Rompiendo la monotonía
La monotonía empezaba a consumirla. Cada mañana, al salir de su casa, giraba a la derecha, observaba los edificios mientras paseaba por largas calles, y entraba a la oficina hasta terminar su jornada. Decidió que era el momento de cambiar algo en su vida. Ese día giró a la izquierda.
Muy bueno. Felicidades
ResponderEliminarGracias Gabriel.
EliminarBuena idea, cuando uno se quema... es momento de cambiar.
ResponderEliminarMe ha gustado, aunque sencillo, tiene un buen fondo.
Muchas veces un pequeño gesto puede marcar la diferencia. Bien contado, Vanesa. Un saludo.
ResponderEliminarUna buena manera de no sucumbir a la monotonía: introducir pequeños cambios de vez en cuando. Me ha gustado lo que cuentas y cómo lo cuentas, Vanesa.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Fina.
EliminarUn saludo para ti también.
Ese giro es un paso más grande del que pudiera parecer, sobretodo si con ese nuevo itinerario termina por no ir a la oficina.
ResponderEliminarSaludos cordiales