¡¡Mamáaa!!
—¿Has lavado mi chándal?
—¿Dónde están mis patines?
—¡No hay papel!
—¡Mis gafas!
—¿Has comprado el Marca?
Aturdida, preguntó:
—¿Qué hacéis en casa un martes por la mañana?
—¡Hoy es fiesta! No curro y los chicos no tienen clase. Si es que no te enteras... ¡Claro, como tú no trabajas!
—¿Dónde están mis patines?
—¡No hay papel!
—¡Mis gafas!
—¿Has comprado el Marca?
Aturdida, preguntó:
—¿Qué hacéis en casa un martes por la mañana?
—¡Hoy es fiesta! No curro y los chicos no tienen clase. Si es que no te enteras... ¡Claro, como tú no trabajas!
Es evidente que lo que no sabe tu protagonista es qué es tener fiesta.
ResponderEliminarMuy simpático y bien contado tu relato, Rosy. Mejor tomarlo con sentido del humor, aunque creo que esa familia está un poco mal acosumbrada.
Enhorabuena y un abrazo.
Enrique.
Y cuantas mamaaas , existen que viven en silencio su historia.
EliminarSuerte, Rosy.
¡Verdad Enrique, que conocemos a muchas de estas! este micro lo escribí para el día de la madre, para toda esas madres que solo son y saben ser eso Madres...
EliminarUn abrazo y gracias.
Maria Jesus, Gracias!
EliminarQuerida Rosy: tu micro, además de estar excelentemente escrito es un gran homenaje a todas esas madres con jornadas de 24 horas al día los 7 días de la semana.
ResponderEliminarSin derecho a vaciones ni retribuciones económicas y, lo peor de todo, sin ser valoradas.
Me ha gustado mucho.
Besote.
Pablo
Cuánto valemos las mamás... jajaja
EliminarUn beso.
Gracias Pablo.
Esas madres y esposas que parecían condenadas a ser personajes muy secundarios, a pesar de que, como bien ha dicho Pablo, trabajaban a jornada completa y sin posibilidad de fiesta, hasta el punto de que sin ellas nada funcionaba. Ni capaz es esa prenda de marido de comprarse el Marca. Por suerte, las cosas cambian, o deberían.
ResponderEliminarUn abrazo, Rosy
Bueno la mayoría de las veces es culpa de la propia mujer que confunde el amor con el servilismo... y si a eso le añades, un machista de tomo y lomo, pues eso...
EliminarGracias compañero.
Un abrazo
Rosy, me gusta este registro, el ritmo de los diálogos muy bueno. El personaje es como muchos de nosotros, piensa que el quehacer de las madres no es trabajo. Me encanta el título como grito, lo ha cerrado perfectamente.
ResponderEliminarSaludos.
Beto, amigo, gracias por tu hermoso comentario.
EliminarUn abrazo.
Rosy, un trabajo nunca valorado, esclavas de lo cotidiano. La última frase refleja perfectamente la poca comprensión hacia ese enorme esfuerzo. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Salvador, qué feo restregarle a una madre que lo suyo no es trabajo porque no remunera...
EliminarGracias por comentarme.
Abrazos
Tu micro, aunque parezca exagerado, no lo es. Todavía muchas familias funcionan así. Lo has narrado muy bien, Rosy. Un saludo.
ResponderEliminarSí, es verdad que no exagero, madres como ésta...haberlas haylas.
EliminarSaludos Matrioska
Esperemos que más pronto que tarde esta historia tan bien contada no sea más que ciencia ficción. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn saludo, Rosy.
Uyyy me temo que tiene que cambiar mucho la mentalidad de ambos, hombre y mujer, para que la casa no sea exclusividad de las madres... aunque haya muchos amos de casa, estamos aún en pañales.
EliminarSaludos, Fina, y gracias.
Esa madre/esposa tiene que empezar poniendo las cosas en su sitio, y no me refiero al orden en el hogar. Hacerse respetar y que se comprenda y valore su trabajo es otra dura tarea. ¡A ver si espabila! ;)
ResponderEliminarSuerte, Rosy. Un saludo.
A ver, a ver , si leyendo todos estos mensajes actúa...
EliminarGracias, Mª Jesús.
Saludos
Más que real... Muy bien relatado. Enhorabuena por el micro. Besos
ResponderEliminarGracias, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Creo que los tiene a todos muy mal educados y acostumbrados. Claro la culpa es suya, que no se preocupa de las cosas importantes.
ResponderEliminarMuy bueno, Rosy, lo veo entre los seleccionados.
Pues, tienes razón, los tiene echaos a perder...
EliminarGracias, Rafa, por esos buenos augurios.
Tendría esa madre y esposa que liarse la manta a la cabeza y decir aquello de "¡Qué os zurzan!". Y marcharse cantando bajito. O mejor, dando un portazo... Seguro que cambiaban las cosas.
ResponderEliminarFiel reflejo, Rosy, de una realidad que no termina de ser reconocida, así pasen no cinco años, sino cinco siglos. Por desgracia. Pero esto tiene que terminar y ya. Te lo dice uno que, por circunstancias de la vida, durante varios años ha estado dedicado a las labores domésticas.
Va mi "Me gusta" (pero por tu relato y no por la realidad) y junto a mi clic mi reconocimiento para todas esas mujeres incomprendidas y tan poco valoradas.
Un saludo muy pero que muy cordial.
Es un micro de los más costumbrista, todos conocemos dentro de nuestra familia y fuera de ella, madres abnegadas que no tienen vida, que efectivamente no se enteran ni cuando viene una fiesta.
EliminarUn abrazo José Antonio, y agradezco tu precioso comentario.
Bien por ti, Rosy, por darle voz a todas esas mujeres que sostienen tantas casas sin apenas verse reconocidas. A ver si tu micro le abre los ojos a tuertos y ciegos.
ResponderEliminarSaludos
Casi nos cruzamos Notincgas, vengo de tu casa...
ResponderEliminarY sí, ojalá que lo lea una madre de estas, y espabile un poco...
Abrazos...
Ay, ay, ay ... Y lo peor de todo es que la madre es la que tiene la culpa.
ResponderEliminarTriste y cruda realidad que se da en más de una familia.
Ojalá cambie la situación para esa madre porque lo tiene crudo la pobre.
Muy bien retratado Rosy, te mando un beso.
Malu.
Gracias Malu, al igual que tú, este mes, he querido dedicar a las mamás mis cincuenta palabras.
EliminarUn beso grande.
Gran verdad y buen micro.
ResponderEliminarVeo que el día de la madre ha estado muy presente este mes.Jejeje
Gracias Raquel, parece que ha pasado mucho tiempo, y aún estamos en mayo, ;-)
EliminarUn abrazo
¡Muy bueno Rosy! Me gustan mucho estos micros que denuncian un hecho con sentido del humor.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Muchas gracias, Gabriel. Me alegro que te haya gustado...
ResponderEliminarUn saludo