El político sin sombra
Había una vez un político corrupto cuya sombra, abochornada, le abandonó. Durante un tiempo, el político corrupto vivió sin sombra. "¿Para qué la necesito?", se preguntaba. Sin embargo, un día, inaugurando una rotonda, advirtió que todos le señalaban y murmuraban. Acabó comprando una sombra china cuya desvergüenza estaba plenamente garantizada.
Ahora la venta de sombras chinas, ya sean genéricas o intercambiables. Sombras que son incapaces de reconocer a su dueños, sombras de un político entonces.
ResponderEliminar¡Los chinos y sus inventos! Vendiendo sombras desvergonzadas a los políticos corruptos se van a hacer millonarios. Yo, por mi parte, pondré un bar para sombras abochornadas que necesiten beber para olvidar a sus reflectores.
ResponderEliminarMe ha divertido mucho, Plácido, sobre todo la frase final.
Un saludo,
No sé si en los chinos las sombras desvergonzadas comparten estantería junto a los “preciosos” gatos de la suerte, lo que sí sé es que la vergüenza es de las pocas cosas que algunos indeseables jamás podrán comprar. Me ha gustado tu micro, Plácido. Un saludo.
ResponderEliminarUn exceso de sombras estos días me ha impedido llegar antes a la rotonda de tus letras, Plácido, pero por fin un "me gusta" va a tomar la próxima salida.
ResponderEliminarUn cordial saludo.