El hallazgo
Bajo mi zapato descubrí un botón rojo de nuez de marfil. Nunca supe quién lo puso en la pasarela, ni cómo no cayó a la autovía. Lo recogí y salté a la acera para regresar a casa. Desde entonces, no he sentido más la tentación de subirme a la barandilla.
A las señales del destino hay que hacerles caso. Quizá el final de tu protagonista aún no estaba escrito. Ahora que ha decidido seguir adelante, no estaría mal que buscara la prenda a la que pertenece ese botón. Puede que se lleve una sorpresa.
ResponderEliminarMuy bueno, Jerónimo.
¡Saludos!
Gracias Micorrelate! Ahora que el botón lo ha aferrado a la vida seguro que podrá encontrar una prenda que le proteja un poquillo . Un abrazo
EliminarSi yo estuviese en el caso de tu protagonista guardaría para siempre ese botón, como muestra (como muestra un botón) de que una vez veló por él un ángel invisible para recordarle que, pese a todo, la vida merece la pena vivirse.
ResponderEliminarUn abrazo, Jero, tú sí que eres un hallazgo.
Gracias Ángel, por tu comentario siempre cariñoso. Hay que estar atento a los botones de colores que nos sujetan a la vida. Tú eres un experto en sembrarlos y ponerlos por escrito. Un gran abrazo
EliminarHola, Jero: tu personaje más que un botón de nuez de marfil tiene un botón de la guarda al que debe aferrarse y rezarle cada noche eso que cuando éramos pequeños recitábamos de carrerilla: botón de la guarda, dulce compañía, nunca me abandones, ni de noche ni de día...
ResponderEliminarSaludos y gracias por tu estupendo micro.
Pablo
Gracias por tus palabras Pablo. En los momentos de debilidad hay que sujetarse para no caer y seguir adelante. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarUn simple botón (eso sí, "rojo de nuez de marfil", que debe ser algo muy especial) consigue abrir la camisa de la vida a alguien que pensaba que iba desnudo.
ResponderEliminarEstupendo micro que deja entrever un hálito de esperanza cuando todo parece perdido.
Va mi "Me gusta" y un saludo muy cordial, Jerónimo. ¡Enhorabuena!
Gracias José Antonio! Hay que pulsar el botón que nos permita seguir conectados a la vida. Un abrazo!
ResponderEliminarHe ahí la importancia de no dejarse llevar por el primer impulso y de fijarse bien en las cosas. El más mínimo detalle puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
ResponderEliminarSaludos, Jero.
Gracias! Has leído con detalle el micro reparando en lo que no estaba a simple vista. Un abrazo
EliminarQué sorprendente y original tu relato, Jerónimo. Es toda una lección de vida contada con maestría. Me ha encantado, gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias Belén. Eres muy amable. Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo
EliminarJerónimo, ese botón es el comienzo de una nueva etapa que de sentido a su vida, y simboliza la importancia de las pequeñas cosas. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Salvador.Esa era la idea. Algo tan pequeño puede ser un punto de apoyo. Un abrazo
EliminarHe aquí un excelente ejemplo de la importancia de las pequeñas cosas y de la valía que se esconde tras cada detalle, por nimio que éste pudiera parecer. Aunque no comulgara con esa filosofía, tu micro me seguiría gustando. Suerte, Jerónimo.
ResponderEliminarUn saludo.
Mil gracias Fina. A veces un pequeño detalle nos abre la mente para captar lo más importante. Un abrazo
EliminarEstas cosas realmente pasan en la vida. Cuando crees que ya nada merece la pena, un simple botón, un simple rayo de sol o una simple palabra, pueden sacarnos del pozo más negro. Me ha encantado cómo has narrado esa certeza, Jerónimo. Un saludo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por el comentario. He robado un botón para que alguien lo encontrara. Un gran abrazo
EliminarUn botón que hace equilibrio en una barandilla es un detalle que debe llamar la atención y que obliga a poner otros pensamientos en la cabeza, incluso desistir de suicidarte, hace que te preguntes, ¿Cómo llegó allí? Algún supersticioso diría que es una señal. Buen relato, buena historia.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Beto. Me das una buena pista para escribirte otra historia. Un abrazooo
EliminarÉl no encontró el botón y se nos fue.
ResponderEliminarGracias por abrir un hueco al optimismo en tu historia.
Me gusta mucho tu relato.
Gracias.
Gracias Teresa. Más que optimismo quería plasmar que cual intento por pequeño que sea nos puede agarrar a la vida y alejarnos de los precipicios. Lastima que a veces no sea como en el relato. Un fuerte abrazo
EliminarGracias, Jero, por esta gran metáfora de la vida. Ese pequeño botón simboliza mucho.
EliminarGracias Teresa Un beso
EliminarEstá claro que existen los clavos ardiendo, y que se metamorfosean en botones rojos de nuez de marfil. Elegante, discreto, una obra de orfebrería en palabras talladas.
ResponderEliminarSaludos.
Eres muy amable Paloma. Más que orfebrería es agacharse sobre los pies para no pisar un botón. Gracias por tu comentario y un abrazo
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