Paciente
¿Cuántas veces lo imaginaste muerto antes de que enfermara, antes de que la rabia de sus ojos se tornara en miedo y esa violencia arraigada en sus entrañas fuera drenada a base de sondas? Ahora, viéndolo postrado, impotente e inmóvil, ahora, sin ninguna duda, merece la pena esperar. Que sufra.
Es lo que tiene la Justicia Universal, que actúa sólo cuando le da la gana, pero si lo hace, lo pone todo en su justo lugar.
ResponderEliminarAplausos, Ignacio.
Es de Justicia Universal que te de las gracias, además de por comentar, por dejarnos perlas siempre en pequeñas dosis. Sabes que soy tu humilde seguidor.
EliminarNos leemos.
La dulzura amarga de la venganza. Nos haces transitar por ella con una tranquilidad demoledora y describes con lirismo la forma en la que se licua la sólida violencia en líquido miedo.
ResponderEliminarEs un gran relato Ignacio, escrito con elegancia, por eso destaca tanto la tosca visceralidad del la frase final.
En mi modesta opinión, uno de los 3 mejores relatos de este mes. Enhorabuena
Casi me gusta más tu comentario que mi relato. Yo no podría igualarlo.
EliminarGracias sinceras.
Ese personaje tiene que haber sido terrible para que sólo una dura enfermedad sea capaz de aplacar su rabia y violencia, para que quien deseó su muerte contemple complacido su sufrimiento, sin una pizca de piedad.
ResponderEliminarUn relato impecable, como su autor, e implacable, como sus dos personajes.
Un abrazo, Ignacio.
Gracias por el adjetivo que me aplicas, Ángel. Si hay alguien metódico, constante e impecable ese eres tú.
EliminarY como sé que lo analizas todo: ¿y si el que espera que sufra no muestra piedad porque es igual a él? Que conste que no es la intención con la que lo escribí, que es parecido a lo que cuentas, es que ahora releyéndolo, curiosamente, me asaltan otras interpretaciones.
Abrazo. Nos vamos leyendo.
Enhorabuena, un gran relato.
ResponderEliminarGracias, Tony.
EliminarIgnacio, me viene a la mente la muerte de un jefe mafioso que no ha pagado sus pecados y una de sus víctimas ve cómo, finalmente, se hace justicia para él.
ResponderEliminarGran relato.
Pablo
La venganza es un platillo que se degusta en frío y para paladares que saben esperar.
ResponderEliminarTan bueno, que impresiona.
ResponderEliminarFelicidades.
Hay un refrán popular que dice eso de "A todo cerdo le llega su San Martín". Solamente hay que tener un poco de paciencia...
ResponderEliminarMe ha gustado el título por su doble sentido. Así que va mi "Me gusta" para tu relato y un saludo cordial para tí, Ignacio.
Suerte y enhorabuena.
¡Uauuuh fuerte!
ResponderEliminarGrau, suerte!
Justo final, como dice el refrán: “A cada cerdo le llega su San Martín”. Muy bien retratada la maldad del verdugo y el sentimiento de la víctima de que se haga justicia sin convertirse él mismo en verdugo. Muy bueno, Ignacio. Un saludo.
ResponderEliminarOjalá tú también seas paciente, Ignacio, y no te importe que llegue tan tarde a decirte cuánto me gustan tus palabras.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Nunca es tarde si lo que dices es bueno!
ResponderEliminarGracias.