Un gran día
No importaba quién era ni adónde pertenecía. ¡Tantos meses pleiteando con un gobierno intransigente y hostil! Pero ahora ya estaban juntos y nada había que pudiera separarlos. Lo arrulló tiernamente con sus canciones y sus brazos fueron los de una madre. Por fin había llegado y se quedaría para siempre.
Siempre tan prolífica. Continua en esta línea y algún día, no muy lejano, alguien publicará todos tus microrelatos. Un saludo de Abilio.
ResponderEliminarSi no me equivoco bonito homenaje a uno de los actos mayores de amor. La lucha por la adopción (tan ardua a veces). Y tanto que lo abrazó como una madre. Es que ss su madre. Luchó como nadie por tener ese hijo.
ResponderEliminarMuy bien escrito, Chusa.
Pablo.
Así es, Pablo, se trata del padecimiento de tantas parejas que intentan realizar una adopción internacional, con los escollos legales que conlleva. Pero, tras superar las incontables trabas legales y administrativas, todo se olvida por la alegría de tener al pequeño, por fin, en casa.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pablo. Un abrazo.
Un bonito homenaje a las madres y niños adoptados...
ResponderEliminarUn abrazo Chusa.
A las madres y a los padres luchadores y obstinados, Rosy. Y, por supuesto, a los pequeños que llegan tan ávidos de cariño.
ResponderEliminarGracias, Rosy. Un abrazo.
Claro, los papás también ponen su granito de arena en el asunto... mil perdones y un besote para todo ellos.
EliminarNo hay nada que perdonar, Rosy. Una omisión involuntaria, subsanada rápidamente, antes de que se nos queje algún papá. Je, je, je. Besos para ellos. Y gracias de nuevo.
EliminarCreo que pocos hijos son tan deseados como estos. Bonita historia, Chusa, en la que el planteamiendo y el difícil nudo quedan atrás para centrarnos en ese gran momento tan gratificante.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Enrique.
Desde luego, son hijos tan deseados como los naturales, o más, digo yo…, que no me he encontrado nunca en esa situación (en la de adopción). Lo cierto es que sí que conozco a padres adoptivos que han sufrido lo indecible hasta conseguir a su pequeño. En fin, la historia termina bien y todos contentos.
EliminarMuchas gracias, Enrique. Un abrazo.
Siempre he pensado que hay que ser muy muy generoso para adoptar. Y tú lo has expresado muy bien.
ResponderEliminarUn saludo, Chusa.
Tienes mucha razón, Margarita, en una adopción hay un especial sentimiento de generosidad ; La maternidad (y la paternidad), es para toda la vida.
EliminarUn abrazo y ¡feliz día de la madre!
Me ha gustado cómo has tratado un tema social tan delicado como es el de la adopción internacional (o nacional, que también podría valer). Menos mal que, finalmente, todo ese trance tan duro se ve compensado con un abrazo o con un beso de la criatura adoptada.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", amiga Chusa, y mi sincero reconocimiento, así como un saludo muy cordial, acompañado de un fuerte abrazo.
Nos seguimos leyendo...
Todo surgió al leer la noticia de una complicada adopción de una niña rusa por parte de unos padres vascos. Es cierto que pasaron por momentos de desesperanza, pero finalmente el desenlace fue feliz, y ahí surgió la chispa de este microrrelato.
EliminarMuchas gracias, José Antonio, por todo lo que entregas en tu despedida. Sí, seguiremos leyéndonos. Un abrazo, amigo.
Un tema delicado con un final feliz, que en definitiva es lo importante. Suerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Afortunadamente la historia termina bien y se prevé que serán tiempos felices.
EliminarGracias, Fina. Un abrazo.
Cuando tienes entre tus brazos a alguien tan deseado, el sufrimiento pasado se olvida de un plumazo. Buen micro, Chusa. Un saludo.
ResponderEliminarCasi siempre sucede que tras un desenlace feliz los momentos penosos desaparecen de nuestra mente. Será que el subconsciente actúa eficazmente y compensa lo bueno con lo malo; cosa de equilibrios seguramente.
EliminarGracias, Matrioska. Un abrazo.
Has reflejado muy bien la fuerza e ilusión de una futura madre que quiere y lucha por serlo, y que al final lo consigue. El premio no puede ser mejor: sacar a una criatura adelante. Gracias a mujeres como ella hay esperanza en el mundo y éste puede seguir adelante, qué haríamos sin ellas.
ResponderEliminarUn relato emotivo y bien narrado.
Un saludo, Chusa
Así es, Ángel, la pugna a muerte de esa mujer, ante una administración extraña y adversa que pone zancadillas para que desista de su empeño (como es el caso que relato). Y esa transformación posterior en una mujer sensible y tierna ya con el bebé en sus brazos, dispuesta, como tú bien dices, a sacar a su criatura adelante.
EliminarGracias por tu acertado comentario, Ángel. Un saludo.
Mi querida Chusa, este mes tocamos el mismo tema, el amor maternal. Siento admiración profunda hacia las personas que adoptan, es un gesto tan generoso que no tengo palabras para explicar los sentimientos tan bonitos que me despiertan. He estado y estoy a día de hoy cerca de niños adoptados, un trabajo muy duro para algunos padres, ya que los lugares de procedencia de los niños y las condiciones en las que estaban eran terribles y todo eso les ha provocado llevar marcas imborrables, pero solamente ver ese amor incondicional que se profesan mutuamente borra cualquier atisbo de malos recuerdos.
ResponderEliminarUn me gusta mucho, muchísimo y un beso enorme para ti y todas esas familias con niños adoptados.
Malu.
Es cierto, hemos coincidido en el tema y casi en el día. Posiblemente nadie mejor que tú (por lo que nos cuentas) para entender esa sensación de los padres cuando ven por primera vez a su futuro hijo en los centros oficiales. Esas despedidas llenas de dudas, de esperanzas y de llantos muchas veces, hasta que se formaliza definitivamente la adopción. En fin, como tú bien dices y también otros comentarios anteriores, la gran ilusión y el amor por ese hijo borra todas las penalidades pasadas.
EliminarMuchas gracias, Malu, por tu testimonio tan real. Un beso enorme también para ti.