Las palabras de la abuela
Oí cómo le decía a su muñeca:
—No estés triste, es lo único seguro en esta vida, recuerda todos los buenos momentos que hemos pasado juntas y da gracias por ello.
Reconocí las palabras de mi madre, que desde el cielo sonreía orgullosa. Empujé la puerta entornada...
—Cariño, a cenar.
—No estés triste, es lo único seguro en esta vida, recuerda todos los buenos momentos que hemos pasado juntas y da gracias por ello.
Reconocí las palabras de mi madre, que desde el cielo sonreía orgullosa. Empujé la puerta entornada...
—Cariño, a cenar.
Sólo una cosa, Vememos: ¡Precioso!
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Fina, me alegro que te haya gustado.
EliminarUn saludo y suerte
Con tu historia he recordado las veces que mis hijos me sorprenden haciendo o diciendo algo que yo dije mucho tiempo atrás y que casi ni recuerdo, pero que a ellos se les ha quedado grabado. Y sonrío, como la abuela de tu micro, orgullosa y satisfecha.
ResponderEliminarHas plasmado muy bien la influencia que tenemos en las personas que, de una manera u otra, conviven con nosotros. Un recordatorio importante, al menos para mí, que a veces lo olvido.
Un saludo, Vememos.
Pues si Margarita, siempre vamos muy deprisa y antepones lo urgente a lo realmente importante.
EliminarUn saludo y suerte
Un micro muy, muy tierno, Vememos. Al leerlo te saca esa sonrisa que, seguro, tiene tu protagonista impresa en el rostro al contemplar a su hija. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, los hijos a menudo te sacan sonrisas, que al final compensan con creces las muecas que te provocan.
EliminarUn saludo y suerte
Cuanto nos llenan el corazón nuestros hijos en los momentos que protagonizan tiernas escenas, como la que nos narras, y no se sienten observados. Entrar en esa habitáculo de su intimidad y sentirte orgulloso de lo que hacen, te devuelve una sonrisa y la estimulante sensación de que lo estás haciendo bien.
ResponderEliminarSaludos Vememos. Muy tierno.
Pablo
Pablo por suerte mis hijas aun conservan a sus abuelas, pero me gustaría que comprendieran esas palabras, al fin y al cabo es lo único seguro que te va a pasar en la vida, sobre si lo estamos haciendo bien, puff cada vez es mas difícil saberlo, eso si seguiremos intentándolo.
ResponderEliminarUn saludo y suerte.
Los buenos consejos pasan de generación en generación... de momento a una muñeca.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Esperemos que la niña no se lo diga solo a su muñeca, jejeje
EliminarUn saludo y suerte
Muy chulo tu relato, Vememos.
ResponderEliminarCuentas muy bien cómo hay personas que, con sus palabras, perdurarán aunque se hayan ido. Y a esa niña siempre le acompañará su abuela en forma de optimismo y sabiduría.
Un abrazo
Pues si, hay mucha gente que te marca en esta vida, he tenido suerte y me he cruzado con mucha gente de la que he podido aprender y mejorar.
EliminarOtro abrazo
Bonito, bonito; bonito de verdad. Emotivo, conmovedor y tierno. Me ha gustado mucho, Vememos. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, por comentarios como este merece la pena haber escrito este micro.
EliminarUn saludo y suerte.
Muy, muy, muy bonito. A día de hoy oigo en mí palabras de mi abuela o de mi madre e incluso a mis hijas las oigo decir palabras mías y de su abuela. Está claro que somos y hacemos lo que vemos, por eso es tan fundamental educar a conciencia y crear una base sólida (creo que me voy por otro camino ...).
ResponderEliminarRepito, muy bonito, un beso. Felicidades.
Malu.
A mi también me pasa, a mis hijas les digo las mismas palabras que me decian mis padres, jejeje, las mismas reprimendas, las mismas manias, voy apagando las luces detras de ellas, se ve que me hago mayor, eso si la educación con esta sociedad la veo cada vez mas complicada, la pregunta es si mis padres pensarían igual en su tiempo jajaja
EliminarUn saludo y suerte
Un relato que constata varias cosas, todas fundamentales. Por un lado, que lo bueno perdura, en este caso en forma de sabio consejo. Por otro, la sabiduría de los niños, que siempre saben muy bien con qué quedarse. Por último, la importancia del ejemplo, el vivir de forma positiva y saber transmitirlo.
ResponderEliminarUn saludo
Angel, la principal idea de este micro era tomarse el fin de la vida como algo natural, ninguno sabemos lo que nos queda, y lo importante es dejar buenos recuerdos a los que se quedan.
EliminarUn saludo y suerte
Sencillo y sensible microrrelato, Vememos, que nos hace pensar en las palabras que escuchamos de nuestros ascendientes y que nos gustaría que perpetuasen nuestros descendientes. Si así sucediera, pienso, el mundo y las relaciones humanas irían muchos mejor.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" porque efectivamente me ha gustado y con él mi reconocimiento para tu microhistoria, muy emotiva.
Un saludo.
Pues si tocayo, yo disfrute mucho de mi abuelo, e intento que mis hijas hagan lo mismo, lo que me da pena es que el respeto a nuestros mayores se esta perdiendo, las residencias de la tercera edad están repletas de sabiduría, y por suerte o desgracia muchos de mi generación acabaran allí.
EliminarUn saludo y suerte.
Nunca se sabe qué va a quedar en la mente de nuestros hijos de cuanto les decimos. A veces pienso que tras las primeras cuatro o cinco palabras ya han dejado de escucharme y a partir de ahí procuro no extenderme mucho más. Pero no es así, estoy seguro. Y sobre todo en situaciones vitales, de esas que los hacen crecer un poco, nuestros comentarios pueden ayudarles más de lo que nos pensamos.
ResponderEliminarMe ha gustado bastante.
Saludos, Vememos
Enrique.
Yo también creo Enrique que se queda mas de lo que pensamos, palabras, actos, al final repetimos muchas veces lo que veías que se hacía en tu casa, muchas veces riño a mis hijas con las palabras que me decía mi madre, o voy detrás de ellas apagando luces, quizá es que también me esté haciendo viejo jajaja
EliminarUn saludo y suerte