El boomerang
—¡Esa no es mi madre, no pienso llamarla mamá. Me prometiste que nunca nadie ocuparía su sitio. No te lo perdonaré, jamás!
—Tranquilo, hijo, no te preocupes, que ella tampoco querrá que la llames así. Posiblemente tú no podrías ocupar el sitio que, hace unos meses, dejó vacío su hijo.
—Tranquilo, hijo, no te preocupes, que ella tampoco querrá que la llames así. Posiblemente tú no podrías ocupar el sitio que, hace unos meses, dejó vacío su hijo.
Dos historias paralelas de pérdida de seres queridos donde las palabras pueden llegar a tener una ida y una vuelta.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", Rosy Val. Creo que es el primero de hoy, pero seguro que no será el último.
Saludos.
Hola, José Antonio, esto está cuajado de buenos relatos, seguro que continuas con muchos "me gusta".
EliminarGracias, por tu comentario.
Saludos.
¡Anda que no, Rosy! Si vacío se siente uno, más vacía se siente la otra, pobre. Nadie puede ocupar lugares que pertenecieron a otras personas, pero si podemos crear y ocupar lugares nuevos en la vida de los demás. Punto de partida para que así sea entre tus personajes. Seguro que empatía no les faltará.
ResponderEliminarUn abrazo, Rosy.
Con un poquito que ponga cada uno de su parte, seguro que consiguen algo de esa empatía de la que hablas.
EliminarAgradecida por comentarme.
Otro abrazo para ti.
Adivino en tu planteamiento el principio de una buena relación para estas dos personas heridas. Un título muy acertado y sugerente.
ResponderEliminar'Me gusta', Rosy.
Un abrazo.
Enrique.
El título surgió como un flash y que conste que ponerle nombre a mis trabajos, es una de mis asignaturas pendientes. Este creo que se acerca al tema...
EliminarGracias Enrique.
Un abrazo.
Rosy, que bien has plasmado los ejemplos de prejuicios que podemos encontrar en situaciones como la que nos cuentas. Y además, la 'manía' de sustituir un cariño por otro (en este caso de no sustituir) cuando lo que enriquece es disfrutar de los dos. Salvando las distancias, un tema mucho más trivial, es parecido a tener que elegir entre Beatles y Rolling, te pueden gustar más unos que otros pero lo mejor es quedarse con los dos.
ResponderEliminarEl título del micro es magistral. Le viene que ni pintado.
Besos.
Pablo.
Hola, Pablo, me imagino que será cuestión de madurez y plantearse que todos pueden salir ganado, ver feliz a su padre y mejorar su propia vida... se puede pedir más?
EliminarGracias y sí, creo que esta vez con el título he acertado.
Un abrazo.
Qué complicado es formar una familia con "restos" de otras. Y digo "restos" porque no dejan de ser los restos de un naufragio en los que cada miembro intenta salvarse como puede, como sabe y como le dejan. Lo ideal es que todos supieran nadar o, al menos, estar dispuesto a dejarse enseñar para no producir con sus brazadas desesperadas más víctimas.
ResponderEliminarBien reflejado, Rosy.
Un saludo.
Preciosas tus apreciaciones, un placer que me comentes.
EliminarGracias y un abrazo Margarita.
¡Zasca!. De lleno. En todo el egoísmo de la inocencia.
ResponderEliminarSeguro que ese niño no olvidará a su madre y, si es inteligente, tampoco la contestación de su padre.
Muy agudo tu relato, Rosy. ¡Enhorabuena.!
Hola, Antonio. Ese era mi objetivo, un toque de atención a esos niños que impiden que sus padres, separados, divorciados o viudos, vuelvan a intentarlo.
EliminarGracias por tus palabras.
Saludos.
Toda una clase práctica para aprender a ponerse en la piel de los demás.
ResponderEliminarMuy buen título, Rosy.
¡Gracias, Patricia!
EliminarUn abrazo
Una buena lección de vida, Rosy. Me gusta cómo, en una sola frase, el padre desmonta la actitud egoísta del hijo. Muchas veces olvidamos que los demás también llevan su propia cruz encima. Un saludo.
ResponderEliminarEsperemos que el niño tenga en cuenta esa frase.
EliminarGracias por tu visita.
Saludos
Estas dos personas tendrán que construirse entre ellos sus propios cariños, para que puedan convivir, sin reproches, con el que le tuvieron y le tienen, a eso seres queridos que ya no están. Muy sabio el padre, muy bueno este relato.
ResponderEliminarSaludos, Rosy.
Hola, Beto, siempre hermosas palabras, que te agradezco enormemente.
EliminarUn abrazo, amigo.
Grande ese padre poniendo a cada uno en su sitio y grande la cantidad de datos que das del carácter del chaval con tan pocas palabras. Un micro muy enorme.
ResponderEliminarBesos, Rosy.
Uyyy María, un micro normalito, aunque a mi no me amargan los dulces... jajaja
EliminarGracias, de todos modos.
Un beso.
Seguro que ese niño no olvidará nunca la lección de vida que le ha dado su padre. A partir de ahora mirará a esa mujer de otra manera. Uno de los problemas del mundo es el radicalismo de no querer ver más que en una dirección, sólo una educación adecuada puede ponerle remedio.
ResponderEliminarUn abrazo, Rosy
Hola, Ángel, qué razón tienes, los humanos somos así de tontos...
EliminarUn abrazo grande.
No tenemos la patente del sufrimiento y de la añoranza, y seguro que el tiempo y el roce darán paso a otros sentimientos entre ellos. Bonito y aleccionador relato, Rosy. Abrazos.
ResponderEliminarGracias, Salvador, habrá que esperar y darles tiempo, las cicatrices terminan curando.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por comentar.
¡Menudo conflicto has planteado, Rosy!
ResponderEliminarEl padre tiene todo el derecho del mundo a rehacer su vida, pero el chaval también tiene derecho a vivir la pérdida de su madre a su propia manera y eso incluye sentir dolor y expresarlo.
Y una vez más, la magia de poder condensar una historia tan potente en 50 palabras.
Bien por ti, Rosy
Gracias, Notincgas, por tu "generosa" respuesta, habrá que tener paciencia...
EliminarUn abrazo
Rosy, qué fuerte, qué duro, qué grande y qué nudo en la garganta me ha dejado tu micro.
ResponderEliminarDebe ser muy duro perder a una madre a una edad tan temprana, pero perder un hijo es anti-natura, el ser humano no está preparado para soportar ese dolor.
Un beso y mi enhorabuena.
Malu.
Generoso también tu comentario para conmigo, en cuanto al dolor de las pérdidas, sin duda perder a un hijo sea la más dura e insufrible.
EliminarUn beso y gracias por tus hermosas palabras.