Crimen imperfecto
Cuando dejó de convulsionarse, el asesino le dibujó una palabra con su sangre en la frente. Después pareció pensarlo mejor y la borró, lamiendo con seductora calma su ya inerte piel.
Luis dejó el libro que estaba leyendo sobre la cama. No tenia más tiempo que perder: había un testigo.
Luis dejó el libro que estaba leyendo sobre la cama. No tenia más tiempo que perder: había un testigo.
Esto sí que es identificarse con el personaje de un libro, ¡¡¡pero literal!!! Me ha encantado, Gabardiella. Suerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gabardiella, la literatura ha sacado de la realidad a tu personaje, o se ha metido en otra realidad más apasionante. Gran micro.
ResponderEliminarSaludos.
Pablo
A eso se le llama meterse de lleno en un libro. A ver cómo soluciona el asunto ahora tu protagonista. :) Muy buen micro, Gabardiella. Un saludo.
ResponderEliminarTestigo de tantas historias, culpable de leer relatos de cincuenta palabras. Me gustó, esa sensación del lector.
ResponderEliminarYo veo otra posible interpretación, aunque igual ya ha sido insinuada antes. ¿Podría ser que el escritor hubiese plasmado en su historia un crimen idéntico al realizado por el lector? Sea como sea me ha gustado bastante. Enhorabuena, Gabardiella.
ResponderEliminarSaludos.
Enrique.