Sarah Good
El hombre, furioso, entró a su casa. Asustada, la esposa no pronunció palabra.
—La mujer sólo sirve para cocinar, lavar y planchar —gritó él, y luego le tiró una escoba—. ¡Ya sabes qué hacer!
Ella, triste y enfurecida, agarró la escoba con firmeza y emprendió su vuelo por la ventana.
—La mujer sólo sirve para cocinar, lavar y planchar —gritó él, y luego le tiró una escoba—. ¡Ya sabes qué hacer!
Ella, triste y enfurecida, agarró la escoba con firmeza y emprendió su vuelo por la ventana.
Me han encantado tus 50 palabras, Alberto, especialmente las que componen el final.
ResponderEliminarTan solo me despistan dos de ellas: "asustada" y "triste". Creo que una mujer como tu protagonista, que hace lo que hace, tiene poder y es fuerte. Al fin y al cabo es bruja. Por eso, estar asustada y triste por culpa de su marido no me termina de encajar con ella, a no ser que sea una bruja de incógnito. Pero esto es solo una opinión personal que espero no te moleste. Como he dicho al principio, me ha encantado tu relato.
Enhorabuena.
¡Saludos!
María, gracias por tus palabras y por los consejos. Un abrazo!
EliminarPara echar a volar la imaginación, una escoba y 50 palabras.
ResponderEliminarRicardo, la realidad supera a la imaginación. Quizás nos encontremos con una Sarah volando. Un abrazo.
EliminarSiempre hay un principio para todo. Seguro que en la realidad no ocurrió exactamente así, pero tú lo has mostrado de una forma mucho más atractiva y espectacular. Me gusta.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Enrique.
Enrique.
Enrique, la ficción nos ayuda a darle un giro distinto a las historias. Quedo agradecido por tus palabras.
EliminarHubo testigo que declararon que sí, que la vieron volar por Salem. Buen micro, Alberto. Un saludo.
ResponderEliminarMatrioska, seguro que partió a Salem para reencontrarse con sus colegas. Un abrazo.
ResponderEliminarBto Benz: ¡Espectacular, amigo! Me dejó sin palabras la partida de la mujer.
ResponderEliminarRubén, eres muy generoso y pienso que a veces la mujer emprende su vuelo con sabe que tiene que liberarse. Un abrazo.
EliminarMuy bueno y original... y una verdad histórica por cierto.
ResponderEliminarSaludos.
Seguro que fue así, Alberto, tal y como lo cuentas, ¡fijo! ;) Me ha gustado.
ResponderEliminarUn saludo.
Alberto, por lo que veo ella era una magnífica dama que se marchó sin hacer ruido.
ResponderEliminarEl que sí era un brujo y de magia negra era él.
Muy buen micro.
Saludos
Pablo.
El hombre un cretino y la mujer, entiendo lo de triste y enfurecida, hizo bien en coger la escoba y salir de ahí.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.