La niña chica
Cada noche, al acabar el baño, le ponía el pañal, la acostaba y permanecía a su lado en la oscuridad escuchando su respiración. Le sostenía la mano, acariciaba su frente y lloraba por desear que de una vez la muerte se compadeciese de la mujer que le había dado la vida.
Bello comienzo...espero que repitas...
ResponderEliminarUn saludo (y me gusta)
Triste y emotivo... Enhorabuena!!! 😘
ResponderEliminarDesgarrador relato. Has entrado por la puerta grande, Gabardiella. ¡Enhorabuena y bienvenida!
ResponderEliminarUn saludo.
Ternura y angustia condensadas en muy pocas palabras. Magnífico estreno, Gabardiella. ¡Bienvenida!
ResponderEliminarSaludos.
Cuando no hay más camino y salida que la muerte, sólo queda acompañar en los últimos momentos y que el sufrimiento sea el mínimo.
ResponderEliminarUn relato valiente
Saludos
Muchas gracias a todos por comentar mi relato y por vuestros ánimos
ResponderEliminar¡ Claro que repetiré!
Un saludo y gracias de nuevo
Tus cincuenta palabras desprenden mucho amor y ese título lo dice todo. Felicidades, Gabardiella. Un saludo.
ResponderEliminarEspectacular relato. Me ha llegado muy hondo. Gracias por compartirlo. Saludos
ResponderEliminarBuen estreno con un relato cargado de sentimientos, que encierra toda la ternura del mundo.
ResponderEliminarTe mereces un "Me gusta" y una invitación a que repitas.
Un saludo.
Me ha gustado mucho ese final en el que, sin darme cuenta, pones "patas arriba" todas las imágenes que iba construyendo mientras te leía.
ResponderEliminarUn saludo, Gabardiella.
Bienvenida a 50 palabras Gabardiella, entras por la puerta grande.
ResponderEliminarRelato desgarrador con ese final que nos ha dejado, por lo menos a mí, el corazón encogido.
Besos.
Malu.