...
ResponderEliminarEn donde decía que quedaba el centro comercial este...? lo digo porque esos corazones de esas dependientas deben también ser especiales...y quizás puedan robarse algunos más...;-P.
Muy bonito Juancho. Mi me gusta y mi abrazo.
ResponderEliminarSolo los delincuentes poetas conocen las cosas que, realmente, tienen algun valor para merecer ser robadas. Juancho, ¡Excelente micro!
ResponderEliminarSaludos.
Juancho, una persona que es capaz de robar esos artilugios mágicos y creer en ellos tiene que tener un encanto especial, imán del amor. Originalísimo. Abrazos.
ResponderEliminarUn micro muy original, acariciador y delicado. Felicidades, Juancho y un saludo.
ResponderEliminarYa podía haber más ladrones de esos alrededor, que de los otros sobran.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Suerte ♣
Me encantaaaa. Precioso, Juancho. Mucha suerte!
ResponderEliminarBeatriz
PERO QUÉ ROMANTICÓN, LAGARTOOOOOOOOOO!!! ;)
ResponderEliminarjejejej
MUY BUENO!!
Si yo fuera esa dependienta, me sentiría halagada.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Magnífico microrrelato, Juancho! Tu intelectual sabe muy bien cómo robar, aunque seguramente él emplee más el verbo "hurtar" que no contiene en su definición ningún rasgo de violencia, como sí tiene aquel otro término.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" porque yo, aunque heterosexual, también he caído bajo el embeleso de tu "robacorazones".
Un abrazo y mi enhorabuena.