Segunda oportunidad
Como seres humanos que pretendían ser, él le pidió perdón y ella volvió a caer embaucada.
Salieron de sus nichos y, mientras se dirigían en busca de los pequeños ataúdes blancos, ella suplicó con pretendida voz imperativa:
—Y si tienes otro arrebato, por favor, a los niños déjalos en paz.
Escrito por La Marca Amarilla
Salieron de sus nichos y, mientras se dirigían en busca de los pequeños ataúdes blancos, ella suplicó con pretendida voz imperativa:
—Y si tienes otro arrebato, por favor, a los niños déjalos en paz.
Brutal, tanto la historia, como la manera en la que está narrada y el pellizco que da al comprender lo que se cuenta. Me quito el sombrero ante usted, La Marca Amarilla.
ResponderEliminar¡Por dios!, es la primera expresión que me has provocado. Aunque tengo una duda, Marca: "salieron de sus nichos". Esta frase me desconcierta. Voy a esperar a otros comentarios. Un saludo mientras tanto.
ResponderEliminarA mí me ha pasado lo mismo, pero el título me ha dado la gran pista.
EliminarGracias, María. Entonces sí, son todos fantasmas. No sé si ahora la historia es más espeluznante aún. Siempre he pensado que los fantasmas son seres apacibles que lo más que hacen es tropezar contigo mientras deambulan.
Eliminar¡Impresionante, Marca! Yo me pongo el sombrero de María para que no veas mi cara de estupefacción.
Un saludo admirado.
Muy crudo, Marca. Aunque lo más trágico del micro para mí es la frase, "ella volvió a caer embaucada". La frase final es como un puñetazo en el estómago. Buen micro. Un saludo.
ResponderEliminarAy, Marca. A los fantasmas no hay que darles segundas oportunidades, ni aunque sean ministros.
ResponderEliminarPara ti, un beso.
En los casos de violencia doméstica puede darse que el agresor, después de su conducta, pida el perdón de la víctima y que esta se lo conceda. Entrando de esa forma en un bucle agresión-perdón que suele traer fatales consecuencias. Muy bien expresada esa situación dándole continuidad en el más allá y con ese toque de crudeza al incluir a los hijos como víctimas. Pone los pelos de punta..
ResponderEliminarUn abrazo, Marca.
Me parece un relato de una imaginación desbordante.
ResponderEliminarAdemás abordando el tema de la violencia de género, o doméstica, pero de verdad, de una forma excepcionalmente imaginativa.
Marca, si hay algo que valoro en los micros es la imaginación que hay plasmada en ellos y éste, la tiene a raudales.
Me ha gustado, y mucho.
Saludos.
Pablo
Digno de una tragedia griega, Marca. No esperaba menos de ti
ResponderEliminarBesazos granaínos
Marca, has empezado sacándome una sonrisa que a la mitad del texto se me ha congelado.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo como has tratado "el tema" de una manera tan imaginativa y sorprendente. Espero que llegues a las votaciones.
Un abrazo.
Son zombis, ¿verdad?? Jejeje
ResponderEliminarMuy original, me gusta el giro final.
Buenísimo, original, brutal, grande, muy grande.
ResponderEliminarMe ha encantado, un beso.
Malu.
No sé si lo pretendías, pero todavía me dura el escalofrío, que parece que se ha quedado a vivir en mi columna. Original e impactante esta "segunda oportunidad" que en realidad no es posible, por mucho que se empeñen sus espectrales protagonistas.
ResponderEliminarUn abrazo
Marca, tremendo relato, y mucho me temo que ni muerto dejará de ser un "fantasma", un maltratador y un asesino. Abrazos.
ResponderEliminarQué perverso, Marca, condenar a esa mujer y a los pequeños a soportar eternamente a su verdugo, pero al mismo tiempo, qué bueno.
ResponderEliminarFelicidades.
Saludos cordiales
¿Pero ni después de muerto...?
ResponderEliminar¡Terrible microhistoria de malos tratos! En cincuenta palabras, Marca, nos retratas perfectamente cómo actúa un maltratador y cómo reacciona, por desgracia, una maltratada. Llamar "arrebato" a un acto de violencia doméstica me parece tan gráfico para reflejar ese perdón, que tristemente le concede la maltratada, como ese deseo que le hace ella de que "a los niños déjalos en paz" que, con seguridad, no se verá cumplido.
Va mi "Me gusta" y mi reconocimiento por tu buen hacer.
Un abrazo.
Brutal relato. "...mientras se dirigían en busca de los ataúdes blancos...", espeluznante frase. Mi más sincera admiración para quien ha conseguido que en estos momentos tenga un nudo en la garganta.
ResponderEliminarSaludos.
Resulta exasperante esa obstinación de tus protagonistas en repetir los errores de una existencia terrible. Creo que no tiene desperdicio ni una sola palabra del relato, y que uno de sus muchos aciertos es el de no haber guardado para el final la sorpresa de que están muertos.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Enrique.
Un micro muy bueno que utiliza la ficción para mostrarnos la realidad y crudeza del maltrato familiar llevado a los extremos. Este animal, también la emprende contra los hijos y la mujer, como fantasma (hay muchas lecturas en este relato), le da una segunda oportunidad. ¡Excelente!
ResponderEliminarSaludos.
Buenísimo relato Marca Amarilla, la mujer perdonando al agresor una vez más es algo que -imagino- se dará aun después de muerta ella. Sin nunca aprender.
ResponderEliminarMis saludos y ¡aguante Olrik!
ME DEJÁIS SIN PALABRAS, ni 50 siquiera!!!
ResponderEliminarMUY MUY MUY AGRADECIDO por vuestros comentarios!!!
GRACIAS, de verdad!! ;)
Un saludo!