Espejo
Mañana amanecerá con una cana nueva. Se acercará a mí, me la enseñará y, con amargura, se quejará de que la edad no perdona. Después se lavará la cara y comenzará su ritual hasta verse guapa. Entonces me sonreirá y yo haré lo que mejor sé hacer: devolverle la sonrisa.
María, nuestro reflejo que bien nos conoce y cómo nos cuida. Un microrrelato muy original, a mitad de la ternura y de la magia. Me gustó mucho.
ResponderEliminar¡Suerte!
María, tu forma de escribir me fascina, tus historias me apasionan, tu originalidad me enamora...Cuando veo tus relatos , antes de leerlos, sé que serán buenos y nunca me equivoco.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por otra joya!
Besote.
Pablo
Ese espejo que pone de manifiesto el paso del tiempo, nuestra angustia por sabernos efímeros y nuestros intentos por tratar de ser eternos.
ResponderEliminarUn abrazo, María
Qué bien contado el papel de ese sincero y fiel confidente.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, María.
Un saludo.
Muy bonito.
ResponderEliminarPrecioso ese espejo, auténtico reflejo de los monólogos que nos traemos entre manos, imprescindibles para recibir con una sonrisa el día que nos espera al salir del baño.
ResponderEliminarY preciosas tus palabras cercanas, y tus historias cotidianas, y tu imaginación que no envejece.
Un beso desde el otro lado de la luna.
Una historia que esconde la resignación por el paso del tiempo y la acogedora ternura con la que nos acogen quienes nos quieren.
ResponderEliminarBonito relato, María. En él se ve más allá del espejo.
Un saludo
Esos espejos que siempre nos devuelven lo que les damos. Lleno de encanto cómo cada uno de tus escritos. Enhorabuena guapa. Besitos
ResponderEliminarEl espejo puede ser amable o cruel, es su manera de reaccionar a como nos presentamos frente a él. Excelente.
ResponderEliminarSaludos.
Me ha gustado mucho esa imagen del espejo devolviendo la sonrisa. Un micro estupendo, María. Un saludo.
ResponderEliminarLo mejor es que el espejo se cree muy importante, pero... La sonrisa es nuestra!!!
ResponderEliminarMuy bonito, María.
Espléndido tu relato, María, donde el espejo nos cuenta la complicidad que mantiene con quien se mira en él para observar el inexorable paso del tiempo, del que nadie está a salvo. Y podría parecer que es cruel, si bien simplemente se limita a devolver el reflejo de quien se asoma a su cristal.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y un saludo muy cordial.
Muy original y bien contada esta historia desde el punto de vista del más sincero de nuestros amigos, aunque a veces nos duelan sus palabras. Como Matrioska, creo que lo has resuelto estupendamente.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, María.
Enrique.
Qué lástima que algunos humanos no tengan esa capacidad empática de los espejos¿verdad? Me ha gustado tu relato, y dejo constancia de ello.
ResponderEliminar:-)
Al fin y al cabo el espejo refleja, y como el algodón, no engaña.
ResponderEliminarMe ha gustado
Un abrazo, María.