Dulce final
A cada nota arrancada del piano contestaba el reloj con su incesante tic tac. El cuarto de baño parecía haberse aislado del resto del mundo. La mujer extendió el brazo desde la bañera, tomó la copa de champán en cuyo interior el cianuro ya se había disuelto, listo para tomar.
Bueno el relato. Muy visual. Me gusta ese detalle del piano de fondo.
ResponderEliminarAhora, Fátima no va por ti, dejo un pensamiento en alto: ¡Qué os ha dado que estáis suicidando a todos vuestros personajes!
Un saludo y enhorabuena por tu micro.
Pablo.
A mi también me ha gustado que tu micro tuviera banda sonora. :)
EliminarPablo, una salvedad: mi párroco no se suicidó. Lo del tornavoz que le cayó encima fue un accidente. O quizás no...
EliminarSaludos. :D
Una despedida con aires de grandeza. Bienvenido este final, que es un buen principio.
ResponderEliminarBuen relato, Fátima, esas cosas han de hacerse dulcemente. Tenía uno parecido preparado para subir así que, tendré que tirar por otro lado. :) Un saludo.
ResponderEliminarElegante manera de emprender ese último viaje. Me ha gustado, Fátima.
ResponderEliminarUn saludo.
Parece un film, muy bueno y muy visual, Fátima. Un beso.
ResponderEliminarEsta situación límite la podríamos denominar como "un viaje con cierto 'glamour'". Eso sí, este viaje es sin retorno, de billete solo de ida.
ResponderEliminarUn slaudo. Y con él, mi "Me gusta".