En deconstrucción (Serie micro-cromática: Amarillo)
Vio su rostro reflejado en la botella que sostenía. Los destellos ambarinos de la ambulancia le conferían un tono más bilioso de lo habitual.
Últimamente, su vida se había convertido en un desvío permanente hacia ningún lugar. Se palpó el hígado y supo que su provisionalidad terminaba en aquel callejón.
Últimamente, su vida se había convertido en un desvío permanente hacia ningún lugar. Se palpó el hígado y supo que su provisionalidad terminaba en aquel callejón.
Destruirte poco a poco, inexorablemente, y a la vez ser consciente de tu deterioro hasta ese punto sin retorno que tan bien refleja tu color. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarLa paradoja que encierra ser consciente de la autodestrucción y, al mismo tiempo,ser incapaz de salir de esa senda es un tema que me fascina.
EliminarGracias por comentar, Salvador, y otro abrazo para tí.
Gran micro, Notincgas.
ResponderEliminarMe pregunto qué le llevó a tu protagonista a autodestruirse a base de alcohol sacando el amarillo bilioso a pasear por su cuerpo. Me ha gustado el detalle de mirarse en el reflejo de la botella de suero. Encierra muchas miradas a otras botellas de otro contenido.
Muy buen micro, amigo. Como siempre te has lucido.
Un abrazo.
Pablo
Gracias por tus amables palabras, Pablo.
EliminarEn este caso, y siguiendo el hilo argumental de la serie, la causa podría ser perfectamente la pérdida de la persona amada y la soledad, pero que cada cual vista a la fiera como quiera.
Abrazo.
Tremendo relato que cuenta mucho más que lo que dicen sus palabras. Me pareció magistral. Enhorabuena.
ResponderEliminar¡Uou! Gracias,Belén.
EliminarUn saludo cordial.
Las adicciones, esos viajes a ninguna parte con la brújula de la autodestrucción como único equipaje. Bien elegido el color, Notincgas. El amarillo, el color del aviso, el color que acaba sacando el verde o te conduce al fundido en negro.
ResponderEliminarBuen relato.
Un saludo
El amarillo con el que la enfermedad pinta el cuerpo; y también el amarillo, como el de la bilis, con el que la amargura pinta el alma.
EliminarSaludos, Antonio. Leer tu comentarios es un gran placer.
Algunos se empeñan en trabajar en contra de sí mismos, como si ya no lo hicieran bastante la vida y las circunstancias. Todos estamos aquí de forma provisional y lo sabemos, nos irá mejor o peor, pero no es cuestión de acelerar el proceso. El color del hígado enfermo de un bebedor, contado como tú lo haces, me parece un amarillo muy logrado para tu particular arco iris de letras.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay sabiduría en tus palabras, estimado Ángel, pero la naturaleza del ser humano es imperfecta y, a menudo, no atiende a razones.
EliminarAbrazo fuerte.
Las adicciones no solo minan los cuerpos, antes de llegar a eso, acaban destruyendo al ser humano. Cuántos han dado su última batalla en un triste callejón. Un micro duro pero muy bien narrado, Notincgas. Un saludo.
ResponderEliminarEn algunos casos, la adicción es sólo el arma que uno elige para su destrucción, pues la decisión ya está tomada de antemano; y hay personas que smplemente llevan la semilla de la autodestrucción grabada en su ADN.
EliminarGracias por comentar, Matrioska, y un saludo cordial.
Acabar tirado en un callejón agarrado a una botella, iluminado por los tristes centelleos de una ambulancia no es el mejor de los finales. Nos has presentado la tragedia representada por la palidez amarillenta de ese rostro enfermo, pero con una gran elegancia al narrarlo. Me ha encantado, Notincgas.
ResponderEliminar¡Suerte! Un abrazo.
En efecto, María Jesús, no es un final heroico, sino más bien todo lo contrario.
EliminarMe alegran mucho tus plabaras, porqué reflejan perfectamente lo que quería transmitir con el relato, y al parecer, como mínimo en tu caso, lo habría conseguido.
Abrazos, María Jesús.
*Este comentario de Beto había sido eliminado por error*
ResponderEliminarExcelente manera de contarnos la deconstrucción, esa deformación de la vida de un ser humano que se pierde en el alcoholismo. Muy bueno.
Saludos.
Celebro que te haya gustado, Beto.
EliminarGracias por comentar y saludos cordiales
Un hígado destruido, el refugio de una botella, la soledad de un callejón, una ambulancia que acaba de llegar (¿demasiado tarde?)... Son el conjunto de elementos que me han hecho ver, en cada una de las cincuenta palabras que nos has dejado, esos destellos amarillentos que son la base de tu relato y el color que has elegido para esta ocasión.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", Notincgas, y mi reconocimiento personal por seguir una línea de colores que con cada uno de ellos has sido capaz de sorprendernos muy gratamente.
Saludos.
Más que halagado, me siento honrado por tus palabras.
EliminarMuchas gracias, José Antonio.
Un abrazo.
Consigues unas imágenes tan bellas con tus palabras que el dolor es más liviano.
ResponderEliminarAún así, no puedo dejar de pensar en este hombre que salió de su casa con tan solo una maleta y a punto estuvo de completar el arco iris con el que nos deleitas. ¿Qué será ahora de esa chica que comenzó su vuelo en la plaza del pueblo?
Notincgas, me tienes en ascuas. Amarillas.
Un cordial saludo.
La chica, mi querida Margarita, fue víctima de la sinrazón naranja de la guerra y ahora quizás sigue volando por el cielo convertida en ceniza.
EliminarSaludos cordiales,
¡Vaya! Por alguna extraña razón no pensé en ella al leerlo. Pues ahora...
EliminarQué poco de amarillo tiene este micro, y sin embargo, su reflejo se palpa, con esa ambulancia.
ResponderEliminarYa sabes que me gusta cómo escribes.
Un abrazo
Imagínate, por favor, un emoticono sonrojado y contento. Así estoy yo.
EliminarAbrazos, Rosy
¿Sabes que el amarillo también es el color de la envidia? Pues eso, que ya sabes como estoy. Bromas a parte, me gusta el tono, el ritmo y la historia. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias a tí por comentar, Paloma.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Estupendo también el amarillo, Notincgas, tanto por el tema y la bella forma que ha logrado darle como por su capacidad para hacernos pensar. A mí también me fascina esa paradoja que apuntas arriba, y pienso que son infinitas las causas que nos pueden llevar hasta esa conducta de auto destrucción que a menudo implica cierto desprecio hacia la propia vida. La existencia es tan azarosa, y tan injusta a veces... Enhorabuena por todo y un abrazo.
ResponderEliminarEnrique.
No sé por qué, pero el ser humano tiene cierta tendencia a la autodestrucción, como individuo y como especie.
ResponderEliminarHay otro tema enlazado con este, que es el de la incapacidad para alcanzar la felicidad, y aunque también es cierto que si las circunstancias no acompañan, la vida puede llegar ser una fuente de desdicha, opino que es mejor afrontar la vida con otro amarillo, el de los limones. Ya sabes, "si el cielo sólo te da limones, hazte una buena limonada".
Gracias por comentar, Enrique y un abrazo cordial.
Duro y muy bien contado. Me gusta tu relato. Abrazos!!!
ResponderEliminarGracias, Carmen.
EliminarAbrazos
Amarillo final en tu relato. Destrucción total de su persona. De forma magistral nos has narrado el deterioro de su persona.
ResponderEliminarHaces buenas letras y con esta historia en 50 palabras lo demuestras. Felicidades por ello.
un beso y añado un abrazo Notincgas.
Me quedo con el beso y el abrazo, y te los devulevo multiplicados por dos, pero por sobre de todo, me alegro de que te haya gustado.
EliminarMuchas gracias, Mª Belén.
Cuando las vidas se convierten en un desvío permanente hacia ningún lugar poco se puede hacer para reconducirlas. Aunque bien es cierto que del amarillo se puede pasar al rojo o al verde, pero en este caso es hacia la oscuridad más absoluta.
ResponderEliminarYa le he puesto a otros compañeros que voy tarde este mes, pero este amarillo merece todos los elogios del mundo porque es grandioso.
Un beso y que no acabe esta serie, mira que nos inventamos colores, eh? Siempre han dicho que entre el blanco y el negro hay muchos tonos de grises, no?
Malu.
Este mes de junio que ahora termina yo también he andado muy ocupado en otros asuntos y también he ido tarde, no ya sólo en comentar, sino incluso en leer!!!, Así que te comprendo perfectamente y, valoro aún más que, pese a todo, hayas querido compartir tu tiempo conmigo, comentando mi relato.
EliminarAsí que, muchas, muchas gracias.
En cuanto al fin de la serie, pues te avanzo que sí, que en breve tendremos el desenlace definitivo.
Un beso grande, Malu.