El contable
Cada dos por tres se mete en camisas de once varas empeñado en buscarle tres pies al gato. Aunque le canto las cuarenta, él sigue en sus trece.
—¡A vivir, que son dos días! —me dice sin darse cuenta de que, con solo una mirada, me transporta al séptimo cielo.
—¡A vivir, que son dos días! —me dice sin darse cuenta de que, con solo una mirada, me transporta al séptimo cielo.
Querida Margarta: Cómo echaba de menos tus maravillosos microrrelatos con esos juego de palabras que tanto me gustan.
ResponderEliminarCada dos por tres leía tus seis micros deseando que llegara el séptimo. Hoy al fin nos has regalado tu séptima obra de arte que nos demuestra que tu ingenio es incontable pues, como tu imaginación, llega al infinito.
Enhorabuena por tus 350 palabras (de momento) llenas de magia.
Numerosos besos.
Pablo
Hola, Pablo, compañero de letras y virtual amigo. Aquí estoy, fiel a mi cita, más por egoísmo que por capacidad imaginativa, y es que estoy tan a gusto con vosotros...
EliminarVoy a nombrarte mi contable oficial: no había reparado en que ya son siete las historias enviadas, el número de las brujas, dicen. Voy a llamar a tu mago para que revuelva conmigo la marmita y le añada ese componente de dulzura fantástica que a mi se me ha terminado. Y mientras se terminan de cocinar las palabras, podemos volar en la escoba hasta tu desván del olvido y recuperar las recetas que un día alimentaron nuestra ilusión.
Besos infinitos.
Un contable que tiene dentro a un escritor de lo más creativo.
ResponderEliminarSeguro que a la mayoría ni se le ocurre, ni sabría hacerlo, pero tú puedes lograr, Margarita, que los fríos números lleguen a transmitir tanto como las mejores letras, robándoles incluso su protagonismo.
Un abrazo
Nunca sabemos lo que guardamos en nuestro interior; por suerte, todos tenemos "ángeles" a nuestro lado (y algún diablo también) que nos inspira, nos motiva, o que nos impulsa a reaccionar de la forma más insospechada y descubrimos, así, esa parte de nosotros mismos en la que nunca habíamos reparado.
EliminarY algunos pocos contamos con "ángeles" que nos escriben comentarios como el tuyo y nuestra felicidad tiende entoces a infinito.
¡Gracias!
Un abrazo.
Margarita, no sé si lo sabes, pero los contables tienen un peligro. El tuyo es un buen retrato de ello y demuestra tu ingenio. ¡Muy bueno!
ResponderEliminar¡Suerte!
Nicolás, te haré caso y tendré cuidado con los contables y con cualquiera que sea capaz de llevarme al séptimo cielo sin red de seguridad, al menos hasta que consiga aprender a volar; bueno, con cualquiera excepto con un chef con el que tengo un buffet pendiente.
EliminarCordiales saludos y gracias.
¡Cómo me gustan tus cincuenta palabras! Y, una vez más, no me has defraudado. Creativo, ingenioso y perfectamente hilado. Enhorabuena.
ResponderEliminarSé que te gusta leer más que escribir, así que tu comentario es un auténtico regalo. Y también sé que conoces bien al protagonista de mi historia, al hombre al que le cuento mi vida y con el que cuento cada día.
EliminarAquí te dejo un beso para él.
Una historia narrada con números. Números que cuentan una historia bien hilada, bien conducida, bien concluida.
ResponderEliminarDos formas de disfrutarla, con la forma y con un contenido repleto de optimismo, de ingenuidad, de vitalidad, de ternura.
Haces sencillo lo difícil, Margarita. Partiendo de la rigidez y limitación que imponen las frases hechas que contienen números, consigues una fluidez sólo al alcance del talento que, por suerte, has decidido compartir con nosotros.
Un relato de diez.
Enhorabuena. Un abrazo
Me gustan mucho tus comentarios, Antonio. Sé que me repito, pero es que me gustan mucho tus comentarios. Siempre añades una crítica a la forma, y eso los engrandece y nos enriquece a todos.
EliminarLe tengo un cariño especial a este contable porque, como bien dices, está lleno de vida y no se le pone nada por delante. Creo que sería capaz de irme con él hasta el séptimo cielo y más allá.
En cuanto a la rigidez de las frases hechas, las he metido en agua caliente varios días hasta que se han dejado malear como yo quería.
No sé si tengo talento o no (me gusta leer en tus letras que sí), pero de lo que no tengo ninguna duda es que me encanta compartir con vosotros.
Me quedo con ese diez. Y con tu abrazo. Y te mando otro de vuelta y un montón de gracias.
Desde luego, no se trata de ti. Que tú no eres una aburrida contable, comme moi, no. Tú eres una costurera. Abres la caja de los hilos, enhebras la aguja y ¡a hilvanar palabras o números o lo que se tercie!
ResponderEliminarMuy bueno, Marga.
Cada vez me cuesta más enhebrar las agujas, Patricia, pero cuando se me resisten, algún contable encuentro con mejor vista que yo que me ayuda a pasar el hilo.
EliminarY un secreto te cuento: los contables sólo son aburridos en las películas.
¡Gracias, zurcidora de fantasías!
Cuánta creatividad en esa cabeza Margarita!!!. Es genial como enlazas dichos y hechos... Del dicho al hecho apenas un trecho de cincuenta palabras jejejejej. Besazos y enhorabuena!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. En el séptimo cielo hay un montón de atajos y todo resulta más fácil. Bueno, todo no: la poesía se me resiste.
EliminarUn beso grande.
Lo leí en un dos por tres, son cincuenta las palabras, y es alegría que llega en múltiplos.
ResponderEliminar¡Gracias, Ricardo! Si de alegría se trata, lo mejor es multiplicar. Y para eso no se necesitan nociones básicas de contabilidad.
EliminarUn saludo.
Tu contable maneja números con la misma habilidad que tú lo haces con las palabras.
ResponderEliminarMuy bueno el juego que formulas, rematado con un final de lo más romántico.
Un abrazo, Margarita.
A pesar de la mala fama de las matemáticas, los números pueden llegar a enamorarte. Sólo hace falta tener un profesor que te las enseñe con cariño.
EliminarMuchas gracias por la formulación de tu comentario, Jose.
Un abrazo.
¡Me encanta, Margarita! Es cierto lo que dijo Pablo una vez, yo también sin leer tu nombre, ya adivino que se trata de uno de tus tan ingeniosos relatos.
ResponderEliminarUn beso,
Me defino como una aprendiz en busca de estilo, así que no imaginas lo feliz que me haces con tus palabras, Sandra. Constituyen una buena dosis de motivación para seguir intentándolo.
EliminarUn montón de gracias y un beso.
Si es que los contables son muy interesantes, aunque a simple vista parezcan muy cuadriculados, levantan pasiones, como a esta, tu protagonista, que la tiene enamoradísima. Y quizá sea desde ese séptimo cielo donde ha sido capaz de escribirle este texto tan especial, tan elegante y tan a tu estilo, que es excelente, querida Margarita.
ResponderEliminarGenial, como siempre, te mando un beso enorme.
Malu.
¡Ay, Malu, tú sí que sabes de contables! Y de pasiones que pueden con todo; tanto es así que, si te quedas sin tinta cuando estás en el cielo, puedes escribir con polvo de estrellas sobre la grupa de un unicornio. Eso me ha contado mi protagonista y yo la creo.
EliminarY a ti también, querida compañera textual.
Un gran beso.
Margarita, yo no soy contable ni los números me han atraido nunca, pero creo saber contar (que las reglas básicas más o menos las domino) y he podido contar hasta ocho frases hechas. Y no es nada fácil introducir esas expresiones o locuciones en un texto y que este tenga sentido y no termine siendo un maremágnum. Así que no puedo más que calificar tu relato con un ¡diez! y un ¡magnífico!
ResponderEliminarVa, por tanto, mi "Me gusta" y un caluroso saludo. Y un beso que puede valer por mil.
No entenderás de números, José Antonio, pero con este cálido comentario y tu calificación me has elevado también al séptimo cielo.
EliminarLas frases hechas tienen una ventaja que es precisamente eso, que están hechas, así que, un trabajo menos. Sólo hay que domarlas lo justo para que se acoplen y no entren en conflicto. Alguna hay que se rebela al principio, pero con el tiempo acaba cediendo a mis deseos, o más le vale porque si no, sabe que se queda fuera.
Aquí tengo todos tus regalos, el "me gusta", tu cálido saludo y ese beso que se multiplica; los guardo como el tesoro que son.
Un montón de besos y toda mi gratitud.
Esta es una entrada, en la página de 50 palabras, elevada a su máxima expresión. Muy bien contado, perfecto.
ResponderEliminarSaludos.
¡Muchas gracias, Beto! Sí, hay que hacerle un homenaje a esta página que lleva un número tan redondo en su nombre y que ha conseguido reunirnos a todos al calor de sus letras.
EliminarFeliz de recibir las tuyas.
Un saludo.
Qué ingenioso Margarita, se nota que te lo has currado, al menos a mí me lo parece, este no es de esos que salen así... sino que buscas y buscas hasta que consigues esto, tan bien montado.
ResponderEliminarUn abrazo y un "me gusta" por trabajadora... ;-)
No me cabe duda de que todos los que escribimos buscamos y retocamos y modificamos y tachamos, e incluso nos desesperamos, y volvemos a buscar hasta conseguir algo que se parece a lo que queremos porque, no sé tú, pero yo no suelo estar satisfecha casi nunca con el resultado. Así que me alegra doblemente que te haya gustado.
EliminarMuchas gracias, Rosy.
Un abrazo.
Cuando en el futuro se hagan clases de la historia del microrrelato, se dirá de este micro que pertenece a la época clásica de Margarita del Brezo, ya que contiene todos los elementos que le dieron fama y estilo.
ResponderEliminarUn saludo de corbata con los pies.
A esas clases de historia me gustaría acudir a mí, aunque quizá, para entonces, sea ya un cadáver exquisito.
EliminarY si ya tenemos a las Generaciones del 98 y del 27, seremos, salvando las distancias, la generación del 2000 que, en lugar de reunirse en un café de Salamanca o de Madrid, lo hacíamos en torno a la web de 50 palabras aprovechando los grandes avances tecnológicos en los que estábamos inmersos.
Hagamos, pues, que se diviertan los futuros estudiantes.
Por cierto, tú contarás, además, con una extensa y profunda tesis sobre el significado de la corbata en tus célebres escritos.
Quedo a sus pies, amigo Jean.
Solo cuatro palabras, genial.
ResponderEliminarHay momentos en los que escribimos demasiado sobre demasiado poco. No es tu caso, Salvador.
EliminarSolo un millón de gracias.
Y un saludo.
¡Fantástico, Margarita!
ResponderEliminar2x3 + 11 - 3 + 40 - 13 + 2 - 1 + 7 =
6 + 11 - 3 + 40 - 13 + 2 - 1 + 7 = 49
+ 1 Abrazo que te envío = 50 Palabras
Ü
Saludos.
Perfectamente resulta esa ecuación que formulas, Vicente, como tus historias traídas allende los mares por esa luna de tu avatar que siempre me ha fascinado.
EliminarTe reitero mi alegría de contar con tus caracteres y, además, con ese abrazo.
Un saludo.
Bueno, Margarita, menuda muestra de malabares, ilusionismo, taracea, orfebrería..., todos juntos y al servicio de una historia. Lo cierto es que no sorprende viniendo de ti, aunque esta vez el resultado es como para ser exhibido en una vitrina.
ResponderEliminarA mi no me extraña que esta pareja funcione como un reloj. A fin de cuentas, ¿qué diferencia hay entre contar y contar?
Mi más rotunda enhorabuena y un abrazo.
Enrique.
¡Qué mal acostumbrada me tienes con tus palabras, Enrique! Y si además me hablas de taraceas, con lo que me gusta la sonoridad de ese vocablo (y de cachivache), el séptimo cielo se convierte en paraíso con música de fondo celestial.
EliminarVamos a tener que hacer una colecta para que Álex compre más vitrinas. Y también un expositor grande, enorme e inmenso para colocar comentarios y afectos. Le podemos preguntar para ver si está de acuerdo.
Y tienes toda la razón: si hay amor, no existen diferencias entre el que lleva las cuentas y el que cuenta los cuentos.
¡Gracias rotundas! Y un abrazo redondo y orondo.
Un micro fantástico que has redondeado con el título. Muy bien escogidas esas frases, juraría que lo has trabajado a conciencia y eso se nota. Felicidades, Margarita, te han salido muy bien las cuentas. Un beso.
ResponderEliminarEl esfuerzo que supone ajustar una historia en 50 palabras para esta página queda más que recompensado con la calidad asegurada de los lectores que las reciben y su generosidad, Matrioska. Y tú eres una claro exponente de lo que digo. Y así es casi imposible que las cuentas fallen.
EliminarUn montón de gracias y un beso.
Me sumo a esta abundancia de elogios (un poco tardía, lo siento) tan merecidos por tu fantástica imaginación. Qué estupendamente nos has demostrado lo bien que conviven los números con las letras, claro que ya el título de esta página nos lo sugiere: “Cincuenta palabras”.
ResponderEliminarUn caluroso abrazo, María.
Nunca es tarde para un comentario, María Jesús, y mucho menos si es para decir que el relato te ha gustado.
ResponderEliminarEs verdad que los números y las letras tienen una gran relación y su buena convivencia es un fiel reflejo de la que tenemos nosotros aquí, en esta página, cada uno con su estilo a la hora de escribir y "todos para uno".
Gracias, muchas, y un cálido abrazo.
¡Bravo, Margarita! Infinitas felicitaciones.
ResponderEliminarMe las quedo todas, Notincgas. ¡Anda, y además son de colores, qué bien!
EliminarEncantada y agradecida de "contabilizarte" por aquí.
Saludos.
En un dos por tres has creado el relato del mes.
ResponderEliminaringenioso y provocador para darle al me gusta ahora mismo. Tienes unas letras fantásticas y lo demuestras en cada texto que te gusta regalarnos.
Un beso preciosa, la suerte ya va contigo.
Son tus letras las que me han provocado a mí una gran alegría, Mª Belén, y como los números de mi contable, me han transportado al séptimo cielo.
EliminarGracias, muchas gracias.
Un beso.
Ocurrente, sencillo, sincero y provocador al género. Buen relato Margarita.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me guardo todos esos adjetivos para seguir adelante, Isidro. ¡Gracias!
EliminarEncantada de verte por aquí.
Un abrazo.