El monstruo
Cada noche el mismo ritual. Esperaba a que su marido durmiese plácidamente, echaba el pestillo y atrancaba la puerta con una silla. En el colegio la leyenda era que un monstruo habitaba en armarios o debajo de las camas, pero en su caso venía de la habitación de sus padres.
Nunca se sabe donde pueden vivir los monstruos. Un relato contundente, con el valor de contar una realidad dura, sin nombrarla expresamente ni recrearse en sus detalles.
ResponderEliminarUn saludo
Dura realidad perfectamente contada sin necesidad de dibujar las imágenes. Muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo
Muchas gracias a los dos por vuestros comentarios. Por desgracia, lo vemos cada dos por tres en los telediarios etc., la realidad supera a la ficción.
ResponderEliminarStbn
Micro duro, que fácilmente supera la realidad, cuántos casos tan horribles como este y que no salen a la luz.
ResponderEliminarMuy bien contado.
Saludos.
Muchas gracias Rosy. Un saludo
EliminarCuando se engrasan los mecanismos de la imaginación con eficacia, como haces en tu relato, el resultado salta a la vista. Y duele.
ResponderEliminarSaludos.
Así es Paloma. Gracias por tu comentario. Un saludo
EliminarTerrible tener que vivir con miedo en tu propia casa. Muy bien narrada la historia, Stbn, lo haces con sencillez pero, a la vez, con contundencia. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Matrioska, eres muy amable. Un saludo
EliminarSe supone que la primera obligación de un padre es la de proteger a sus hijos de cualquier peligro. Estos casos son tan difíciles de entender y al mismo tiempo tan habituales... Qué horror de humanidad, a veces, y qué bien lo has reflejado.
ResponderEliminarEnhorabuena, Esteban, y saludos.
Enrique.
Muchas gracias Enrique.
ResponderEliminarUn abrazo
Stbn