Esperanzas
Aquí solía haber una oficina del olvido. La cerraron no porque ya no existan olvidos; más bien, hoy acostumbra la gente a ir por la vida sin saber de dónde viene ni a dónde va. Un día llegó un hombre de buenas intenciones y se montó un negocio de Esperanzas.
He abierto mi puerta para lanzar la primera Esperanza: que este sea el primero de una serie de los asombrosos relatos con los que nos fascinas.
ResponderEliminarEl mercado es competitivo, unos ofertan ilusiones, otros venden sus angustias, pero siempre habrá gente con buenas intenciones y esperanza.
ResponderEliminarA falta de caminos claros a seguir, con olvidos o sin ellos, necesarias son esas "Esperanzas" con mayúsculas.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, Andrés.
ResponderEliminarMe gusta tu micro pues me hace pensar, aparte de la construcción que es muy buena.
Y ahora mi reflexión. Me preocupan dos cosas: que el señor que ha abierto la oficina de "Esperanzas" las trate como un negocio y que, finalmente, debido al lugar donde ha abierto, las "Esperanzas" caigan en el rincón del olvido.
Un abrazo.
Pablo
Quizás sí que sean malos tiempos para recoger olvidos. Con las prisas de hoy en día, ni siquiera reparamos en lo que lo que fuimos (y, quien olvida lo que fue ayer, probablemente tampoco sepa lo que hoy sea).
ResponderEliminarA ver qué tal le va con las esperanzas.
Saludos