El plusmarquista
Mi hermano fue el primero en poner el triciclo en dos ruedas y la bici en una y, así, en perder antes los incisivos. Más precoz en suspensos, en investigar la anatomía femenina. En borracheras. En morirse. Y en generosidad; solo hay que fijarse en las córneas de mis ojos.
Magnífico, Paloma. No se puede contar mejor la vida de una persona y mostrar, a la vez, el sentimiento de cariño que se le tiene.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besote.
Pablo
Gracias Pablo, otra vez un placer leer tu comentario.
EliminarAbrazote a juego.
¡Qué espléndido relato, Paloma! ¡Consigues compendiar en cincuenta palabras la vida acelerada de una persona y el agradecimiento de su hermano, que siempre iba detrás de él, por ese último acto, lleno de generosidad! ¡Y hacerlo de una manera tan soberbia! ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y un saludo muy cordial.
José Antonio, me dice el hermano pequeño que te envíe un fuerte abrazo de su parte.
EliminarYo te mando mi agradecimiento por leer mi relato y por comentarlo así.
Saludos sonrientes.
La plusmarquista eres tú, Paloma! Cincuenta pinceladas perfectas para crear un retrato. Me ha encantado el micro. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias María por el comentario.¡ Me gusta pintar retratos de letras!
EliminarUn abrazo.
Ohhhhh. Me impactó!!! Enhorabuena. Besos
ResponderEliminar:-)
EliminarMuchas gracias Carmen. Un beso.
Muy bonito, Paloma, sobre todo por su sencillez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Patricia, un gracias enorme.
EliminarY un abrazo.
Quería decir que: para generosidad, la de estos regalazos.
ResponderEliminarGracias, Paloma.
Bsss
Así, con comentarios como el tuyo, da gusto romperse la cabeza intentado cuadricular el círculo de dos vidas de ficción.
EliminarMás bsss para ti.
Una vida completa que culmina con ese acto de “generosidad”. Todos deberíamos ser donantes de órganos, muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Es cierto Beto, es una generosidad muy necesaria.
EliminarGracias por comentarlo.
Saludos cordiales.
Alguien que llega siempre el primero, que parece que vive dos veces mientras los demás sólo tienen una existencia, es lógico que, acorde con esa naturaleza, termine antes su trayectoria. Pero en realidad nada de esto, pese a ser peculiar, importa; lo que le honra es su generosidad. Un relato lleno de sencillez, profundidad y valores humanos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paloma, escritora
Los hermanos mayores, como yo, aunque lleguemos primero, pasamos gran parte de ese tiempo abriendo puertas, ventanas, caminos, horarios... tanto, que a veces pasamos por las experiencias de las que hablas como de puntillas, sin enterarnos del todo. Sin embargo, siempre hay hermanos pequeños dispuestos a apreciar ese trabajo de "desbrozado" de obstáculos,¡aunque no haya que donarles nada!
EliminarGracias por comentar
Otro para ti.
Me encanta ese toque humorístico del principio. Después nos llevas a ese final triste pero importante.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por descubrirlo Rosy, muchas gracias.Abrazo de vuelta para ti.
Eliminar¡Cómo me ha gustado tu relato, Paloma! Con un ritmo trepidante, nos dibujas toda una vida, ¡qué fácil es imaginar la de estos dos hermanos!
ResponderEliminarY si es cierto que los hermanos mayores nos abren los ojos, tú has ido mucho más allá.
Un saludo.
Margarita, me encanta el juego de ojos de tu comentario. Muchas gracias por compartirlo.
EliminarSaludos alegres para ti.
Sin duda, un número uno en todo. Un excelente retrato del personaje, Paloma. Felicidades. Un saludo.
ResponderEliminarQué bien sienta leer esto Matrioska. Gracias por permitírmelo.
EliminarSaludos alborozados.
Bonita la nostalgia siempre como recurso. Nostalgia que se percibe por encima del agradecimiento.
ResponderEliminarNostalgia que barniza incluso la envidia, sí, una nostalgia con aromas de fraternidad decalada en el tiempo y en las circunstancias.
EliminarGracias por comentar Johnny.
Lo ideal sería ir siempre por la vida haciendo caballitos sin perder nunca los dientes.
ResponderEliminarQué gran personaje has creado con tan poco, Paloma. Estupendo relato con final de impacto.
Enhorabuena y saludos.
Enrique.
Sí, ni los dientes, ni la inocencia que te lleva a pensar que no los puedes perder por muy fuerte que sea el golpe.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado.
Muchas gracias Enrique.
Saludos.
Impecablel. Contado perfectamente y la historia es abrumadora. O sea... ¡Genial!
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y un me gusta.
Me voy a dormir disfrutando con la sonrisa que tu comentario me ha sacado. Buenas noches y muchas gracias compañero de letras.
EliminarUn abrazo
Bonito relato, Paloma. A pesar de incluir una tragedia, respira buen rollo y creo que eso tiene mucho mérito.
ResponderEliminarSaludos cordiales
¡ Genial ! como todo lo que escribes. Como ya te dije un innovador en técnicas y generoso, a pesar suyo... supongo.
ResponderEliminarUn beso grande relatista.