Los recuerdos
Los policías veteranos me advirtieron de que iba a descubrir perversiones que no debería dejar entrar en mis recuerdos. Aun así me costó creer que las fotografías almacenadas por el detenido en su ordenador fueran verdaderas. Tampoco sé cómo olvidar la mirada de los niños que pude ver en ellas.
Qué facilidad para contar sin decir, Cadillac.
ResponderEliminarMe quedo con un gran recuerdo de tus letras.
Un saludo.
Gracias, Margarita. Qué amable tu comentario. Me gusta cómo lo has descrito.
EliminarSaludos.
Muy duro el acostumbrarse a no recordar ciertas cosas.
ResponderEliminarMuy bueno, Cadillac.
Un abrazo.
Pablo
A veces es imposible acostumbrarse, por mucho que lo deseemos.
EliminarGracias por el comentario, Pablo.
Saludos.
Qué gran esfuerzo para un profesional, bregar con según qué cosas... expones muy bien esa difícil tarea.
ResponderEliminarEnhorabuena, me ha gustado.
Gracias, Rosy. Sí que debe ser difícil esa tarea.
EliminarSaludos.
Un trabajo para el que no todos estaríamos capacitados. Es bueno reconocer a esos profesionales que, para perseguir la maldad y la depravación, han de meterse de lleno en el fango. Muy bien contado, Cadillac. Un saludo.
ResponderEliminarNo creo que haya muchos capacitados para soportar un trabajo como este. Gracias por el comentario, Matrioska.
EliminarSaludos.
Por mucha profesionalidad que se tenga, algunas cosas sobrepasan todo límite y no son fáciles de digerir para nadie. La memoria es una gran aliada, pero también puede ser una terrible enemiga.
ResponderEliminarUn saludo
A veces hay recuerdos que no son fáciles de digerir. Como dices, Ángel, puede ser una terrible enemiga. Gracias por el comentario.
EliminarSaludos.