Cuando sólo la música queda
El silencio estaba sentado a mi lado. Le pregunté si le importunaría algo de música de fondo, de esa que a veces es lo único que hay mejor que él. Le pareció tan buena idea que al ponerla comenzó a tararear, aun sabiendo que se anticipaba a su propia desaparición.
Un bonito cuento, Ana, de esos que te dejan un regusto a melancólica sonrisa. Es una historia sencilla, pero contiene 'algo' que te hace pasear por dentro.
ResponderEliminarEs uno de los relatos más bellos que he leído últimamente. Gracias, Ana.
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EliminarRespondo demasiado tarde, lo siento. Mil gracias, Antonio. Siempre una satisfacción comentarios así. Que el silencio y la música sigan con nosotros a partes iguales.
EliminarUn saludo.
Ana me ha encantado. Menudo debut.
ResponderEliminarDe los que me gustan leer muchas veces.
Besote.
Pablo
Mil gracias, Pablo. Suelo leerte. Siento responder tan tarde. Besos.
EliminarCon una buena música, que se quiten todos los silencios.
ResponderEliminarUn micro que te obliga a imaginarte la escena...
Saludos, Ana.
Muy bueno, Ana, es un micro excelente. Suave, melodioso, incluso diría que hasta espiritual. Me ha encantado. Enhorabuena. Un saludo.
ResponderEliminarRespondo bastante tarde. Muchas gracias, Matrioska. Un placer.
EliminarEl silencio sabe apreciar lo bueno, tanto que hasta es capaz de sacrificarse por el arte.
ResponderEliminarBuen relato, Ana.
Un saludo
Bello relato, Ana, con un personaje tan necesario como prescindible, dependiendo del momento. Y bienvenida a este grupo.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y un cordial saludo. Y, por favor, tú no te mantengas en silencio. Sigue contándonos historias tan bonitas como esta.
Siento responder tan tarde. Gracias por el recibimiento, siempre un placer que guste. Un saludo.
EliminarBuen debut Ana. El silencio y la música es el mejor regalo que le podemos hacer a nuestros oídos y nuestra alma. Además la música es la conjunción de silencios y sonidos armónica y rítmicamente mezclados. O sea... un arte.
ResponderEliminarVa mi me gusta y un abrazo.
Precioso micro, Ana. ¡Bienvenida!
ResponderEliminarUn saludo.