El prestamista involuntario
Busqué la muerte, una vez muerto busqué mi corazón. ¿Quiénes eran ellos para entregarlo sin mi consentimiento?; nunca quise ser donante.
Vi al hombre abrazado a una mujer y una niña de rizos rubios acurrucada en su regazo, y comprendí que mi corazón, mil veces roto, merecía conocer la felicidad.
Vi al hombre abrazado a una mujer y una niña de rizos rubios acurrucada en su regazo, y comprendí que mi corazón, mil veces roto, merecía conocer la felicidad.
Gran título, grandes palabras escogidas, gran historia, gran mensaje, gran relato. De los que duran en la mente del lector.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Salvador.
GGracias por contarlo tan bien.
Un abrazo.
Pablo
Pablo, si el relato se recuerda, aunque solo sea un instante, es ya un premio. Muchas gracias por tus amables palabras. Un abrazo.
EliminarA menudo no somos conscientes de que al donar órganos, o sangre, realmente se donan segundas oportunidades.
ResponderEliminarLa felicidad propia es imposible sin antes producir felicidad en los demás.
Todo esto cuenta tu relato, Salvador. En sólo dos párrafos. Enhorabuena.
Antonio, totalmente de acuerdo contigo, la felicidad hay que darla, compartirla y luego disfrutarla. En cuanto a las donaciones, por suerte, vivimos en un país con un alto porcentaje. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.
EliminarEspléndido!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Patricia, feliz de que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarSalvador, me sorprende gratamente la historia que has escrito. Mi participación (a publicarse en los próximos días) de este mes, en 50 palabras, gira en torno al mismo tema, muy bueno éste. Un microrrelato con mucha sensibilidad.
ResponderEliminarSaludos.
Beto, un honor que nuestra imaginación haya coincidido en este tema. Muchas gracias por tus palabras, y esperando ya tu seguro buenísimo relato. Un abrazo.
EliminarDeja una sonrisa al terminar de leer el relato.
ResponderEliminarRicardo, muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarUn corazón mil veces roto que al final, aunque haya sido de forma indirecta y a través de otra persona, ha conseguido el objetivo de hallar el amparo que siempre necesitó. A través de su muerte ha obtenido lo que no logró en vida, insuflar vida y cariño en otros, aunque haya sido de forma involuntaria. Misteriosos son los caminos por los que discurre nuestro corazón, un concepto y una realidad que tú has sabido plasmar en este buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo, Salvador
Ángel, como siempre, desmenuzas el alma del relato a la perfección. Muchas gracias por tus amables palabras. Un abrazo.
EliminarMe gusta mucho lo que cuentas y cómo lo cuentas. Hace pensar y sentir y eso me gusta. Felicidades por este micro, Salvador. Un abrazo.
ResponderEliminarMatrioska, si mi relato te ha hecho pensar y te ha tocado alguna fibra emocional, es para mí el mejor de los premios. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.
EliminarGran idea sobre la que has construido tu relato. Una persona que ha sufrido, que ha buscado la muerte, revive de algún modo en otra que le dará una segunda oportunidad, le hará ver el mundo bajo otro prisma.
ResponderEliminarEnhorabuena, Salvador. Un abrazo.
Al final, su vida y su muerte no han sido baldías. Muchas gracias, José, por tus palabras. Un abrazo.
EliminarUna mirada profunda a un tema peliagudo. Las donaciones de órganos, una asignatura pendiente para el ser humano.
ResponderEliminarTú lo has contado y llevado de forma magistral. Te dono un "me gusta" como una catedral....
Un abrazo
Rosy, aunque creo que España es un país puntero en donaciones, la sociedad no está del todo concienciada del bien que se puede hacer con ese último acto de generosidad. Muchas gracias por tus amables palabras. Un abrazo.
EliminarUn préstamo para toda la vida, o más allá de la muerte, o...
ResponderEliminarCon una historia como la tuya no me cabe ninguna duda de que hay vida después de la muerte. Y esperanza para que sanen las heridas, siempre.
Un saludo, Salvador.
Margarita, creer en la vida después de la muerte ya es cuestión de fe, lo que sí que es una certeza es que da vida a otras personas. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.
EliminarBuscó la muerte y halló...la vida; un corazón vacío que termina llenando la existencia de otros corazones.... ¡Qué bellas paradojas encierra tu relato, Salvador!
ResponderEliminarSaludos cordiales
Cierto, la muerte da continuidad a otras vidas, una paradoja llena de altruismo, y, además, creo que es una decisión valiente. Muchas gracias por tus amables palabras. Un abrazo.
EliminarUna muerte que da paso a una vida, no puede ser más bonito.
ResponderEliminarUn beso Salvador.
Malu.
Malu, con su muerte facilita una felicidad que no pudo conseguir en vida. Muchas gracias por tu visita y palabras. Un abrazo.
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