Cuando nada importa (Serie micro-cromática: Naranja)
A su vientre nada le importaban las guerras: fue ver aquellas zanahorias y antojársele comerlas.
A los soldados nada les importó que hubiera personas: fue recibir las órdenes y prenderle fuego al huerto.
Al padre del nonato ya nada le importaba: fue oírla gritar entre las llamas y quererse muerto.
A los soldados nada les importó que hubiera personas: fue recibir las órdenes y prenderle fuego al huerto.
Al padre del nonato ya nada le importaba: fue oírla gritar entre las llamas y quererse muerto.
Bastante duro, pero las guerras no traen nada bueno. Me gusta ese tono apocalíptico con que has escrito el micro. Mucha suerte. Un abrazo!!!
ResponderEliminarCada guerra tiene un porqué (la codicia, la ambición de poder, ...) y tras ese porqué suele acechar la pura maldad; y es por eso, mi admirado Juancho, que, como bien dices, la guerra no trae nada bueno.
EliminarUn abrazo, amigo.
El color de la desesperación absoluta, de la intransigencia y del absurdo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho su dureza, Notinc.
Y el naranja es también el color del fuego, un elemento indómito, sin lógica ni consciencia, que lo arrasa todo a su paso.
EliminarCelebro que te haya gustado, Patricia.
Un beso ignífugo de los que no queman.
Sería triste que esta bonita historia que nos vienes contando acabara así. Pero la vida puede ser así de dura y aquí ya estamos acostumbrados a finales inesperados.
ResponderEliminarUn 'me gusta' para ti y un abrazo, Notincgas. Suerte.
En general, la vida suele tener momentos distintos. Buenos, malos, intensos, anodinos...Igual sucede con los colores. Los hay que al contemplarlos reportan placer, otros que invitan a la reflexión y también hay colores estridentes que hieren al mirarlos.
EliminarMe quedo con tu esperanza y con tu abrazo, Mª Jesús.
Besos
Querido Notincgas: alucino con tus micros. Cómo eres capaz de hermanar un color con una situación que está impregnada de ese color. Una historia cruda, triste, real y, sobre todo, muy bien contada.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por tus micros.
Pablo.
Gracias a ti por tu comentario, Pablo.
EliminarTe confieso que tenía miedo de que el giro que he dado a la historia, tanto en cuanto al estilo, como en cuanto al argumento y a la temática pudiera resultar demasiado radical y difícil de aceptar; pero debía correr el riesgo y explorar sin autolimitaciones las posibilidades que encierra cada color.
Abrazo.
La inhumanidad y la sinrazón se producen cuando nada importa, un título que no puede ser más apropiado. Directo y sin concesiones. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo, Carles
Así lo veo yo también, Ángel. En el momento en el que se anteponen los objetivos a las personas, se pierde la humanidad. El fin no necesariamente debe justificar los medios.
EliminarAbrazo.
¡Perfecto ese paralelismo entre las tres frases del relato! Y nada más, que me ha gustado como si fuera naranjas de la China. ¡Magnífico, Notincgas! Un color más añadido a esa espléndida paleta que vas configurando poco a poco, sin prisas pero tampoco sin pausas.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y un saludo efusivo.
Abrazos.
Gracias, José Antonio.
EliminarSin prisa, pero sin pausa, como dices, vamos enfilando la recta final de la saga.
Yo también te envío un saludo cordial y un zumo de naranja de esas que tanto te gustan.
Me gustan el paralelismo de las frases, y la asociación de colores, y ese ritmo creciente de crudeza que imprimes. Pero me quedo con el poder absoluto de esa Nada que repites cuatro veces, tan vacía y que todo lo llena.
ResponderEliminarUn saludo, Notincgas.
¡Caramba, qué análisis, Margarita! Muchas gracias.
EliminarEsa nada es, en efecto, el elemento central del relato. Es una nada vacía de razones y repleta de consecuencias; es una nada que llena y, al mismo tiempo, vacía de sentido el futuro.
Saludos cordiales, Margarita
La guerra; que seca vientres y anula voluntades, que hace insoportable los instantes y devasta cualquier futuro, que asfixia bajo las olas de las llamas, que mata por supervivencia porque come almas y bebe lágrimas.
ResponderEliminarEl infierno no anda lejos cuando la guerra está próxima.
Emocionante relato, Notincgas. Para mí el mejor de la serie. Enhorabuena.
Un saludo
¡Caramba, Antonio! Qué comentario tan bello. Y qué profundo. Precioso de veras. Muchas gracias por compartirlo.
EliminarSaludos cordiales
Menuda escena terrible nos dibujas, Notincgas. Para mí el color naranja es sinónimo de vitalidad y alegría, tú los has utilizado en su versión más oscura; el fuego destructor. Como me ha gustado mucho te lo perdono, jajaja. Muy bueno ese estilo esquemático que le has dado. Un saludo y felicidades.
ResponderEliminarSuerte de tu indulgencia, Matrioska. Ya me veía ardiendo en el infierno por mancillar el color naranja.
EliminarCelebro que te haya gustado.
Besos.
Nunca me ha gustado el color naranja y a partir de ahora me gustará aún menos. Brutal la imagen que nos describes en esta excelente entrega, Notincgas.
ResponderEliminarUn saludo.
Vaya, no quisiera ser responsable de la villanización del color naranja. Tampoco le quiero ningún mal.
EliminarPaz, Fina, y saludos cordiales.
Tres micros en uno, con vida propia que pueden subsistir por separado, pero que unidos forman una historia atroz. Me gusta cómo y lo que escribes.
ResponderEliminarUn abrazo y mis mejores deseos para final de mes.
Agradecido quedo por tus palabras, Rosy. Otro abrazo para ti.
ResponderEliminarYa estaba yo esperando la entrega de este mes como agua de mayo (nunca mejor dicho).
ResponderEliminarEstoy impactada, la última frase me ha sobrecogido.
Duro, muy duro y brutal y tan amargo como una naranja amarga, pero a la vez muy bueno precisamente por todos esos ingredientes.
Felicidades por esta serie que nos estás regalando porque nos tiene totalmente enganchados.
Un beso Notinc.
Malu.
Eres muy amable, Malú. Me da mucha alegría ver la acogida que ha tenido la serie, la cual -te avanzo- está ya cerca de terminar.
EliminarBeso grande, Malú.
Buen relato y magnífica serie. Deseando que siga la serie.
ResponderEliminarCelebro que te guste la serie, Crispín.
EliminarSaludos cordiales
Yo también he quedado sorprendido con la negrura de este naranja, Notinc, casi tanto como con el ardor del negro, aunque no con su excepcional calidad. Su estructura, su belleza y su significado le confieren un nivel muy alto y nos hacen desear la lectura de tu próxima entrega. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarEnrique.
Como siempre, agradecido quedo por tus amables palabras, Enrique. La verdad es que me lo estoy pasando muy bien explorando las distintas posibilidades literarias y dramáticas que ofrecen los colores.
ResponderEliminarAbrazo.
Matices de color en cada párrafo, que desembocan en una terrible tragedia que refleja la sinrazón de la guerra. Muy bueno. Un abrazo,
ResponderEliminarLa guerra y su sinrazón es una hoguera que se alimenta de locura y desesperación.
EliminarGracias por tus palabras, Salvador. Otro abrazo para ti.