El precio de la traición
Desde que su mujer nos sorprendió juntos en la cama no he vuelto a verle. Echo de menos el suave tacto de sus manos y el brillo de sus ojos. Me pregunto cómo le habrá castigado. Yo, encerrado a oscuras, añoro contarle los secretos que ella oculta entre mis páginas.
La nostálgica voz de un intermediario entre las palabras no expresadas de ella y un distanciamiento que él no acepta, que quiere corregir de la manera más torpe.
ResponderEliminarLos diarios alivian pero son el premio de consolación cuando la voz no le encuentra un cauce al corazón.
Buen relato, Patricia.
Muchas gracias, Antonio B. Tú lo has dicho, torpeza o pura inventiva, imperdonable no saber aprovecharlas.
EliminarElla, él... y el libro, el confidente de los secretos más íntimos de esa celosa mujer. Indudablemente hay una disputa por seducir a ese hombre; a ver quién puede más. Y a ver en qué queda esa sanción por delito de alta traición.
ResponderEliminarUn original trío en discordia el que has ideado, Patricia. Me gusta, sí señor.
Un abrazo.
Gracias, MJ. Lo que no sabemos es qué se encontraba en el diario...
EliminarLa intimidad con la lectura, un acto donde se encuentran dos almas.
ResponderEliminarSí, Ricardo. Almas, tal vez, descubiertas por primera vez.
EliminarUn abrazo.
Ainsssssss... Yo tenía un diario a quien le contaba mis secretos, lo perdí en la última mudanza. Seguro que nos echamos de menos. Precioso micro Patricia. Besitos
ResponderEliminarYo también tuve un diario, pero me lo inventaba todo... y también lo perdí en una mudanza, creo...
EliminarGracias, Carmen y besos para ti.
Ay quién pudiera meterse en el diario de los sueños de la Richmond... Seguiremos soñando.
ResponderEliminarSueña, sueña, que como te cuente mis pesadillas vas a salir a nado de tu isla para pedir refugio en el Vaticano...
EliminarGracias y besos, Caballero Andante.
Pues tendrá que volvérselo a "robar", aunque me temo que no volverá a verle, pues ella lo tiene guardado bajo llave.
ResponderEliminarBueno no, buenísimo. Curioso micro, Patricia, original e imaginativo.
¡Enhorabuena!
Abrazo
Gracias, Rosy. Tú y yo sabemos que estos hombres se lo creen todo... y hay que castigarles convenientemente. Pero eso ya no lo escribí en ningún diario.
EliminarUn beso.
Que inteligente nuestra Patricia. Nos pone la trampa de la cama y... ¡Zas! Nos sorprende con que el relato lo está contando el diario. Patricia: de lo mejor del mes. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn besote.
Pablo
Tengo que contradecirte, Pablo. Estoy siendo jurado y puedo asegurar que es un micro del montón que forman el podio sobre el que sobresalen este mes un puñadico de relatos tan extraordinarios que hasta las palomas cantan emocionadas.
EliminarAbrazote.
Muy bonito, Patricia. Hay libros que guardan algunas de nuestras horas más dulces o llevan entre sus páginas marcas de nuestras lágrimas. Saludos.
ResponderEliminarAsí es, Vicente. Y si no estamos preparados para compartir lo que les confiamos, merecen el peor de los castigos. ¡Oscuridad!
EliminarLa de juego que puede dar un secreto bien guardado Patricia. Me gusta tu micro.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Paloma. Secretos compartidos, secretos traicionados, traiciones reveladas o misterios por resolver. Todo es posible.
EliminarAbrazo.
Había un programa en televisión cuando yo era pequeño, en esa época cercana al Pleistoceno, titulado: "Si las piedras hablaran". Ahora, gracias a ti, me entero de que los libros, aparte de tener una voz propia, también pueden ser testigos de recónditos secretos. Nunca imaginó Gutemberg que su invento tendría tanto que decir.
ResponderEliminarVaya triángulo de pasión que te has marcado.
Abrazos grandes
Ja, ja... A veces los libros hablan más de la cuenta... Pero aquí han traicionado todos a todos. Aunque el brillo de los ojos del chico me hace creer que ella no es tan mala y, a lo mejor, sólo ha estado soñando con la femme fatale que él sabe que no es.
EliminarEs que las traiciones ya no son como antes... uno espera que lo traicione el mejor amigo, la novia, el hermano, o por qué no ser uno mismo el traidor. ¡Pero que te traicione tu propio diario!
ResponderEliminarMe ha divertido mucho tu micro, Patricia.
Un beso.
PD: Acabo de quemar mi cuadernito.
Pues sí, Sandra, no hay derecho. Pero los tiempos han evolucionado y ya nadie busca diarios secretos, ahora se espía el wassap de la novia... eso me han contado, y no puede ser lo mismo, no.
EliminarUn abrazo.
Patricia, el relato me ha parecido superoriginal. El diario es personal e íntimo, cierto, pero tal vez el marido intenta conocer realmente a su mujer, sus emociones, sus anhelos. Tengo un pálpito: esto ha acabado en revolcón, reflejado, cómo no, en el diario; por algo son un trío, jajaja. Un abrazo.
ResponderEliminarJa, ja, nunca sabremos cómo terminó la historia, pero tu final me gusta. Que cada cual la acabe cómo quiera.
EliminarUn beso, Salva.
Querida Patricia, lo que tienen que contar todos los diarios, nos quedaríamos sorprendidísimos de los secretos que esconden.
ResponderEliminarMe encanta la historia del diario de ella que se enamora de él. Original y especial como todo lo que sale de tu pluma.
Un beso fuerte.
Malu.
Me están gustando mucho vuestras interpretaciones y la tuya, Malu, es preciosa. Un libro con las páginas en blanco que va escribiendo su secreta historia para enamorar a su único lector... La compro!!!
EliminarUna camioneta de besos.
Es que hay hombres que te leen como nadie. Y mujeres que escriben como tú. Y así es imposible no caer en la tentación.
ResponderEliminarDelicada fantasía que lleva tu firma, Patricia.
Un beso.
Muchas gracias, Margarita. Secretos, fantasías, estrictos castigos y vida para vivirla, como humanos o como libros, lo que nos haya tocado ser en este juego.
EliminarUn abrazo grande.
Un diario que añora ser leído por alguien que no lo ha escrito; un amante al que le brillan los ojos al descubrir la parte más íntima de su amada; una mujer que oculta secretos, y que castiga a sus amantes...Guau, no está nada mal para sólo cincuenta palabras, no señor.
ResponderEliminarUn beso nada traicionero.
Sí, menos mal que nuestro estricto gobernante sólo nos permite 50 palabras, que si no lío aquí un Guerra y Paz.
EliminarBeso recibido y devuelto, caballero.
Un diario está condenado a vivir en la clandestinidad, obligado a guardar los secretos que su dueño esconde. Muy bueno Patricia, hay mucha sutileza en este microrrelato. Dejo un me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Beto. Me ha gustado lo de la clandestinidad, que yo también me muevo en ella, escondida dentro de mi pseudónimo.
EliminarUn abrazo.
Secretos y confidencias en las páginas de un libro. Dices tanto en 50 palabras que da vértigo leerlo. Es bueno muy bueno Patricia, eres un As de las letras.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Muchas gracias, Belén. Me alegra que te haya gustado este as bajo mi manga de trilera tramposa. No más.
EliminarBesos sin trampa ni cartón para ti.
Qué bueno, Patricia. ¡Enhorabuena! Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska. Me gusta mucho tu nick.
EliminarUn beso.
Patricia, desde aquí y ahora exijo la inmediata puesta en libertad de ese diario, que todavía tiene muchas cosas que contarnos.
ResponderEliminar¡Libertad, sin ira, libertad!
Va mi "Me gusta", porque así ha sido, y mi reconocimiento por tu escritura, que consigue llevarnos por la senda de lo sorpresivo para terminar en el punto de lo desconcertante. Gracias, amiga. Un beso.
No sé yo, J.A. Lo voy a dejar un poco más en el escobero, donde sé que mi chico nunca husmea, para que aprenda a disimular si lo encuentran.
EliminarGracias y besos para ti.