Y mañana, resurrección
No sería un día peculiar para ella. Se levantó medio dormida. Dejó el desayuno a la mitad. Trabajó hasta media noche. Caminó a pie la mitad del camino de vuelta a casa; la otra mitad, andando. Llegó medio muerta al portal. Murió del todo bajo las sábanas.
Y mañana, resurrección.
Y mañana, resurrección.
La vida a medias, seguramente la principal causa de muerte , y vuelta a empezar.
ResponderEliminarDicen que hay tiempo para todo. A mí me han llegado a recomendar que repita este concepto como un mantra, y así se cumplirá, pero el día tiene las horas que tiene y cuando termina caemos en que nos hemos dejado mucho por el camino, entre otras cosas, vivir.
ResponderEliminarUn saludo
Con todo, alegría, que a fin de cuentas es mejor media vida que ninguna y, como enseña el relato, al día siguiente todo vuelve a comenzar y todo vuelve a ser posible.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Para muchos la vida es un poco así, cada día la misma rutina, se podría decir que es una vida en modo “autómata”. Me ha gustado cómo has contado el micro, Universo. Un saludo.
ResponderEliminarLa vida merece la pena aunque sea a medio gas pareces decir. Por la mañana de nuevo empezar.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, me despisté con el día de publicación, que era para hoy día 15, así que no los he visto hasta hoy. Hay mucho de mitad y totalidad. Vivimos a la mitad, pero morimos del todo. Parece más bien una tortura eso de resucitar al día siguiente en estos casos.
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