El paraíso puede esperar
Allí sentado, repasó mentalmente el contenido de sus bolsillos. Unas monedas, las llaves, la cartera y, lo más valioso, una pequeña libreta. En sus cuatro hojas, muchos años de trabajo, las fórmulas del invento que cambiaría el mundo y le encumbraría. Pero..., en aquel portarrollos ya no quedaba papel higiénico.
¡Ohhhhh! ¿Y no llevaba un billete en la cartera?
ResponderEliminarMe tenías en ascuas para poder dibujar en mi mente ese lugar en el que estaba sentado y cuál sería el gran descubrimiento y... ¡qué gran sonrisa me has arrancado con las dos palabras finales!
Me ha gustado mucho también el contraste que produce un "gran investigador" que puede cambiar el mundo sometido a un problema escatológico "tan vulgar".
Saludos, Rafa.
Si llevaba billetes y eran de 50, es para pensárselo. Lo distinto que sería este mundo sin esos condicionantes biológicos.
EliminarBesos, Margarita.
Muy bueno, Rafa. Como suele ser habitual en ti, ingenioso y con un final sorprendente y divertido.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
Pablo
¿Eso de "habitual" lo dices para meterme presión en los próximos? jajaja. A veces salen así. Gracias, Pablo.
EliminarUn abrazo.
Entiendo que el protagonista tendrá que elegir entre cambiar el mundo o cargar con algún 'excedente' antes de encontrar otro baño con más medios.
ResponderEliminar¿Cuántos grandes inventos se habrán perdido por aquello de que lo primero es lo primero?
Buen relato, Rafa. Me ha gustado.
Un saludo.
Gracias, Antonio. Efectivamente, lo primero es saber gestionar las urgencias, de otra manera no hay progreso.
EliminarSaludos.
Un grave dilema que seguramente ha entorpecido grandes avances para la humanidad. Y es que el trasero tiene razones que el cerebro no entiende. Enhorabuena por el relato y tu fino humor, Rafa.
ResponderEliminarAsí es. La naturaleza muchas veces supone un impedimento para el progreso. ¡Qué se le va a hacer!
EliminarBesos, Belén.
Ingenioso, ocurrente y divertido. Para una vez que alguien iba a cambiar este desastre de mundo va y no hay papel. Siempre hay que tener un plan B. Muy bueno como siempre maestro. Un beso Rafa.
ResponderEliminarFíjate que yo siempre llevo un rollo de repuesto en el bolsillo. Pero no, grandes ideas ninguna.
EliminarBesos, Mª Belén.
Entonces ya sabemos por qué no se ha cambiado el mundo. ¡Lástima e inoportuna falta de papel!
ResponderEliminarGenial como siempre padrino.
Te envío mi like it y mi abraçada como vos decís.
Así es, ahijado, pequeños detalles que cambian el devenir de la humanidad.
EliminarForta abraçada.
Y aquí seguimos... a la espera de que algún genio nos sorprenda con la fórmula mágica que cambie este mundo, siempre que no le sobrevengan otras prioridades... y pierda los papeles. :O
ResponderEliminarSorprendente y divertido final, Rafa. Un saludo.
Gracias, Mª Jesús. El personaje tiene toda nuestra comprensión. Todos sabemos lo que es un apretón.
EliminarBesos.
Un cuestión de necesidad y de prioridades. Seguro que ese genio es capaz de volver a escribir la fórmula, pero esta vez mejor que lo haga en una pantalla, lo duplique en la nube y haga varias copias de seguridad por si acaso.
ResponderEliminarMuy divertido, Rafa. Un abrazo
Ahora está pensando en un sistema que evite la necesidad perentoria de papel en esas situaciones. Será otra forma de conseguir un mundo feliz ¿o no?
EliminarAbrazo, amigo Ángel.
Como decía Mafalda: "Lo urgente no deja tiempo para lo importante". ¡Qué bien lo has contado, y cómo me ha hecho reír! Es que no se puede ir por ahí cambiando el mundo si uno mismo tiene el "as de oro".
ResponderEliminarUn beso, Rafa.
Ya aparecerá otro genio sin necesidades tan mundanas o con capacidad para evitar imprevistos. Celebro tus risas.
EliminarUn beso, Sandra.
Frente a ese dilema, una alternativa es utilizar las medias o la ropa interior, así el mundo puede tener el beneficio de esa fórmula maravillosa. Rafa, ingenioso relato.
ResponderEliminarSaludos.
Si toma una de esas alternativas me quedo sin relato, Beto.
EliminarUn abrazo.
Pues no sé que es peor, que no pueda apuntar la solución del gran invento o que no pueda limpiarse debidamente...
ResponderEliminarSimpático y muy ocurrente relato, Rafael. El giro final hace que te salga una sonrisa pese a lo ridículo de la situación.
Va mi "Me gusta" y un saludo. Por cierto, ¿Dónde se puede poner la queja de la falta de papel higiénico?
Pues en ese establecimiento el libro de reclamaciones es, justamente, un rollo de papel higiénico. Una vez cumplimentada la queja sigue el procedimiento establecido.
EliminarUn abrazo, José Antonio.
Rafa, al igual que a Enrique quiero darte la enhorabuena por haber sido finalista ayer en Relatos en Cadena.
ResponderEliminarUn abrazo
Pablo
Muchas gracias Pablo. Mira que si llegamos a coincidir los tres. Por poco no ha sido así.
EliminarUn abrazo.
Mucha fórmula, mucha fórmula, pero no se le ocurre llevar unos clínex en el bolsillo. Muy gracioso e ingenioso, Rafa. Un saludo.
ResponderEliminarEl fallo estuvo en no mirar antes de sentarse.
EliminarGracias, Matrioska.
Saludos.
Me temo que seguirá siendo un don nadie, por ahora... aunque con el culete más limpio que una patena.
ResponderEliminarBuen micro, muy ingenioso.
Un abrazo
A lo mejor está rehaciendo las fórmulas. Eso sí, con un paquete de kleenex en el bolsillo.
EliminarAbrazos, Rosy.
Seguro que en esa casa viven adolescentes devorapapelhigiénico, que lo usan para todo, desde para limpiar los cristales de las gafas porque es más suave, hasta par dejar impoluta la pantalla del móvil. Seguro. Siempre tan divertido Rafa.
ResponderEliminarUn beso.
Sin ninguna consideración por el que pueda llegar después.
EliminarGracias, Paloma.
Un beso.
Ah, el destino de la humanidad en un esfínter desatado. ¡Qué metáfora más hiriente! Esperemos que cuanto menos el hombre tuviera buena memoria.
ResponderEliminarSe agradece el humor que sueles regalarnos, Rafa.
Abrazo.
A lo mejor tiene memoria pero igual no tiene ganas.
EliminarUn abrazo, Carles.
Rafa, felicidades por tu gran micro de Relatos en Cadena.
ResponderEliminarGracias, Margarita. No fue suficiente para pasar y es que ReC está muy caro.
EliminarUn beso.
Dura decisión, pero el título ya lo dice, el paraíso puede esperar. Hasta a los grandes genios les pasan estas cosas.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro de Relatos en Cadena.
Besos.
Malu.