Me quiere, no me quiere
Me gustan las margaritas, sus colores, esa forma de mirar al cielo buscando sol, sus ganas de vivir... Tal vez por esa razón nunca me gustó el juego de deshojarlas. Aunque, pensándolo bien, creo que nunca me gustó porque no salía el "me quiere" y yo quería que me quisieran.
Querida Carmen, permíteme que te diga que las margaritas estaban equivocadas. Se te quiere y a tus pequeñas joyas que nos traes aquí, también.
ResponderEliminarUn besote muy cariñoso.
Pablo.
Gracias Pablo. Me alegra que te guste. Un Besote grande.
EliminarPor favor, Carmen, indulta a las margaritas.... Que sí, que te queremos, sobre todo leer.
ResponderEliminarUn beso grande.
Jejeje. Las indulto si me lo pides y además me encantan... Gracias Patricia. Mil besos.
EliminarMe has recordado algo que hacía yo de pequeño, un niño muy silvestre y un tanto enamoradizo. Deshojaba una margarita, si salía "no", iba a por otra hasta tener un resultado satisfactorio, y cuando éste llegaba, cogía otra más para confirmarlo, y así casi hasta el infinito, pobres margaritas, cada día dejaba unos cuantos metros cuadrados como un solar. No hagas caso del resultado, en tu caso te quiere o te quiere, no puede ser de otra forma.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Ángel. Es estupendo sentir que te quieren. Besitos
EliminarConfieso que yo era como Ángel, margarita va y margarita viene. Es una flor que me encanta, tanto como este relato.
ResponderEliminarUn beso Carmen.
Malu.
Besos Malu. Mil Gracias...
EliminarA mí me pasaba lo mismo, pero cuando llegaba al sitio ya habían pasado por allí Ángel y Malu, heridos de amor, y solo encontraba una alfombra de pétalos blancos, :).
ResponderEliminarQué bonito y dulce tu relato, Carmen, y qué bonito es el amor, sobre todo en primavera...
Saludos y enhorabuena.
Enrique.
Jajajajaa. Ya se sabe que quien llega tarde... Jajajaja. Gracias Enrique. Muchos besos
EliminarEn mi caso, y más de una vez, cuando deshojaba pétalos de margarita hace ya muchos años, si no me salía el "me quiere", miraba hacia todos lados y daba pucherazo. No conseguía nada, salvo la ilusión de sentirme querido.
ResponderEliminarAfortunadamente hoy, y las margaritas me lo agradecen, no necesito "despetalar" ninguna.
Buen microrrelato y muy bien contado. Se merece mi "Me gusta" y el de aquellos que se detengan en leerlo.
Muchos saludos, Carmen. Y enhorabuena.
Gracias Jose Antonio. Que tiernos los pucheros de pequeños Jeje. Un abrazo grande
EliminarEl truco estaba en ver que cuando ibas llegando a los últimos pétalos y te barruntabas el resultado, era mejor parar de deshojar y comenzar con una nueva flor. Un micro muy tierno y delicado, Carmen. Un saludo.
ResponderEliminarJejejeej. Un buen truco... Saludos Matrioska y mil gracias.
EliminarMe encantan las margaritas, Carmen, y creo que no tengo que explicarte el motivo. Tanto convivir con ellas, pronto aprendí que el truco está en encontrar a alguien que te las regale con todos sus pétalos llenos de síes. Pero seguro que eso tú ya lo sabes y lo disfrutadas.
ResponderEliminarDulces, delicadas, suaves y deliciosas palabras.
Un beso.
Besos Margarita!!! Un nombre tan bonito con el que convivir merece un relato dedicado o unos poemas. Gracias compi de letras.
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