Cuando nuestros caminos se encuentran (in memoriam)
Esta vez sus vidas no se cruzaron con la de aquella antigua compañera de clase que se convertiría después en su esposa, o con la de aquel viejo conocido que le proporcionó el trabajo de su vida, esta vez se cruzaron con la de Andreas, para siempre, para nunca jamás.
Querido Domingo: maravilloso homenaje a todas las inocentes víctimas que, un copiloto asesino, destrozó el destino. Desgarrador.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo. Me alegra que hayas tomado la sana costumbre de volver para quedarte.
Tu amigo Pablo.si
Domingo, se me coló el último si en mi comentario. Todo lo estoy comentando desde el móvil y, ufff, es difícil no meter la pata de vez en cuando.
EliminarAprovecho para enviarte otro abrazo.
Gracias Pablo ¿Y quién no mete la pata tecleando el móvil?
EliminarAbrazos.
Descansen en Paz y que no tengamos que cruzar nuestros caminos con personas así.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Me da miedo pensar que cualquiera de nosotros puede coincidir con un desalmado de estos. Gracias Malu.
EliminarBesos.
Puede que nuestro futuro vaya cambiando a cada paso que damos, un aspecto azaroso de la vida que hace que a menudo sea irracional e injusta (no me gusta nada esa frase tan utilizada de que cada cual tiene lo que se merece). Aunque es todavía más injusto que sea otro quien se interponga en tu camino cortándote el paso y el futuro. Esta vez tiene un nombre propio (creo que hasta bonito), pero otras veces es más complicado identificar al culpable.
ResponderEliminarGran tema el de tu relato y muy bien planteado.
Enhorabuena y saludos, Domingo.
Enrique.
Muchas gracias por tu comentario Enrique. Al final, puede decirse que nuestras vidas van tomando direcciones diferentes en función de con quién te cruces en ellas. En este desgraciado caso no supuso cambio de dirección, sino final del camino.
EliminarUn abrazo.
Un precioso homenaje escrito con tanta delicadeza y exquisitez que, de no ser por el comentario de Pablo, no hubiese imaginado que hablabas de un suceso tan terrible. Un saludo, Domingo.
ResponderEliminarSí, solo quería plasmar, como dice Enrique en su comentario, lo injusto (y absurdo) que es que tu vida dependa de que coincidas o no con ciertas personas.
EliminarSaludos.
Me quedo con tu "nunca jamás", Domingo. Ojalá.
ResponderEliminarBonito y delicado homenaje.
Un saludo.
Muchas gracias Margarita. Como tú dices: ojalá suceda nunca jamás.
EliminarSaludos.
Los días pasan, otras noticias ocupan la actualidad, pero eso no resta un ápice del drama que nos impactó a todos, y lo hizo porque vimos que podía habernos pasado a cualquiera, simplemente con que nos hubiéramos cruzado ese día concreto con el tristemente célebre Andreas. Suerte, azar, destino, no sabríamos qué nombre darle.
ResponderEliminarYa se ha dicho, pero lo rubrico: buen homenaje.
Un saludo
Sí, ahora está desactualizado, pero fue escrito recién ocurrida la tragedia. Aunque sabía que tardaría en publicarse, no quería dejar pasar la oportunidad de este homenaje como tú dices. Muchas gracias por tu comentario Ángel.
EliminarSaludos.