Amor clandestino
Finalmente se casó y tuvo hijos. Disfrutaba de una confortable y sensata vida entre amigos, aficiones... Con los años también llegaron los nietos. Y aunque su espíritu ya no era tan joven, cada marzo se encerraba en su primavera; en ella conservaba secretamente un apasionado y loco amor de juventud.
Que poético ese marzo encerrado en su primavera. Me ha encantado. La nostalgia llena tu micro por todas partes.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besote.
Pablo
Mª Jesús, nuestras decisiones van bifurcando nuestra vida. Por el camino vamos dejando otras vidas que pudieron ser. Por suerte, siempre nos queda el recuerdo. Me ha gustado mucho. Abrazos.
ResponderEliminarCoincido con Pablo en que ese "cada marzo se encerraba en su primavera" es una imagen cargada de simbolismo y de una bella composición para trasladarnos una idea poética de la nostalgia, de los recuerdos. ¿Qué seríamos sin ella, sin ellos?
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", María Jesús, y mi enhorabuena por tu relato que nos sumerge en esos amores que aún mantenemos vivos a pesar de que nuestras vidas hayan podido ir por caminos diferentes.
Un beso.
Qué bien y cuánto nos has contado con tan pocas palabras, Mª Jesús. Qué importante es en la vida tener un espacio para la ilusión, aunque solo sea recordando un amor de juventud, y que nos has sabido transmitir con esa frase tan acertada. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarPrecioso,. y no es por desmerecer el resto del texto pero es que esto es soberbio.
ResponderEliminar"y cada marzo se encerraba en su primavera", y te lo comentarán cien veces, y serán pocas,
¡Y vivir cada día un instante de primavera!
ResponderEliminarPreciosa historia de amor, María Jesús.
Un saludo.
Albergar primaveras es lo que derrite los hielos del tiempo, lo que mantiene a raya al otoño mientras saboreamos el verano que nunca acaba.
ResponderEliminarAfortunada tu protagonista que disfrutó de su presente sin abandonar la nostalgia, cosa nada fácil.
Bonito relato, Mª Jesús.
Esos amores de juventud que alguna vez fueron reales, con el tiempo se convierten en un amor imaginario, que se va a vivir en la nostalgia. Un microrrelato muy bonito, narrado de una manera muy poética.
ResponderEliminarSaludos.
Sentimientos que son denominador común de casi todos. Nos has dado en punto débil.
ResponderEliminarMuy romántico. Me gusta.
Saludos
La juventud y la vejez son muchas veces un estado mental.
ResponderEliminarMuy bonito, qué secretos guardamos de nuestra juventud!!!! jejeje....
ResponderEliminarIncluso quienes han alcanzado una vida más o menos razonable y confortable, en cuanto a estabilidad, afectos y objetivos, tienen alguna carencia o la sensación de que tal vez, con otra persona, todo podría haberse compartido, una duda que siempre llevaremos encima, muy dentro de nosotros, sin atrevernos a confesarlo abiertamente. Buen relato, María Jesús.
ResponderEliminarUn saludo
Resulta paradójico que hayas colocado ese "finalmente" en el comienzo de algo, aunque al acabar de leer comprendes que ese casamiento ponía término a esa otra realidad que iba a permanecer oculta dentro del personaje para siempre. En mayor o menor medida todos tenemos ese "cuando nadie me ve" de la canción, pero tu protagonista alberga ni más ni menos que el amor, seguramente idealizado y con la ventaja de no haber sido puesto a prueba por el paso del tiempo, pero el amor al fin y al cabo, y me pregunto cuánto de placer y de dolor tenían esos "marzos" para ella.
ResponderEliminarMuy muy bonito, Mª Jesús, y perfectamente sintetizada en tan pocas palabras una vida entera vista por dentro y por fuera.
Enhorabuena y un abrazo.
Enrique.
Por cierto que mi próximo relato, para el 24, comienza con la misma palabra.
Tomó el camino marcado, sentar la cabeza y ser una persona de provecho, formar una familia y abandonar ideas alocadas. Es difícil mantener pasión y rebeldía con el paso de los años, pero si por lo menos queda algo en el recuerdo, siempre se puede revivir con los primeros brotes de primavera.
ResponderEliminarGran relato, muy bien contado. Un abrazo, Mª Jesús.
¡Precioso!, una aportación muy romántica la de este mes, Mª Jesús. Pero dile a tu viejecita que su secreto ha dejado de serlo...
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. En esta ocasión me va a ser complicado contestaros uno a uno, pero que sepáis que me han encantado todos. Un saludo, amigos.
ResponderEliminarMi querida Mª Jesús, cuánto romanticismo. Y qué sería de nosotros sin los recuerdos ... lo bueno que tiene es que con el paso del tiempo quizá los vayamos dando forma y adaptando a lo que nosotros queremos recordar. Coincido con Enrique en eso, que probablemente ese amor sea idealizado y cierto es que no ha sido puesto a prueba por el paso del tiempo, pero es amor y cada uno es libre de recordar lo que quiere y como quiere.
ResponderEliminarBonito relato que, a mí por lo menos, me ha trasladado a la adolescencia y me ha dejado con una sonrisa en la cara.
Un beso grande amiga.
Malu.