Amores al viento
Desenvolvió con mimo el paquete que había recibido esa mañana. Para su amante, ella no era más que una vieja caduca. Pero eso se había acabado.
—¡Es hora de beber de otros vientos, amor mío!
Y, blandiendo el arma recién comprada, disparó repetidamente en el pecho de su muñeco hinchable.
—¡Es hora de beber de otros vientos, amor mío!
Y, blandiendo el arma recién comprada, disparó repetidamente en el pecho de su muñeco hinchable.
Bienvenida Icarina. De nuevo un micro que me recuerda a la película de Berlanga 'tamaño natural'.
ResponderEliminarMuy bbien contado y con sorpresa final. O lo que es lo mismo, un buen micro.
Un besote.
Pablo
¡Guauu! :)
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