Pereza (Pecados capitales I)
Dando tumbos, desde el pasillo, ves cómo tus padres fingen dormir masticando su preocupación.
Conocidos remordimientos brotan de esta noche recién aniquilada, recordándote que tu futuro agoniza en el nido, y que continúa esperándote afuera; inmenso, desafiante.
Pero hoy tampoco acudirás, no con otro crepúsculo dentro de tu botella abierta.
Conocidos remordimientos brotan de esta noche recién aniquilada, recordándote que tu futuro agoniza en el nido, y que continúa esperándote afuera; inmenso, desafiante.
Pero hoy tampoco acudirás, no con otro crepúsculo dentro de tu botella abierta.
Hay personas que por pereza, muy cercana a la cobardía, no acaban de salir del nido, prefieren vegetar a construirse un futuro, a molestarse con iniciativas.
ResponderEliminarMe alegro de que prospere en 50 Palabras la atractiva práctica de encadenar una serie de relatos bajo un hilo conductor. Me parece un reto literario y una apuesta valiente, por la que te felicito, felizmente hermanda, de alguna forma, con la serie micro cromática de nuestro amigo Notincgas.
Un abrazo, Antonio
Gracias Ángel.
EliminarYa veremos adonde conduce este reto. Lo bueno es que si en algo tengo amplia experiencia es en cometer pecados ;-)
Un abrazo.
Gran relato, y a diferencia del comentario de arriba de Ángel no creo que sea cobardía sino mas bien comodidad, pero bueno a lo que vamos, me ha gustado mucho y espero que lleguen pronto los 6 pecados restantes.
ResponderEliminarUn abrazo
Es lo que tienen los pecados capitales, que lo son por ser origen de otros muchos. Así que habrá para todos.
EliminarMe alegro de que te haya gustado, Vememos. Ya "'vememos" qué pasa con los otros.
Un abrazo.
A la cobardía de Ángel y a la comodidad de Vememos, añado el miedo ante ese futuro inmenso y desafiante que dibujas; actitudes, por otro lado, relacionadas entre sí para evitar salir de la seguridad que nos ofrece el nido y ponerle el tapón a la botella.
ResponderEliminarMe ha gustado el ritmo de tu historia, Antonio.
Un saludo.
Gracias Margarita.
EliminarMe alegro que digas que te ha gustado el ritmo. Es ese tipo de comentarios sobre estilo, composición, ritmo, etc el que nos puede hacer mejorar en nuestra forma de escribir.
Te invito a que lo sigas haciendo. También, y sobre todo, respecto a lo que no te gusta.
Pienso que le damos demasiado bombo al contenido de los relatos. Personalmente disfruto mucho más con la forma.
Un saludo.
Pues estuve a punto de borrarlo, Antonio, porque no me considero muy cualificada para hacer este tipo de críticas. Me alegra no haberlo hecho. Tomo nota de tu invitación, aunque no prometo nada.
EliminarSaludos.
Cobardía, pereza y además a tu protagonista se le ha pasado esa edad aventurera llena de sueños en la que la independencia es la meta.
ResponderEliminarAhora en casa, con la treintena y una vida triste, cómoda y sin ilusiones, no se atreve a dar el paso que sus padres esperan que dé algún día. El polluelo aún no vuela y el problema es que con la edad, cada vez le costará más dar los primeros pasos fuera del nido.
Muy bien contado.
Abrazos.
Pablo
Gracias Pablo, te lo agradezco.
EliminarUn abrazo
Relato plagado de bonitas imágenes (me ha gustado especialmente esa botella rellena de crepúsculo).
ResponderEliminarUn poco de esa pereza quizás también quepa atribuírsela a los padres, que miran a otro lado en lugar de animar a volar a su polluelo.
Saludos y suerte con tu saga ;)
Si uno se fija la pereza está por todas partes, con todos sus matices.
EliminarSolemos vivir en nuestra zona de confort, física e ideólogica, donde la pereza es dueña, señora y madre de todos los vicios.
Gracias por lo de las imágenes, en tus relatos se nota que eres un tipo con imaginación. También te agradezco que me desees suerte con mi saga, precisamente tú tienes gran parte de culpa de que la haya iniciado. Me pareció una excelente idea y por ello, venciendo la pereza y con algo de envidia, sana, me he abandonado a la gula por escribir.
Un saludo, maestro.
El otro dia leí tu relato y no lo comenté por pereza. Pero que conste que me ha gustado mucho y espero con interés el desfile de pecados.
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio.
Gracias Joaquín,
EliminarEspero que con los siguientes no hagas lo mismo y no cometas el correspondiente pecado antes de comentarlo. Pero por si acaso fueras un pecador empedernido, te adelanto que el siguiente relato se fijará en la gula. Así que ya puedes darle al diente.
Un abrazo.
No te lo vas a creer Antonio. Te prometo que estoy leyendo lo de " darle al diente" en la sala de espera del dentista que en unos minutos pretende sacarme una muela... No se si reir o llorar... jajaja
EliminarBueno, bueno, Antonio, soy una adicta a las series, lo confieso, pero sólo a las series que me enganchan desde el capítulo I, te diré que esta ya me ha atrapado.
ResponderEliminarLa verdad es que cuántas cosas dejan de hacerse por pereza, es una pena que nos atrape ese "pecado" y no nos permitamos hacer lo que realmente deberíamos o nos gustaría hacer. Yo creo que esa pereza viene dada por grandes cantidades de miedo, ha salido por ahí arriba lo de la zona de confort, a eso es precisamente a lo que me refiero.
Esperando la siguiente entrega de Gula.
Besos.
Malu.
Gracias Malu.
ResponderEliminarEspero que, habiéndome quitado de encima la pereza, consiga terminar la saga.
Un beso.
Pues sí que es casualidad :-)
ResponderEliminar