Los viajes de Paula (I)
Paula volvió a pasar por allí, pero esta vez se quedó un rato. Acababa de decidir que le gustaba la vieja estación abandonada. Podría pasar noches enteras allí, en penumbra, viendo cómo los trenes desfilaban sin pararse. Así se sentía. Todo el mundo pasaba por su vida.
Nadie se quedaba.
Nadie se quedaba.
Curioso viaje el de Paula. Viendo pasar los trenes que nunca se paran en la estación. Al igual que en su vida: parece que todos los trenes se le escaparon. Esperemos el siguiente paso de la vida de Paula.
ResponderEliminarMuy bien contado, Wayne.
Un abrazo.
Pablo
Como siempre, un gusto que el primer comentario sea el tuyo, amigo Pablo. Créeme que yo también tengo ganas de ver cuál es el siguiente paso de Paula.
EliminarUn abrazo.
Un relato cargado de tristeza y soledad contado con unas palabras que pesan.
ResponderEliminarAl igual que Pablo, estoy deseando saber si Paula cambia de estación.
Un saludo, Wayne.
Gracias por el comentario, Margarita. Veremos dónde va Paula en su próximo viaje.
EliminarUn saludo.
Vaya con Paula. Lamenta su soledad, pero no duda en acercarse a una estación abandonada. Un conflicto en toda regla. Veamos como se resuelve.
ResponderEliminarSuerte, Wayne.
Me parece que la vida de Paula, al igual que sus viajes, va a estar cargada de conflictos.
EliminarUn saludo.
Me gustan los trenes y las estaciones... Es triste pero esperemos que alguien pase por la vida de Paula o que ella decida coger algún tren que pare en la estación. Un abrazo y mi enhorabuena, me gusta mucho.
ResponderEliminarVeremos si Paula sigue perdiendo trenes o se decide a coger alguno. Gracias por tus palabras, Carmen.
EliminarUn saludo.
La soledad la única pertenencia imperecedera. Estas letras me hacen compañía en la visión lejana a una estación de trenes que mi infancia albergó.
ResponderEliminarTodos tenemos estaciones abandonadas en nuestro pasado, Ricardo. Gracias por el comentario. Un saludo.
EliminarMe temo que, por lo que sugiere el título, Paula tendrá que hacer, tarde o temprano, algo más que ver pasiva los trenes pasar. La soledad no siempre depende de las decisiones de los demás. Muy buen micro, Wayne. Un saludo.
ResponderEliminarLa soledad bien reflejada en una estación abandonada y en un paso, imaginario, de trenes-personas que la protagonista no termina de coger o que, ni tan siquiera, se paran delante de ella.
ResponderEliminar¿Llegará algún día el tren-persona que sí la recoja y la lleve a ese destino que espera y que de momento no hay atisbo de que aparezca?
Va mi "Me gusta" con el deseo implícito de que al 1 le siga un 2 y nos aclares, Wayne, esos viajes que, por el momento, Paula no hace.
Un saludo muy cordial.