¡Cómo extraño los 80!
Capa. Traje. Botas. Cabina.
Clark Kent tomó sus complementos de Superman y los introdujo en el bolso que le había prestado Mary Poppins. Desde la llegada de la telefonía móvil, tenía que cargar con todo, cabina incluida. Ya no existían lugares en los que cambiarse cuando tocaba salvar el mundo.
Clark Kent tomó sus complementos de Superman y los introdujo en el bolso que le había prestado Mary Poppins. Desde la llegada de la telefonía móvil, tenía que cargar con todo, cabina incluida. Ya no existían lugares en los que cambiarse cuando tocaba salvar el mundo.
María, tus relatos, al igual que tus comentarios, son muy buenos. A mí personalmente me encantan los temas que eliges, el ingenio que demuestras, las palabras escogidas y, en resumen todo el conjunto.
ResponderEliminarUn problema lo de no encontrar cabinas en estos tiempos, menos mal que Mary Poppins, le ha dejado ese mágico bolso, que a todos nos sorprende cada vez que vemos la capacidad que tiene. Que bien lo has contado y has enlazado a Superman, con la niñera que hubiéramos deseado tener todos.
Va un merecido 'me gusta'.
Álex, a este paso vas a tener que poner el botón de 'me encanta'.
Un besote.
Pablo
Muchas gracias, Pablo.
EliminarEl listón de 50 palabras está demasiado alto y una ya no sabe qué escribir para entretener al lector, así que llega un momento en que no queda otra que llamar a viejos amigos de la infancia y pedirles ayuda.
Por cierto, dice Superman que hace poco ha leído un relato sobre un pequeño superhéroe y que se ha quedado tan impresionado que quiere conocerlo a toda costa.
Besos grandes.
Hola, María:
ResponderEliminarSuscribo lo dicho por Pablo del enlace entre Superman y Mary Poppins. Me ha gustado tu historia: la idea, el desarrollo y el final que invita a reflexionar sobre el avance tecnológico de los últimos treinta años.
Tienes mi "me gusta". ¡Mucha suerte!
Virginia
Mil gracias, Virginia.
EliminarMary Poppins y Superman marcaron mi infancia y las cabinas, mi adolescencia. Solo en ellas podías contarle a tu mejor amiga que te gustaba un chico sin morirte de vergüenza porque tu madre estuviera escuchando detrás de la puerta. :p
María, qué imaginación tienes. Me troncho imaginándome a Clark con el bolsito al hombro.
ResponderEliminarEnhorabuena por tus micros en la Inter. Son fantásticos!
¡Uy! Tengo al pobre en rehabilitación. Ese bolso del demonio pesa tanto que tiene una contractura en la espalda. Reza todos los días para que no haya una catástrofe. No sabe volar haciendo eses.
EliminarGracias por lo de la Inter. Me llevé el sorpresón del siglo.
¡Un besazo!
Supongo que a Batman y Robin les hubiera resultado más cómodo el bolso de Mary Poppins, jaja.
ResponderEliminarMuy buen relato María.
Saludos y gracias por compartir tus textos.
La niñera se lo ofreció, pero enseguida dijeron que el maletero del batmovil daba para mucho.
EliminarGracias por leer mis locuras, compi de letras aquí y a allá.
Yo también echo de menos los ochenta -qué jóvenes éramos algunos entonces- incluidos esos espacios privados y verticales, en medio de las calles, en los que podías aislarte para hablar de tus cosas a distancia. Cuando se consagraron los móviles nadie pensó en los perjuicios que le ocasionaría al pobre Supermán la caída en desuso de las cabinas, que él utilizaba como ropero secreto, menos mal que siempre hay una mujer sabia y poderosa, como Mary Poppins, que está en todo.
ResponderEliminarMuy simpático e imaginativo, María.
Un abrazo
Muchas gracias, Ángel. Coincido contigo en lo de las cabinas (si nos oyera José Luis López Vázquez nos echaría a los perros). Ahora que tenemos teléfonos móviles, todo el mundo se entera de nuestro secretos. Se miren por donde se miren, los 80 fueron una maravilla.
EliminarUn besazo enorme.
Muy original María
ResponderEliminarMuchas gracias, Raquel.
Eliminar¡Saludos!
María, vamos a tener que inventar algo, y rápido, para que estos "personajes voladores" puedan seguir con su tarea de salvar al mundo. Mientras tanto, tú sigues repartiendo sonrisas con tus historias imaginativas que nos rescatan del aburrimiento. ¡Qué gusto!
ResponderEliminarUn beso.
Margarita, después de leer tu comentario Clark no va a tener inconveniente en cambiarse en cualquier sitio. Ha cumplido con su misión: sacar sonrisas con su historia y para él eso es como salvar el mundo.
Eliminar¡Un besazo!
Bien hilado, bien contado.
ResponderEliminarMuy muy original
Me alegro de que te haya gustado, Luisa.
EliminarBesos.
Como dice mi estimada Luisa, un relato muy original.
ResponderEliminarMe ha encantado, ahí te dejo un me gusta.
Un admirado abrazo, María.
Millones de gracias, Rosy.
EliminarAbrazos mil.
Definitivamente un micro muy bueno e ingenioso, para ser tomado en cuenta este mes. Dejo un me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Beto. Si no hace marca, no pasa nada. El objetivo con el que lo escribí --entretener al lector durante 30 segundos-- se ha cumplido con creces. Con eso ya soy más que feliz.
EliminarY la de horas que he pasado yo haciendo cola en una cabina en mi época de estudiante y fuera de mi casa ...
ResponderEliminarMuy original María.
Un beso.
Malu.
Seguro que Superman tenía problemas para ajustarse la capa y os hacía esperar para usar el teléfono.
ResponderEliminar¡Besos, Malu!
Enhorabuena, María. Muy bueno y ocurrente tu relato. Y encuentro entrañable además ese buen rollo implícito entre la fantástica niñera y este supercalifragilístico héroe.
ResponderEliminarSuerte y saludos.
Enrique.
Muchas gracias, Enrique. Superman enseñó a Mary Poppins a volar. Es justo que ella le preste su bolso ahora que se ha quedado sin cabina. Lo que sea para evitar multas por exhibicionismo.
Eliminar¡Abrazos!
En estos tiempos que corren donde todo y todos vamos tan deprisa y encima llegando tarde, creo que Supermán debería contactar con Mortadelo para que le diga el truco de poderse disfrazar de cualquier cosa en cualquier momento y en cualquier lugar.
ResponderEliminarMe gustan esas combinaciones de diferentes personajes. Un relato muy chulo, María. Un abrazo.
¡Ay! No había caído en Mortadelo. ¿Tienes su número de teléfono? Creo que no tengo su contacto.
EliminarMuchas gracias por la sugerencia.
¡Abrazos!
¡Ay, ay, ay... que me gusta! No me gusta.... ¡Me encanta! Magnífico María. ¡Eres única! Es que lo veo con el bolso jajaajaj. Enhorabuena.
ResponderEliminarSi no fuera por lo que pesa el dichoso bolso, estaría encantado. A ver si consigo que hable con Mortadelo, como dice Joaquín, y aprende a cambiarse en cualquier parte.
EliminarUn beso grande, Carmen
¡Gran microrrelato! Y lo bien hilvanado que está esa relación ¿imposible? entre Mary y Clark. Aunque pensándolo bien, ambos tenían en común que volaban...
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", María, y con él mi más sentida enhorabuena.
Un saludo.
PD: ¡Yo también echo de menos los ochenta! ;)
Como tú bien dices, son colegas de altos vueltos. Tienen un club con La bruja novata, Batman, Fujur y Pepita Pulgarcita y quedan todos los jueves para sobrevolar la ciudad.
EliminarEstoy pensando que para calmar la morrina ochentera podíamos pedirle a Doc su DeLorean a ver si podemos darnos una vuelta por esa década. ¿Te parece?
Un besazo.
P.D. ¡Me piro vampiro! (Tenía que decirlo :P)